El viaje turbulento del documental No Other Land, dirigido por los activistas palestinos e israelíes Basel Adra, Hamdan Ballal, Yuval Abraham and Rachel Szores, es un buen resumen de los tiempos que corren: ganó el premio del público en el Festival de Berlín de 2024, fue aplaudido a rabiar en Toronto, en París, en Nueva York, y terminó llevándose el premio Óscar en su categoría en la ceremonia de principios de este mes, pero no solo le ha sido difícil conseguir distribuidores en el mundo, y ha abierto una discusión sobre la censura luego de que el alcalde de Miami Beach tratara de evitar su proyección, sino que ha puesto en peligro a sus realizadores.
El lunes pasado, el codirector palestino Ballal fue arrestado en una ambulancia en Massafer Yatta, por fuerzas israelíes, luego de haber sido golpeado por un grupo de colonos: "Los soldados irrumpieron en la ambulancia que había llamado y se lo llevaron", escribió, en X, el codirector israelí Yuval Abraham. "No hay rastro de él desde entonces". Fue puesto en libertad al día siguiente, según informó el propio Ballal a CNN, luego de ser esposado, vendado y golpeado en una base militar. No es claro si se trataba de una retaliación por el éxito global de la película o de un ataque semejante a los que justamente denuncia el documental.
No Other Land, filmado durante cinco años contra viento y marea, muestra la dureza en la Cisjordania ocupada. En Colombia, en donde ha despertado especial interés, fue presentado tanto en la décima edición del Bogotá International Film Festival como en la quinta entrega del ciclo 'Que haiga paz'. La Academia de Hollywood, que le concedió el Óscar, no se ha pronunciado sobre las arbitrariedades contra Ballal. Y no ha sido fácil encontrar plataformas o teatros para verla. Pero la solidaridad internacional con su codirector es prueba de que el mundo no baja la guardia en la batalla contra la censura.