Verdadero salvavidas

Dirigido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este estudio demuestra que vacunar es la intervención más crucial para asegurar que los bebés no solo alcancen su primer año de vida, sino que lo hagan en condiciones de salud óptimas para su desarrollo futuro. La vacuna contra el sarampión, en particular, ha demostrado ser un salvavidas, representando el 60 % de las vidas salvadas en esta etapa.

Pero el impacto de la inmunización se extiende más allá, al contribuir a la reducción de la mortalidad infantil en un 40 % a nivel mundial y en más del 50 % en África, con todo lo que significa. Además, estos logros son testimonio del poder transformador de las vacunas, que convierten enfermedades antes temidas en prevenibles y evitan sufrimiento y tragedia a millones de familias en todo el planeta.

El estudio también destaca el papel crucial del Programa Ampliado de Inmunización (PAI), creado en 1974 con el objetivo inicial de vacunar a todos los niños contra siete enfermedades. Hoy en día, el PAI, ahora conocido como Programa Esencial de Inmunización, aborda una gama más amplia de enfermedades y ha aumentado drásticamente la cobertura de vacunación, protegiendo –al menos en el país– a la totalidad de menores y mujeres en gestación y en edad fértil, así como a adultos con riesgos.

No obstante estos avances, persisten desafíos como el desigual a estos insumos y la existencia de comunidades vulnerables que aún no están protegidas en muchos lugares del mundo. Por ello es esencial redoblar los esfuerzos para cerrar estas brechas y garantizar que todas las personas, en todas partes, tengan equitativo a estos recursos.

Para abordar estos desafíos, la campaña Humanamente Posible, lanzada por la OMS, el Unicef, Gavi y la Fundación Bill y Melinda Gates, busca impulsar el compromiso mundial con la inmunización y asegurar que los avances logrados en las últimas décadas se mantengan y se amplíen. Esta iniciativa representa un llamado a la acción para líderes mundiales, organizaciones de salud y la sociedad en su conjunto, instándolos a invertir en estos programas y a garantizar que, como meta ineludible, ningún niño se quede atrás en la lucha por una vida más saludable y próspera.

La vacunación, pues, ha sido una herramienta vital en la mejora del bienestar global y la prevención de enfermedades que diezman poblaciones. Sin embargo, su éxito continuo requiere compromisos renovados y acciones concertadas para garantizar que sus beneficios lleguen a donde tienen que llegar, sobrepasando así los falsos argumentos que exponen los movimientos antivacunas. Solo así es posible tener este sólido peldaño sobre el cual se puede soportar gran parte del llamado progreso.