No tiene mucho futuro una sociedad en la que se rompe el encadenamiento entre lo público y lo privado. Peor aún si se trata de un escenario en el que se pretende mostrar a ambos sectores como antagonistas. Lo anterior para resaltar la importancia y el valor de una iniciativa que surgió hace 50 años y que por estos días está de aniversario, como lo es Proantioquia.
Fueron 12 líderes paisas provenientes del sector privado los que se juntaron en 1975 para echar a andar esta idea que tomó fuerza y hoy es incubadora de innumerables proyectos en muy diversos campos, desde la infraestructura hasta la construcción de paz, pasando por la formación de nuevos liderazgos.
Como bien lo resaltó su presidenta, María Bibiana Botero, en el evento de conmemoración que tuvo lugar en los talleres del metro de Medellín, "ni el sector público puede solo ni el sector privado puede solo. Lo público no es solo de quienes ejercen un cargo público, es en efecto el mayor reto colectivo".
Y es que el término sinergia encuentra su sentido pleno en casos como este donde lo público y lo privado engranan para crear un círculo virtuoso que jalona a la sociedad. A veces, el sector privado se puede encargar de pensar lo importante mientras el público ejecuta lo urgente.
Proantioquia no solo ha sido la materialización de todo lo bueno de la cultura antioqueña en términos de civismo, optimismo, progreso y desarrollo. También ha sido semilla, pues se ha constituido en referente de iniciativas similares y fructíferas que posteriormente surgieron en otras regiones del país.
Llama la atención, por último, que Proantioquia haya nacido en un momento muy difícil. Hoy, cuando se vive una coyuntura compleja; cuando se sugiere que lo privado y lo público no deben compaginar, las obras de esta entidad hablan por sí solas y son argumento contundente frente a quienes quieren crear abismos donde necesariamente deben existir puentes.