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Los niños de hoy vivirán seis veces más desastres naturales que sus abuelos

Investigadores cuantificaron cuántos desastres enfrentará la infancia. 

Incendio destruye un campamento de refugiados en Moria (Grecia); un niño huye de las llamas.

Incendio destruye un campamento de refugiados en Moria (Grecia); un niño huye de las llamas. Foto: Afshin Ismaeli

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Si hoy el mundo ya es un lugar peligroso para la niñez, el futuro no es para nada promisorio. Según un estudio único en su tipo sobre los impactos del cambio climático entre generaciones, si el planeta continúa calentándose en su trayectoria actual, un niño o niña promedio de 6 años de hoy vivirá aproximadamente seis veces más desastres climáticos que sus abuelos.
La investigación, publicada esta semana por la revista 'Science', señala que un niño o niña nacido en 2020 enfrentará un riesgo dos veces mayor de vivir incendios forestales; presenciará, en promedio, 2,8 veces más pérdidas de cosechas que las generaciones que lo precedieron; será testigo, en promedio, de 2,6 veces más eventos de sequías; vivirá 2,8 veces más inundaciones fluviales, presenciará 1,7 veces más ciclones tropicales y 6,8 veces más olas de calor que una persona nacida en 1960.
Estos “preocupantes” resultados - en palabras del mismo informe- son producto de una extensa investigación que se puso como objetivo cuantificar la desigualdad intergeneracional del cambio climático. Según los investigadores, a menos que los líderes mundiales acuerden políticas más ambiciosas cuando se reúnan para la cumbre climática de las Naciones Unidas en Glasgow, Escocia, dentro de un mes, los niños de hoy estarán expuestos a un promedio de cinco veces más desastres que si vivieran hace 150 años.
La gente poderosa en la política y en la economía tienen el potencial para hacer un cambio, pero no lo hacen y además ellos no enfrentarán las consecuencias de sus acciones o inacciones
Para llegar a tales conclusiones, el equipo de 36 investigadores, dirigido por Wim Thiery - científico del clima y profesor de investigación de la Vrije Universiteit Brussel en Bélgica - cuantificaron la exposición a sequías, olas de calor, malas cosechas, inundaciones de ríos, ciclones tropicales e incendios forestales desde el nacimiento hasta la muerte de una persona.
También, calculó la exposición a estos cambios de por vida para cada generación nacida entre 1960 y 2020, para cada país del mundo y para cada escenario de calentamiento global entre 1 ° C y 3,5 ° C por encima de las temperaturas preindustriales actuales.
Y, además, comparó el aumento en la exposición a eventos extremos de las cohortes de la población que viven hoy con una persona de referencia que habría vivido en las condiciones climáticas preindustriales de finales del siglo XIX.
Más de la mitad de todos los gases de efecto invernadero en la atmósfera se generaron después de 1990, lo que significa que la mayoría de los desastres que experimentarán los niños de hoy pueden estar relacionados con las emisiones producidas durante la vida de sus padres.
Según le explicó a EL TIEMPO Thiery, los jóvenes son los que enfrentan y enfrentarán las consecuencias del cambio climático pero no tienen el poder político ni económico para generar un cambio en la sociedad, mientras que “la gente poderosa en la política y en la economía tienen el potencial para hacer un cambio, pero no lo hacen y además ellos no enfrentarán las consecuencias de sus acciones o inacciones”.
El experto advirtió que aunque hay opciones de frenar en cierta medida este futuro tan negro. Si se logra frenar el calentamiento a 1,5 ° C, la exposición adicional de por vida de los recién nacidos a las olas de calor se reducirá en un 45 por ciento; en un 39 por ciento para las sequías; en un 38 por ciento para las crecidas de los ríos; en un 28 por ciento para las malas cosechas y en un 10 por ciento para los incendios forestales. Pero aún así, ya hay algunos cambios ya son irreversibles.
Entre los hallazgos también está que los cambios serán especialmente dramáticos en los países en desarrollo. Si se clasifican a los países por sus niveles de ingreso en orden decreciente, se observa que los de la mitad superior son los responsables del 86 por ciento de las emisiones acumuladas de CO2 a nivel mundial, mientras que los países de la mitad inferior solo son responsables del 14 por ciento de las emisiones.
A pesar de ello, son los niños y las niñas de los países de ingresos medios y bajos quienes soportan el mayor peso de las pérdidas y los daños que afectan su salud y capital humano, así como sus tierras, su patrimonio cultural, sus conocimientos indígenas y locales, y su biodiversidad debido al cambio climático.
Marcelo Korc, jefe de la Unidad de Cambio Climático y Determinantes Ambientales de la Salud de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) le explicó a EL TIEMPO que no podemos ya hablar solo de mitigación sino que tenemos que hablar también de adaptación.
Según explica el experto desde Washington, el principal reto es que estos cambios son en parte impredecibles. “Los humanos somos buenos para adaptarnos si existe cierta predectibilidad, y los cambios por ahora son impredecibles, es decir, sabemos que habrán sequías, inundaciones, incendios, pero no sabemos ni cómo, ni cuándo ni dónde, y esto que va a suceder es lo que hace difícil esa adaptabilidad y crear los mecanismos necesarios para poder adaptarnos”.
Lo que vamos a tener que hacer con nuestros hijos es que sepan que van a tener que adaptarse a las circunstancias”, asegura. Por ejemplo, a las nuevas enfermedades que surjan debido a las afectaciones de los ecosistemas. “Los mosquitos, están cambiando de áreas y van tomando áreas geográficas donde antes no tomaban”, señala.
Colombia no es la excepción frente a los impactos en la infancia del cambio climático. Según advierte María Paula Martínez, directora ejecutiva de Save the Children Colombia, “las problemáticas ambientales se suman a situaciones graves como desplazamiento, conflicto armado y pobreza; que hacen a la niñez aún más vulnerable en regiones como el Pacífico, La Guajira o Arauca donde el impacto climático se convierte en una dificultad más para la realización de sus derechos y que les puede afectar por ejemplo el a la educación y a salud”.

‘Tenemos que adaptarnos sí o sí’, Wim Thiery

Wim Thiery. 
Autor principal del estudio: ‘Desigualdades intergeneracionales en la exposición a fenómenos climáticos extremos’.

Wim Thiery. Autor principal del estudio: ‘Desigualdades intergeneracionales en la exposición a fenómenos climáticos extremos’. Foto:Cortesía

¿Qué fue lo que más le sorprendió del estudio?

Como científico del clima, esperaba ver el incremento de la exposición y también que los países en desarrollo tuvieran los mayores incrementos. Pero si ves los números, los factores de multiplicación de exposición, como un ser un humano, como un padre, no puedes tener otra reacción que sentirte preocupado. Lo que más me sorprendió es eso, lo que significa para la gente...

¿Y desde el punto de vista científico?

Puedo decir que las diferencias de origen. Es decir, encontramos que los niños en los países más pobres enfrentarán las peores consecuencias. Las personas por debajo de los 25 años se enfrentarán a siete veces más eventos extremos en sus vidas en comparación con una persona que viviera en esa región en un mundo sin cambio climático. Si te fijas en los recién nacidos, es nueve veces más. Primero, la gente en estos países contribuyeron menos al problema, al contrario de algunos países latinoamericanos que contribuyen bastante al daño y que enfrentarán las consecuencias más fuertes.

La segunda razón...

La segunda razón, es que en estos países de bajos recursos, los niños son más vulnerables a estos cambios extremos en comparación a su misma generación en países de altos ingresos porque viven en estados frágiles que no tienen planes de adaptación climática. Otra razón que también calculamos es que hay muchos niños que ya hoy en están en esa situación. Entonces, estos niños que viven en países de bajos recursos no causaron los problemas, son más vulnerables, y son muchos más los niños.

No sé si podemos detener este futuro oscuro, pero nos podemos preparar...

Lo que nuestros resultados nos demuestran es que se puede limitar el calentamiento global en 1.5 grados. Eso significaría una gran diferencia, especialmente para los jóvenes porque reduciríamos el impacto intergeneracional en los recién nacidos en un 40 por ciento en cuanto a exposición del incremento del calor. Esto es mitigación, hoy tenemos todas las tecnologías para lograrlo. Lo único que necesitamos son políticas ambiciosas para implementar todas esas tecnologías. Sin embargo, aun logrando limitar el incremento a 1.5 grados seguiremos viendo cambios. Los recién nacidos verán más cambios, una persona nacida en el 2020 verá cuatro veces más cambios en comparación a una persona nacida en 1960, incluso frente al escenario más ambicioso. Eso significa que tenemos que adaptarnos.

¿Es más costoso adaptarnos que mitigar?

Sí, claro, no solo económicamente sino también en vidas. Además, hay límites físicos a la adaptación, piense por un momento en las olas de calor. En algún punto, la temperatura será tan alta, especialmente cuando está combinada con humedad, que no es posible transpirar más para mantener la temperatura de nuestro cuerpo y moriremos. Lo primero que debemos hacer es mitigar para detener las emisiones. Pero también nos tenemos que dar cuenta de que hay límites para la adaptación.

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SIMÓN GRANJA MATIAS
REDACCIÓN DOMINGO
@SIMONGRMA

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