Con la manifestación del martes en la plaza de Bolívar, el Gobierno quiso hacer una demostración de fuerza y lanzar la campaña por la consulta popular que quiere convocar sobre sus destructivos proyectos de ley ya fracasados en el Congreso. Pero, al contrario de lo que buscaba el presidente Gustavo Petro, la convocatoria, su delirante discurso y lo ocurrido en el Congreso a esa misma hora sirvieron para confirmar cuánta debilidad acusan el mandatario y su equipo.
A pesar de la movilización en la plaza, los ocho senadores que hicieron mayoría en la Comisión Séptima del Senado votaron el archivo del proyecto de reforma laboral que, según muchos expertos, iba a golpear a las pequeñas y medianas empresas, y a generar más desempleo. Ni los tarros de mermelada ofrecidos por el mininterior, Armando Benedetti, ni las intimidaciones a ellos y a sus familias conmovieron a los senadores que, con gran valor civil, hicieron valer la independencia del Congreso.
Aunque la movilización fue grande, estuvo lejos de llenar la plaza. Horas antes, el Gobierno firmó un convenio con las organizaciones indígenas por más de $ 57.000 millones, una plata que sus líderes gastan –¿y se embolsillan?– sin control. Con eso garantizó que marcharan a favor, entre otras, de una reforma de la salud que no les atañe, pues esas comunidades cuentan con un régimen especial en ese campo.
Pero además, decenas de testimonios recogidos por los medios entre indígenas, jóvenes, empleados públicos y vendedores ambulantes en la plaza evidenciaron la ignorancia de muchos de ellos sobre las reformas que decían defender. El carácter hechizo del mitin en Bogotá era evidente, mientras en las demás ciudades las marchas resultaron más bien lánguidas. Encuestas recientes confirman que en torno al 60 % de los colombianos se oponen a las reformas petristas.
Ni los tarros de mermelada ofrecidos por el mininterior, Armando Benedetti, ni las intimidaciones a ellos y a sus familias conmovieron a los senadores que, con gran valor civil, hicieron valer la independencia del Congreso
Y en cuanto al discurso del Presidente, con pésima dicción, barbarismos gramaticales y falta de sindéresis, fue el más flojo e inconexo que le he escuchado en años. Con el atrevimiento que solo la ignorancia alimenta, citó al filósofo griego Platón como gran defensor de la democracia. Basta una leída de su famoso diálogo sobre la república para entender que Platón desconfiaba de la democracia y cuestionaba sus virtudes. Luego, Petro dio a entender que las mariposas amarillas en ‘Cien años de soledad’ anunciaban el advenimiento de la revolución, cuando en la novela son, sobre todo, un presagio de la muerte.
Lamentablemente, y con la ayuda de algunos despistados de la derecha que agrandaron su tono amenazante, el discurso alcanzó a asustar a muchos colombianos. Contra eso hay que luchar. Basta ya de tenerle miedo a Petro. Como lo demostraron los ocho senadores de la Comisión Séptima, a Petro –que bastante daño le ha hecho ya al país– hay que enfrentarlo y derrotarlo con los mecanismos que la Constitución y la ley ofrecen para ello.
Se impone que, en el análisis que tendrá que hacer, la plenaria del Senado hunda la propuesta de consulta popular, pues es un mecanismo totalmente inadecuado para validar las normas incluidas en un proyecto de ley, como bien lo señalan las leyes estatutarias de 1994 y 2015. Pero además, porque es evidente que, con el dinero de los contribuyentes (la consulta costaría unos $ 600.000 millones), Petro quiere arrancar la campaña electoral de 2026, y eso es inisible.
En ese trámite del Senado, debemos estar muy atentos a lo que hagan algunos congresistas conservadores y de ‘la U’, así como los siete liberales que hace poco se reunieron con el mininterior en torno a un pote de mermelada, y que mencioné por sus nombres en anterior columna. Ellos deben saber que los electores estamos muy atentos y vigilantes frente a su voto. Entre tanto, no más miedo: tras hundir las nefastas reformas, lo que viene es hundir en el Senado la improcedente y costosa consulta popular.
MAURICIO VARGAS
IG: @mvargaslinares