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Floreció el yagé del Tropicario en el Jardín Botánico de Bogotá
Es un hecho poco frecuente si se tiene en cuenta la altura a la que está la ciudad.
Yagé en Jardín Botánico de Bogotá Foto: Jardín Botánico Bogotá
Una rareza floreció en la copa del domo que simula el ecosistema del Chocó y del Amazonas en el Tropicario del Jardín Botánico. Allí, a 24 metros de altura y a una temperatura de 28 grados, hay unas pequeñas y delicadas flores rosadas que representan para las comunidades indígenas su comunión con un mundo espiritual.
Estos brotes naturales pertenecen a la planta de yagé que floreció hace unas cuantas semanas. Un hecho sin precedentes, teniendo en cuenta que sucedió en una ciudad a 2.600 metros a nivel del mar.
Desde 2020, en medio de la pandemia, especialistas en colecciones del Jardín Botánico José Celestino Mutis emprendieron el proceso de propagación fuera de su ambiente natural de esta planta que crece en ecosistemas tropicales.
“Es una planta sagrada para las comunidades indígenas de departamentos como el Amazonas, el Caquetá y el Putumayo. Para nosotros es muy importante que en estos dos años de seguimiento hayamos podido registrar esto. Es una planta que ha podido trepar por la estructura que tenemos dispuesta y ha logrado florecer”, mencionó Martha Perdomo, directora del Jardín Botánico de Bogotá para este diario.
Esta planta llamada Yagé, Ayahuasca o Caapi entre otros nombres dados por comunidades de la cuenca Amazónica, e incluso Pildé en el Pacífico colombiano, es la base más importante de la bebida conocida por el mismo nombre y que en términos espirituales ha sido denominada ‘El bejuco del alma’.
Yagé Jardín Botánico Foto:Jardín Botánico Bogotá
Nuestros abuelos nos dejaron esta selva para nosotros vivir con nuestra botánica naturales y la medicina tradicional.
Su importancia cultural radica en el uso que los payés o médicos tradicionales de diferentes pueblos indígenas han desarrollado durante siglos. Es esencial en las prácticas rituales, conectando la selva, el jaguar y la anaconda por medio de cantos y secretos que durante generaciones han guardado. En el mundo occidental es considerada un alucinógeno, un medio directo de comunicarse con sus más profundas tradiciones y saberes.
“Nuestros abuelos nos dejaron esta selva para nosotros vivir con nuestra botánica naturales y la medicina tradicional. La gente blanca aprendió su medicamento con su libro de enciclopedia, nosotros estudiamos con nuestro yagé. De ocho años para adelante iba tomando mi yagé con mi padre y con mi maestro Taita Patricio y Rubén de Agüarico. Es guía espiritual para el camino del bien de todos”, aseguró el Taita Querubín Queta Alvarado, de la comunidad Cofán del Alto Putumayo, para un minidocumental realizado por el Ministerio de Cultura en 2015.
Se reproduce de manera sexual por semilla, o de forma vegetativa por estacas. No obstante, no es de ella de la cual se extraen las preparaciones para los rituales sagrados, pues para realizar estas se requieren grandes cantidades de los tallos de la liana o enredadera, extraídos del corazón de la selva, con una taxonomía de variedades que solo se pueden identificar por medio de su ingestión, y así saber si es Yagé tigre, Yagé danta u otras variedades que conocen estos pueblos.
Yagé en Jardín Botánico de Bogotá. Foto:El Tiempo.
“El poder del yagé radica en la planta y en el uso de los payés o médicos tradicionales amazónicos y del Pacífico. No es una planta de libre uso, tampoco tiene un poder adictivo. Al contrario, es una planta de uso ritual y su marco más importante está en el uso que le dan las comunidades”, aseguró Boris Villanueva, botánico del Jardín Botánico.
El profesional agrega que la importancia de esta planta en la capital es que les permite a quienes no son indígenas en Colombia, un país que tiene cerca de 67 etnias, conocerla y verla florecida.
“Incluso, en el amazonas no es fácil verla así, porque lo hace en la copa de los árboles. No es común que haya una estructura que nos permita subir cuatro pisos para ver la copa de la planta. Entonces, es importante para acercarnos y darnos cuenta de la diversidad biológica, cultural y étnica que tiene Colombia”, insistió.
La orquidía del Caribe
Igual que la planta del Yagé, hace unos días floreció en el Tropicario del Jardín Botánico la orquídea Myrmecophila brysiana, una planta de Centroamérica que solo se ha visto en la isla de Providencia, y que como una afortunada coincidencia fue colectada en el marco de una expedición científica realizada poco después del paso del huracán Iota y acondicionada en el domo Bosque Seco del complejo de invernaderos de este Centro de Investigación.
Como se recuerda, el huracán Iota ocurrió el 16 de noviembre de 2020 y fue catalogado en la categoría cinco antes de llegar a la zona insular colombiana. Este tuvo vientos hasta de 240 kilómetros por hora, arrasando con todo lo que encontró a su paso, incluyendo buena parte de la vegetación de la isla de Providencia.
Semanas después del desastre natural, un equipo de investigadores se desplazó a la zona para evaluar los impactos del fenómeno sobre la flora, recolectó material para su propagación y conservación y la adecuó en el Tropicario del Jardín Botánico de Bogotá haciendo un seguimiento cuidadoso y paciente de su recuperación. Con gran sorpresa hace pocos días la orquídea, que el pueblo raizal llama Scare the earth (susto de la tierra), abrió sus pétalos y se dejó ver en todo su esplendor.
Yagé en el Jardín Botánico. Foto:El Tiempo.
Según los botánicos, esta planta vive en árboles a mediana altura, y por sus peculiares e increíbles caraterísticas y estructura tiene la capacidad de ser el hogar de algunas especies de hormigas.
Desde 2020 fue abierto al público el nuevo Tropicario Distrital que alberga 98 familias, 313 géneros y 460 especies representativas de todos los ecosistemas, 100 de esas especies tienen algún grado de amenaza natural, constituyéndose así en un pedazo de Colombia en el corazón de Bogotá.
“Cada novedad en el Tropicario es una fiesta para el Jardín Botánico de Bogotá, pues no solo embellece y enriquece nuestras colecciones, sino que además demuestra que hemos generado las condiciones idóneas de propagación para que especies como esta orquídea sigan siendo un orgullo para Colombia y para el pueblo raizal que tanto la valora”, agrega Perdomo Ramírez.