Crisis en la Universidad de Antioquia: la institución acelera multimillonaria venta de inmuebles, ¿volverá a retrasar el pago de nómina?

La Universidad de Antioquia atraviesa por preocupantes problemas de liquidez, que el mes pasado le valió un serio retraso en el pago de nómina de sus empleados, tanto docentes como istrativos.

La situación parece no mejorar. Ahora, la universidad se ve envuelta en la titánica tarea de volver a tener flujo de caja para poder pagar sus obligaciones y no dejar a sus empleados sin el pago de su salario, para lo cual la institución ahora busca vender varios inmuebles.

Así lo confirmó a EL TIEMPO Francisco Vargas Bonilla, vicerrector istrativo de la Universidad de Antioquia, quien explicó el difícil momento por el que atraviesa la que es una de las universidades públicas más importantes del país.

De acuerdo con Vargas, “actualmente estamos atravesando dificultades en temas de flujo de caja, es decir, de liquidez que nos ha obligado a cambiar la dinámica de pago de obligaciones que mes a mes venimos haciendo”.

Para intentar dar una solución, la universidad tomó la decisión de acelerar un proceso de venta de inmuebles, que había iniciado en 2016, pero que ahora busca en tiempo récord vender al menos 22 propiedades avaluadas en 92.000 millones de pesos.

“Algunas de estos inmuebles han estado en alquiler, otras por su ubicación incluso han llegado a estar desatendidas, podemos decir que esos bienes están, por un lado en desuso y por otro lado, no están siendo usados para temas misionarios. Es decir, su venta no afectará las actividades académicas”, sostuvo el vicerrector.

Aseguró que ya hay ofertas directas por algunas de estas propiedades, mientras que a otras se les busca algún oferente que esté dispuesto a pagar por ellas el precio que la institución pide.

“Esto si bien no se convertirá en liquidez inmediata, sí lo hará a corto plazo, o al menos eso esperamos”, señaló Vargas.

Los pagos de nómina en la universidad han sufrido importantes retrasos en los últimos meses, los cuales han continuado después de que la situación se dio a conocer en mayo y se teme que pueda volver a ocurrir.

Y aunque la institución sostiene que los problemas son de liquidez y no de una crisis financiera que pueda afectar su funcionamiento, sí reconoce que en los últimos años han visto seriamente afectados sus ingresos.

De acuerdo con el vicerrector Vargas, “esta es la sumatoria de varias cosas. Primero se necesitan actualizar los artículos 86 y 87 de la Ley 30 (que establecen los incrementos anuales que hace el Gobierno a las universidades públicas). Esos recursos históricamente vienen presentando una brecha entre el crecimiento de los costos de las universidades públicas versus la actualización de esa base presupuestal, el costo de lo que se denomina la canasta educativa en el país ha estado muy por encima del valor del IPC que establece la ley”.

Explica Vargas que los recursos que otorga la Nación y la Gobernación de Antioquia, “sólo llegan este año al 45 por ciento de los gastos de funcionamiento”.

El resto de recursos lo tiene que asumir la universidad por medio de la venta de sus servicios a terceros, al igual que se ven obligadas el resto de universidades públicas del país, para poder seguir operando.

El problema, explica Vargas, es que este año “llevamos un bajo recaudo de la universidad en términos generales por la venta de servicios especializados que es la otra fuente de financiamiento, lo que conocemos como fondos especiales. Esto es lo que nos ha puesto en una situación muy compleja de flujo de caja que nos ha obligado a reconfigurar la dinámica de pagos de obligaciones y hemos tenido que reprogramar algunos pagos de nómina”.

Pese a ello, el vicerrector insiste en que la institución se encuentra al día en el pago de sus obligaciones a costa de reprogramar esos pagos de nómina.También se ha buscado hablar con proveedores y acreedores para tratar de aliviar la situación.

A esto se suma una medida adicional: “Estamos en un ejercicio muy juicioso de priorizar las apuestas para lo que viene. Actualmente se está aprobando nuestro plan de acción institucional, que es muy austero, muy limitado, a partir de las capacidades ya instaladas, entendiendo que la esperanza de recursos adicionales está muy limitada. Ese es el escenario en que nos estaremos moviendo mientras acertadamente se dan las modificaciones necesarias, pero eso puede tomar un tiempo”.

Y agregó: “Lo que nos queda es entrar en un periodo de austeridad y diversificar nuestras fuentes de ingresos”.

MATEO CHACÓN ORDUZ

Periodista de Educación