Muchas son las versiones que rondan sobre la muerte de Juan Pablo González Gómez, el hombre de 42 años que murió en extrañas circunstancias en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Puente Aranda la tarde del 6 de noviembre.
El señalado de carnal violento en menor de edad y de hurto agravado calificado falleció en la celda 4 del segundo piso de la URI hacia las 2:12 de la tarde. En un primer momento se habló de un posible caso de suicidio; sin embargo, un reporte oficial que conoció EL TIEMPO señala que el delito que se investiga es “homicidio” y en la descripción del caso el reporte advierte textualmente que es un “homicidio por politraumatismo”.
Pero la lista de preguntas alrededor de este caso son interminables. Por ejemplo, en caso de que el hombre efectivamente haya sido golpeado en la URI, ¿en qué momento pasó y por qué los custodios no lo impidieron?, ¿qué pasó entre las 12:12 del mediodía, cuando González salió de la audiencia, y las 2:12 p. m. cuando falleció?
Las pistas
Este diario ó a una fuente enterada del caso que narró lo que posiblemente pudo ser el desarrollo de los hechos.
“El hombre llegó muy alterado a la URI, empezó a golpear todo y a intentar alebrestar a los retenidos. Se estaba saliendo de control, porque los otros sujetos que estaban en la celda empezaron a pelear también, algo así como una revuelta. Todo ocurrió cuando Juan Pablo González fue mandado a bañarse (...), la situación se tuvo que controlar y el personaje se trasladó a la celda 4 en el segundo piso. Estaba muy alterado y pedía tomar mucha agua. Cuando llegó arriba, falleció”.
Según la fuente enterada del caso, los moretones que presuntamente se habrían registrado en el cuerpo del occiso pudieron haber sido producto del episodio de forcejeo y conflicto con otros presos que se dio cuando el detenido llegó a la primera celda.
Aunque esta información no ha sido confirmada por las autoridades que investigan el hecho, lo cierto es que la Secretaría de Seguridad le confirmó a EL TIEMPO que González Gómez sí llegó muy alterado y que ese fue el motivo para el cambio de celda. De igual manera, el detalle del agua que el hombre consumió antes de morir también fue reafirmada.
“El detenido llegó muy alterado a la URI, hasta el punto que decidieron cambiarlo hacia una celda que estuviera con menos ocupación. Él, según nos informaron, estuvo tomando mucha agua y de un momento a otro entró en un aparente paro”, le dijo la entidad a este medio.
Por otro lado, EL TIEMPO conoció un testimonio de uno de los familiares de un detenido que estaba en la URI en el momento de los hechos. Según esta persona, el sujeto en prisión le habría dicho que a González Gómez le habrían propinado una golpiza los mismos reclusos “cuando lo habían mandado a hacer aseo al baño”; dato que coincide con las declaraciones de la fuente enterada del caso, y quien además advirtió que habría una serie de videos que están siendo analizadas por los investigadores y que pueden esclarecer el modo y lugar de la muerte de González.
Finalmente, una de las hipótesis que se podría descartar en este caso es que las equimosis que presentaba el cuerpo del hombre estaban allí desde antes de su captura; pues al momento de la detención y cuando fue presentado ante un juez de control de garantías, González no presentaba problemas de salud ni lesiones generadas en medio del procedimiento policial, y así lo refrendó el togado cuando imparte legalidad a la detención.
REDACCIÓN EL TIEMPO