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Noticia
Capturas e incautaciones: así es cuidar a Bogotá desde el aire con los drones de la Policía
Los dispositivos han permitido impactar a estructuras de tráfico de estupefaciente especialmente en Ciudad Bolívar.
Estos drones han permitido a las autoridades actuar en zonas críticas donde el microtráfico pretende ganar terreno en Bogotá. Foto: Milton Díaz / El Tiempo
En el cielo capitalino, a cualquier hora del día y en cualquier lugar de la ciudad, patrulla al menos un dron de la Policía. Vuelan hacia el sur, el norte, el oriente y parte del occidente. La única restricción es no interferir con los vuelos que salen del Aeropuerto El Dorado; fuera de eso, pueden llegar a cualquier rincón.
Cuando los ciudadanos los ven, detienen el paso, mueven el codo para avisarle a quien tienen al lado que un objeto novedoso ha captado su atención. Los curiosos se acercan a interactuar con los uniformados que manipulan la aeronave y preguntan para qué sirve. Los policías no dan muchos detalles; saben que las calles de los barrios guardan todos los secretos, y solo a los bandidos se los cuentan.
Los procedimientos de vuelo son herméticos para anticipar el delito, pero los criminales se han ido actualizando y ya empiezan a identificar los drones. Han afinado sus sentidos para oírlos a la distancia o diferenciarlos de un ave. Incluso inventaron un nombre clave para alertar a los suyos: “viene la avispa”, y ocultan las dosis que están vendiendo para no ser captados por las cámaras que tienen incorporadas. Comparan el dispositivo con ese insecto porque las hélices, como las alas de las avispas, se mueven tan rápido que generan vibraciones similares en el viento.
La Policía tiene a su disposición 10 drones para patrullar por la capital del país. Foto:Milton Díaz / El Tiempo
Aunque los delincuentes creen que pueden burlar a los drones y han ideado estrategias para no ser rastreados, esta tecnología va un paso adelante. Gracias a los constantes patrullajes con drones, en lo corrido del año la Policía ha capturado a 61 personas por diferentes delitos y a otras 55 exclusivamente por tráfico de estupefacientes. Todos han quedado registrados en video de alta calidad.
El caso más reciente ocurrió en el sur de Bogotá. En una labor conjunta entre unidades en terreno y uniformados de los Sistemas Aéreos Remotamente Tripulados (SIART), especializados en el pilotaje de estos dispositivos, fue identificado y capturado un hombre de 40 años con 250 gramos de bazuco.
Son las 11 a. m. Los patrulleros Elkin Díaz y Viviana Silva, a bordo de una camioneta de la Policía que funciona como su centro de operaciones móvil, comienzan a ascender por las montañas de Ciudad Bolívar. En medio de esas calles angostas, resalta el robusto vehículo con luces llamativas y cámaras de tecnología avanzada.
Unos 15 minutos después de iniciar la subida, llegan al CAI La Joya. Se parquean y sacan una maleta negra: allí va el dron. En cuestión de tres a cinco minutos lo han armado, tienen listos los controles y realizan una breve inspección de las condiciones climáticas antes de emprender el vuelo.
Esta es la calidad de las imágenes que logran las cámaras de los drones de la Policía. Foto:Milton Díaz / El Tiempo
Esa mañana de jueves llegaron a esa localidad del sur de la capital porque es uno de los puntos priorizados para estos patrullajes, por dos motivos: las condiciones del terreno que dificultan el de la Policía en tierra y la presencia de bandas que trafican droga aprovechando los pequeños tugurios de invasión entre las montañas.
“Cuando es un patrullaje aéreo, hacemos un vuelo de unos 30 minutos aproximadamente, regresamos el dron, lo estabilizamos por unos 15 minutos y después volvemos a salir”, cuenta uno de los uniformados que se prepara para pilotar.
Los equipos de trabajo de los Sistemas Aéreos Remotamente Tripulados están conformados por dos uniformados: uno manipula la aeronave y el otro opera la cámara y verifica las condiciones de vuelo. El nivel de responsabilidad es tal que, si alguno falla, pierden el control del dron y este podría desplomarse.
El dispositivo despega y emprende un primer patrullaje de reconocimiento de la zona para orientar el vuelo y atender los llamados de los cuadrantes. En localidades como Ciudad Bolívar, por su extensión y topografía, muchas veces los policías no pueden acceder con facilidad a determinados barrios. Ahí es donde entra en acción el dron.
“Los compañeros del cuadrante tienen información sobre las zonas donde hay, por ejemplo, venta de estupefacientes. Entonces nos dan la indicación, nosotros sobrevolamos, identificamos actividades sospechosas, captamos lo que está pasando y reportamos para que ellos hagan requisas o controles. Ahí es cuando encuentran los estupefacientes y se dan las capturas”, explican los uniformados.
Uniformados de la Policía alistando el dron para sobrevolar Ciudad Bolívar. Foto:Milton Díaz / El Tiempo
Aunque los 10 drones con los que cuenta la Policía pueden volar, en espacio abierto, hasta 15 kilómetros desde el punto de despegue, por seguridad operacional en los patrullajes diarios solo se recorren unos dos kilómetros. Cuando el servicio lo requiere, estas máquinas se exigen al máximo.
Las cámaras incorporadas permiten una vigilancia detallada del ciudadano de a pie. A más de 100 metros de altura, los uniformados pueden ver cuando se pasa de mano en mano una dosis de estupefacientes o cuando se esconden en caletas. Esas grabaciones son claves para la judicialización de los capturados.
La cámara de los drones tiene tres ventajas: resolución, zoom y visor térmico. La imagen se puede acercar tanto que el lente permite ver con claridad a una distancia, por ejemplo, de unas ocho cuadras. Con la cámara térmica, en las noches es posible identificar siluetas humanas, lo que ha permitido capturar a quienes intentan ocultarse en zonas boscosas.
“Nosotros proveemos el material para que puedan judicializar sin inconvenientes. La ley indica que no basta con que la persona tenga la sustancia; hay que evidenciar que efectivamente la está comercializando, y eso es lo que logramos con estos videos”, cuentan los pilotos del dron.
Estos constantes patrullajes en la ciudad han permitido, en lo que va del año, la incautación de 16 kilogramos de bazuco, 10 kilogramos de marihuana y seis armas de fuego ilegales. Además de los otros golpes que da diariamente la Policía. Si bien no se logran resultados como estos en cada vuelo, permiten que los ciudadanos sepan que, por tierra y aire, las autoridades están presentes.
El dron de la Policía soporta vientos de hasta 50 kilómetros por hora. Foto:Milton Díaz / El Tiempo
Según la Policía de Bogotá, las localidades priorizadas para estos patrullajes aéreos con drones son Rafael Uribe, Suba, Ciudad Bolívar, Kennedy y Santa Fe. Sin embargo, esto no significa que las demás zonas no sean vigiladas.
“Estos drones no solo están dispuestos para la seguridad ciudadana. En la emergencia por los incendios en los cerros orientales, a comienzos de 2024, estuvimos desplegados allá. Gracias a la cámara térmica pudimos identificar los puntos de calor y darle la coordenada al piloto del helicóptero para que descargara el agua con mayor precisión”, relatan los policías.
Recientemente, en el Concejo de Bogotá se aprobó el proyecto de acuerdo 143 de 2025, que contempla el fortalecimiento del uso de drones en el patrullaje aéreo de la Policía Metropolitana. Aunque este servicio institucional ya se presta, la intención de la cabildante es robustecerlo para que el Distrito y la Policía concentren todas sus estrategias en la lucha contra el crimen.