Uno de los más anhelados sueños de Sofía Córdoba Vasco era viajar a Corea del sur. Por eso, empeñada en lograrlo algún día, empezó a aprender el idioma por su cuenta. Esta niña —la primera de su clase, inteligente y llena de carácter— le dijo a su mamá, Tatiana Vasco, que cuando cumpliera 15 años quería que le regalaran un viaje a este país y así conocer esa cultura que tanto la enamoraba.
No lo logró. Con apenas 13 años, justo el Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, Diofanor de Jesús Rendón Rodas, un hombre de 50 años, abusó sexualmente de ella y la asesinó cerca de su casa, en el municipio de Caldas, Antioquia.
Ese día Sofía salió de su casa a las 5:30 de la tarde, a comprar un par de churros. La panadería a la que iría queda a unas cuantas cuadras del edificio en el que vivía con su mamá. Quince minutos después su hermana menor, Salomé, se empezó a asustar porque Sofía no volvía. Media hora más tarde, luego de escribirle y no recibir respuesta, su mamá salió a la calle a buscarla incansablemente en todos los rincones del pueblo.
“Todo el mundo me decía que no la había visto. Ahí ya me desesperé. Entonces me encontré a la patrulla de policía y les pedí que me ayudaran a buscar a la niña, y ellos me dijeron que no podían, porque hay unos protocolos de búsqueda (que se activan) 72 horas después”, relata Tatiana, a quien esa respuesta todavía la llena de rabia.
Con la impotencia que le producía la falta de atención de las entidades, y sin tener una respuesta, esta madre se llenó de fuerza y decidió empezar una búsqueda titánica por sus propios medios. “Moví cielo y tierra para que me ayudaran a dar con el paradero de mi niña”.
Todo el mundo me decía que no la había visto. Ahí ya me desesperé. Entonces me encontré a la patrulla de policía y les pedí que me ayudaran a buscar a la niña
Cuando logró revisar los videos de las cámaras de seguridad de los establecimientos de comercio de Caldas, tras conseguir que la Personería lo autorizara, rastreó toda la trayectoria de su pequeña. Así se dio cuenta de que Rendón Rodas abordó a Sofía luego de que salió de la panadería. Estuvo con ella en el pueblo hasta las 7:30 de la noche y luego la subió a un bus rumbo a La Estrella, un municipio a 20 minutos de Caldas, en donde vivía el agresor.
En su búsqueda, también encontró que el victimario de su hija había abusado de otras mujeres. De hecho, tiene más de siete sentencias condenatorias por el delito de carnal violento y ya había pagado una condena de 16 años. Tatiana no entiende cómo un hombre con estos antecedentes seguía en la calle agrediendo a otras personas.
Así empezó el camino para saber algo del paradero de su hija, hasta lograr que las autoridades le prestaran atención y capturaran al agresor. Un juez de control de garantías de Medellín aceptó la medida de aseguramiento pedida por la Fiscalía, y Rendón Rodas fue enviado a la cárcel. Está acusado de los delitos de feminicidio agravado y carnal violento.
Ocho días después de su desaparición encontraron el cuerpo de Sofía en un sector conocido como el alto del Ciclista, en la vereda Ancón en La Estrella. “Lastimosamente no le pudimos dar un entierro como debía ser. Yo ni siquiera pude ver el cuerpo de mi hija ‒relata Tatiana‒. Sofía, que hablaba con todo el mundo y era tan sociable, no merecía esto; no merecía que este señor se le atravesara en su vida y se la acabara en un momentico”.
El proceso penal avanza, pese a los inconvenientes y la lentitud del sistema judicial. La Fiscalía, según Tatiana, a diferencia de otras entidades, sí la ha acompañado a ella y a su familia en este largo camino. El apoyo que le prometieron la Alcaldía de Caldas y la Gobernación de Antioquia quedó en el aire. Ni siquiera cuenta con el acompañamiento psicológico que le prometieron, sobre todo para Salomé, su hija menor, que extraña a su amiga y cómplice de aventuras.
Ella decidió irse para Medellín a intentar seguir con su vida, pero también para protegerla, porque no faltaron las amenazas después de denunciar el asesinato de Sofía. En su nuevo hogar la recuerdan y siguen con las metas que tenía. Salomé empezó a aprender coreano y está llenando un álbum de láminas que su hermana dejó a medio terminar.
“Fue muy duro lo de Sofi. Como mamá, perder a una hija así lo marca a uno mucho”, repite Tatiana, quien espera que la justicia castigue al agresor.
Como Sofía, otras 208 mujeres y niñas fueron víctimas de feminicidio en el 2020. Entre sus victimarios se encuentran sus padres, vecinos o conocidos, hombres que, como Diofanor de Jesús Rendón Rodas, acabaron con sus sueños y sus vidas.
NO ES HORA DE CALLAR