Catorce uniformados heridos —uno de ellos de gravedad—, ocho gestores de convivencia agredidos y cinco civiles afectados es el saldo, al cierre de esta edición, de los enfrentamientos entre 200 indígenas Emberá y el Escuadrón Antidisturbios en la tarde de este miércoles en el centro de Bogotá, luego de que una protesta por el supuesto incumplimiento de los acuerdos pactados entre el Distrito, la Unidad de Víctimas y las Autoridades Indígenas en Bakatá (AIB) terminó convertida en graves hechos de violencia.
También hubo menores y mujeres emberás que participaron en la protesta afectados por los gases lacrimógenos y varias ventanas de comercios y cajeros electrónicos fueron destruidos. TransMilenio además tuvo que cerrar la estación del Museo del Oro durante una hora.
“Esto no es protesta social. Es violencia inaceptable, que no debe quedar impune. (...) Confío que la nueva directora de Unidad para las Víctimas, que además es emberá, sí dará pronto una solución estructural”, dijo la alcaldesa Claudia López en un tuit.
López también aseguró que Bogotá “es la única ciudad y entidad que ha dado refugio y ayuda humanitaria a los emberás por más de dos años” y que “el gobierno nacional ni evita que los desplacen ni les garantiza retorno seguro. Bogotá no puede seguir sola en esto”, afirmó.
Los primeros choques comenzaron cuando varias mujeres indígenas con niños en brazos bloquearon la entrada sur del edificio Avianca, en el centro de Bogotá, e impidieron la salida de empleados y visitantes.
Al lugar llegaron gestores de convivencia de la Secretaría de Gobierno y funcionarios de la Personería, y ante la negativa de los hombres que lideraban la protesta de despejar la zona, el Esmad hizo presencia en el lugar.
Los ánimos se caldearon cuando los uniformados intentaron despejar la entrada del edificio para permitir que las personas salieran. Según Edna Bonilla, alcaldesa encargada, “eran más de 1.400 personas las que terminaron atrapadas”.
Fue allí cuando los manifestantes empezaron a arrojar piedras y a golpear con palos a los uniformados, quienes respondieron lanzando gases lacrimógenos. Dos gestores de convivencia que se encontraban en el sitio fueron agredidos mientras mediaban entre ambas partes.
La violencia se trasladó a las calles del centro, específicamente a avenida Jiménez. Allí, los indígenas agredieron a una bachiller de la Policía que se encontraba dentro de la estación de TransMilenio del Museo del Oro. Luego, hicieron caer a dos patrulleros que circulaban por la carrera 7.a.
A uno de ellos, que no logró huir del lugar, le propinaron una brutal golpiza mientras se encontraba en el piso. Ni siquiera cuando los transeúntes intervinieron se calmaron los indígenas, quienes golpearon con piedras y palos a todo aquel que se les atravesó en el camino.
Estos hechos generaron el rechazo no solo del Distrito, sino también del Gobierno Nacional. “Rechazo y condeno los actos vividos hoy en Bogotá. Varios de la Fuerza Pública y civiles resultaron heridos. Nunca será protesta la agresión a un policía”, señaló en un tuit el presidente Gustavo Petro, quien este miércoles en la tarde visitó a los policías heridos en la clínica de la Policía y tenía previsto ir a la UPI de la Rioja, donde están los emberás.
El secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto, señaló que la violencia “inició por cuenta de los manifestantes” y a este diario le dijo que “la Policía actuó en defensa de los ciudadanos que no podían salir del edificio Avianca” y luego “intervino ante las agresiones de los indígenas”. El funcionario ofreció 50 millones de pesos de recompensa por información de los agresores de policías y gestores. En total se reportaron 15 capturas.
Patricia Tobón Yagarí, directora de la Unidad para las Víctimas, lamento los hechos de violencia “donde resultaron heridos varios del pueblo embera (...) y de la fuerza pública que fueron agredidos”. Y agregó: “Estamos llamados como sociedad a resolver a través del diálogo los problemas”.
El líder de la AIB, Jairo Montañez, reconoció que la protesta se desbordó y que esos hechos “no debieron pasar”. Montañez también explicó que la manifestación fue por el “incumplimiento de los acuerdos” de mayo pasado y por “la negación de dejarnos participar como pueblos en el marco de la reformulación de la política pública”.
En un comunicado, la Secretaría de Gobierno señaló que a agosto de 2022 se habían atendido 676 personas de la comunidad emberá y cerca de 267 estudiantes matriculados en el Colegio Restrepo Millán.
La violenta protesta de este miércoles se presenta en un momento en el que cursa en el Congreso un proyecto de ley que otorga facultades al Presidente para indultar a aquellas personas que han sido condenadas por conductas en la protesta social.
REDACCIÓN BOGOTÁ