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Opinión

Conectividad en modo privilegio / análisis de Juan Manuel Galán

En las zonas rurales del país, apenas tres de cada diez hogares tienen conexión a internet.

Conectividad

No se trata solo de cables, antenas y satélites, sino de una condición habilitante para el ejercicio pleno de derechos, deberes y oportunidades. Foto: iStock

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La conectividad en Colombia es un privilegio. Según el Dane, de cada diez hogares, cuatro no tienen internet. Es decir, el 40,5 % de las familias del país están desconectadas. En las zonas rurales la situación es dramática, apenas tres de cada diez hogares tienen conexión. Sin esta, no hay oportunidades para tener salud, seguridad, educación, trabajo o cultura; se limita el liderazgo, el desarrollo de las comunidades y la presencia integral e interagencial del Estado territorial.
La desconexión de territorios y poblaciones perpetúa la pobreza, la exclusión e impide aprovechar en todos los campos la revolución de la inteligencia artificial. Vaupés, Vichada y Guainía, por ejemplo, tienen respectivamente apenas un 4,1 %, 10,2 % y 18,9 % de cobertura. Los principales obstáculos para la digitalización son el alto costo que afecta al 52,5 % de los hogares, la percepción de que no es necesaria en un 29,2 % de familias y la falta de cobertura para el 12,1 % por ausencia de infraestructura.
El digital es un derecho fundamental en el siglo XXI. Los niños y jóvenes dependen de internet para estudiar, investigar y completar tareas escolares. Sin conexión de alta velocidad, se enfrentan a una enorme desventaja en comparación con sus compañeros que sí tienen entrada. La brecha digital en la educación perpetúa y profundiza la desigualdad, niega las oportunidades de desarrollo académico y personal.
La prioridad en la política educativa debe ser garantizar la equidad en la cobertura para todos los estudiantes, sin que importe su ubicación geográfica o situación socioeconómica. El objetivo no es solo dotar de infraestructura tecnológica a las escuelas, sino también asegurar que las familias dispongan de dispositivos y redes confiables en sus hogares. La conexión universal es, en términos educativos, una herramienta de equidad y justicia social.
El Banco Mundial estima que el foco de la política de conectividad no debe ser solo conexión, sino también confiabilidad, reducción de costos y velocidad para las comunidades vulnerables.
Además, permite entrar a todo un mundo de recursos educativos en línea, desde bibliotecas digitales hasta plataformas de aprendizaje interactivo. Los estudiantes se benefician de cursos en línea, tutoriales y materiales educativos que sin internet son imposibles de alcanzar. Esto es especialmente importante en áreas rurales o desfavorecidas, donde las oportunidades educativas son muy restringidas.
La pandemia de Covid-19 reveló la importancia del servicio de internet en la educación. El cierre de escuelas y la transición al aprendizaje en línea, hizo que los estudiantes desconectados se quedaran rezagados. El Banco Mundial estima que el foco de la política de conectividad no debe ser solo conexión, sino también confiabilidad, reducción de costos y velocidad para las comunidades vulnerables. El Foro Económico Mundial estima que un 10 % más de cobertura digital educativa, representa un aumento en el PIB del 1,1 %.
En la era digital, muchos trámites y servicios gubernamentales se realizan en línea. La exclusión digital frustra a los ciudadanos que intentan obtener servicios y les produce sensación de inequidad e injusticia. Las citas médicas, la solicitud de documentos oficiales, beneficios de seguridad social y otros trámites importantes dependen de una conexión estable a internet.
Cuando una persona no puede completar un trámite por falta de conexión, no solo se retrasa un proceso istrativo, se vulnera su derecho a participar plenamente en la vida cívica. La política de cobertura digital debe proponer incentivos para reducir costos a través de exenciones tributarias a la inversión en infraestructura, alianzas público-privadas, subsidios focalizados en hogares de bajos ingresos y mayor competencia entre proveedores de servicios. Además, programas de alfabetización digital, para que las personas, sobre todo mayores, puedan navegar con confianza en entornos virtuales.
La digitalización de los servicios públicos tiene el potencial de hacer que los gobiernos sean más eficientes, transparentes y accesibles. Sin embargo, para que esto sea una realidad, todos los ciudadanos deben tener a la interconexión. De esta forma, no solo mejora la eficiencia istrativa, sino que también se fortalece la confianza en las instituciones públicas, la transparencia y la inclusión social. La conectividad permite a los ciudadanos participar en la toma de decisiones y en el debate público. Las plataformas en línea y las redes sociales son espacio para la discusión y el intercambio de ideas, así se legitima la democracia y se fomenta una mayor organización de la sociedad civil.
Conectarse es poder disponer de información, conocimiento, cultura y entretenimiento.
Carecer de conexión significa no tener oportunidades laborales. Sin internet, es difícil buscar empleo, hacer cursos de formación, trabajar remotamente, ingresar al mercado global, desarrollar competencias o emprender.
En un mundo donde las plataformas de empleo son cada vez más comunes, estar desconectado es estar al margen. El liderazgo político, empresarial, académico y comunitario debe trabajar unido para garantizar universal al mundo digital, definitivo para enlazar, por ejemplo, oferta y demanda laboral. Esta es la entrada a recursos y oportunidades que de otro modo son inalcanzables. No solo la búsqueda de empleo, sino también la posibilidad de emprender negocios en línea, acceder a servicios financieros y participar en la economía digital.
Conectarse es poder disponer de información, conocimiento, cultura y entretenimiento. Las personas en línea están informadas sobre los acontecimientos mundiales, nacionales, regionales y locales, gozan de recursos educativos y de formación, participan en comunidades digitales que comparten sus intereses y objetivos. Esto no solo enriquece sus vidas, también les permite contribuir de manera efectiva a sus comunidades y a la sociedad en general. La conectividad es una causa ausente que impulsa el liderazgo en diversos contextos. No se trata solo de cables, antenas y satélites, sino de una condición habilitante para el ejercicio pleno de derechos, deberes, oportunidades y participación en sociedad.
El factor digital es definitivo para el desarrollo regenerativo y el liderazgo en la sociedad moderna. Su ausencia tiene consecuencias significativas en la educación, los trámites digitales, oportunidades laborales e información. Cerrar la brecha digital, definida como la desigualdad en el , uso y aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) entre sectores de la población, debe ser un proyecto de interés estratégico y de seguridad nacional. El objetivo: garantizar la apertura para todos de las herramientas y recursos necesarios para tener éxito en el mundo digital.
La conectividad no puede seguir en modo privilegio, no se trata solamente de una cuestión técnica, hay que entenderla como un derecho fundamental en la era digital, donde la disponibilidad equitativa y universal promueve la justicia social y la inclusión. Conectividad es democracia política, económica, social y ambiental. Es en definitiva democracia integral, interoperabilidad y seguridad multidimensional, Lo justo no puede ser privilegio.

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