En entrevista con EL TIEMPO, el experto en planeación urbana y uno de los protagonistas del milagro coreano, Young-Hoon Kwaak, habló sobre el desarrollo de su país y cómo la capital puede aprender de esa experiencia.
Young-Hoon Kwaak vino a Bogotá invitado por la Universidad de los Andes y se reunió con la alcaldesa Claudia López para hablar sobre planeación.
¿Cómo era Corea del Sur antes y cómo es hoy?
Corea era uno de los países menos desarrollados del mundo cuando los 5.100 soldados colombianos llegaron y nos defendieron durante la guerra. En esa época no había esperanza. Estábamos muy desesperados y no había ideas claras.
Tampoco existían las soluciones que necesitábamos. Así que en mi juventud tomé la decisión de prepararme e ir a una universidad. Estudié muchos campos de manera multidisciplinaria y logré crear e innovar con una política pública para el desarrollo de Corea, que incluía a personas, burócratas, empresarios y al presidente, todos trabajando en una dirección. Esa estrategia funcionó y ahora Corea es uno de los países más desarrollados.
¿En qué consistía el plan y por qué lo describen como “milagroso”?
Tenemos que tener un concepto claro: desarrollo. Lo llamé MVIP, que en español quiere decir ‘Plan maestro de visión e implementación’. En ese plan hay cuatro elementos fundamentales.
- ¿Cómo reestructurar la infraestructura? Hablo de nuevas vías, puertos, aeropuertos, universidades y tecnología.
- Siempre pensé que debía haber elementos enfocados en el desarrollo de las capacidades de los ciudadanos. Así que desarrollamos una Red de Tecnópolis con el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea y el Instituto de Desarrollo de Corea, para que esos institutos formarán a los jóvenes.
- Este MVIP planteé una política de la vida. En el número cuatro, me di cuenta de que lo más importante era crear empleos. Sin empleos, la gente no puede sobrevivir. Así que deliberadamente pensé: ‘¿Cómo crear puestos de trabajo?
- Lo más importante: ¿cómo crear puestos de trabajo para las generaciones más jóvenes?
La respuesta fue sencilla: "si tenemos infraestructura, hay muchos trabajos de construcción, para el servicio y para la enseñanza. Había que aprovechar esa oportunidad".
¿Cómo planear una ciudad desde una perspectiva humanista?
Al implementar estas visiones para el plan que mencioné, se debe usar la planificación urbana de las ciudades. Para cada ciudad en Corea inventé requisitos legales. Dos hicieron un plan integral de largo alcance, con 20 años de anticipación.
Había infraestructura, vivienda, escuelas, transporte y una forma humanista de ejecutarlo. La idea era mezclar el servicio social con todos los elementos que entran en escena en la construcción de la ciudad. Todas las ciudades hicieron un plan integral a largo plazo a fines de la década de 1970 con miras al año 2000.
Usted habla de ciudades locales y no globales ¿a qué se refiere?
Las ciudades deben evitar cometer errores en nombre de la globalización y perder sus tradiciones locales; en los estilos de construcción se olvidan de eso, los llamados estilos internacionales que carecen de carácter.
Bogotá debe tener su cultura, sus valores y conservar su buena estética. Los grafitis agradables deben ser el núcleo del desarrollo. Por eso hablo de ‘glocalidad’, porque si solo se habla de lo local se está aislado y si solo piensas en globalización, perdiste tu carácter.
Cuando haces algo para cualquier parte del mundo, debes respetar el carácter ‘glocal’. En Corea se cometieron muchos errores. Todavía están cometiendo errores. En cuanto a Colombia, quiero decir lo mismo que les dije a los estudiantes y profesores de la Universidad de los Andes: piensa en local, actúa en local.
Otro concepto es desaprender los prejuicios del sistema. ¿Por qué es importante y qué tiene que ver con el desarrollo de ciudades?
Es muy importante porque la gente aprende muchas cosas equivocadas. La mayor parte del conocimiento está formado por hombres blancos, y las mujeres no son realmente pensadas como iguales.
Por ejemplo, dicen que el monte Everest fue descubierto por Edmund Hillary, pero eso está mal, había muchos sherpas nepalíes antes. Se inculcan prejuicios sistémicos, especialmente porque las redes sociales están llenas de noticias falsas.
Así deberíamos aprender a desaprender, este es un concepto muy importante en la educación actual y para pensar en el desarrollo.
¿Qué puede aprender Bogotá del caso de estudio de Lumbini (Nepal), en términos de planeación y desarrollo?
Hay que desaprender que Bogotá y Colombia son lugares menos desarrollados. Colombia tiene mucho potencial, tienen montañas, ríos y todo tipo de entornos naturales.
Era lo que tenía en mente cuando hablaba de Nepal, que no se considera un país desarrollado si lo miramos en la forma moderna de entender ese concepto, pero en términos de desarrollo mental lo es.
Hay que ser siempre estratégico para encontrar un proyecto nacional que tenga un efecto multiplicador, por lo que pensé en el lugar de nacimiento de Buda. Él hablaba de ser uno mismo, de no ser codicioso, de no enojarse demasiado, y mucho del karma, que básicamente se trata de la tranquilidad.
Así que pensé en hacer una ciudad donde el karma de las personas pudiera juntarse. Colombia es un país hermoso. Mi esposa dice que las personas son hermosas, maravillosas y realmente amables. Yo sentí lo mismo y dije: ‘¿Qué voy a hacer por Colombia?’ Así que tomé el ejemplo de Nepal y puse a trabajar mi imaginación para un concepto para Bogotá.
Miré el mapa e hice varios dibujos. Identifiqué que Bogotá es una ciudad tan lineal a lo largo del lado oeste y que si sigue expandiéndose de esa manera, arruinará el viejo tejido de la tradición.
¿Por qué Colombia debe establecer un “nuevo normal”?
Tengo esperanza en los jóvenes. Hoy, lo que está pasando en nombre del desarrollo es terrible. Si toda la humanidad piensa en vivir como lo hacen en Estados Unidos y Europa o en países desarrollados como Corea o Japón, necesitaremos cuatro planetas.
Colombia está tratando de desarrollarse, pero no debería seguir ese camino. Su país debe encontrar una nueva y única forma normal de avanzar y hacerlo con justicia social y ambiental. Debe establecer una sociedad más justa, sostenible y buena para la humanidad.
También pienso en que en algún lugar de Bogotá debería existir un sitio donde los estudiantes más jóvenes pueden aventurarse como en Silicon Valley. Al igual que en Corea, también plantar una semilla, es decir, crear un semillero para una nueva cultura normal, una nueva tecnología normal, una nueva forma normal de encontrarse que se convierta en un modelo para la humanidad.
¿Qué retos ve en la capital colombiana?
La alcaldesa (Claudia López) está limitada con los periodos istrativos de Bogotá. Creo que ella no tiene suficiente tiempo. Tiene energía, buena voluntad, pero tiene algunas limitaciones.
Tiene problemas reales parecidos a los que he enfrentado en mis últimos 50 años para hacer que Corea sea así hoy. La gente no es realmente tan cooperativa, especialmente las personas que tienen poder. Así que eso puede causar algunos problemas.
Hablar de cosas buenas es bueno, pero, para mí, hablar y hablar no es suficiente. Es bueno, pero tienes que actuar y hacer que las cosas sucedan. Ojalá quienes toman decisiones en Colombia realmente sean sinceros, sobre todo que se hagan preguntas necesarias antes de decidir si algo está bien o mal.
Aportes del experto coreano
Young-Hoon Kwaak es uno de los artífices de la planeación coreana y su milagro económico. Ha asesorado a más de ocho gobiernos. Entre sus principales aportes están el desarrollo del primer Plan Maestro de Largo Alcance de Seúl, el Plan Maestro del Parque Olímpico de Seúl, el diseño del sistema del metro de Seúl, el Plan de Desarrollo del río Han, el estudio de factibilidad para el desarrollo del aeropuerto de lncheon y la planeación del tren de alta velocidad KTX.
CAMILO A. CASTILLO
REDACCIÓN BOGOTÁ