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La historia del hombre que ha rescatado a más de 200 perros en La Guajira
Álvaro José Miranda vive en Riohacha y todos los días recorre el desierto ayudando animales.
Álvaro José Miranda junto a su perra Canela, que él mismo rescató y a la que adoptó luego de perder las patas traseras. Foto: Proyecto_Tawala
En los alrededores de un hotel en La Guajira vivía Canela, una perrita criolla de cinco años. Era su lugar preferido porque allí encontraba restos de comida para alimentarse. En las noches, cuando el hospedaje cerraba, buscaba chivos como otra opción para saciar su hambre.
Sin embargo, en la cultura wayú ese comportamiento es castigado, por lo que decidieron amarrarla con una trampa para cazar conejos. En su intento de liberarse, Canela se amputó las patas traseras.
Ese es el relato más fuerte que recuerda Álvaro José Miranda, líder animalista y ambientalista que dedica su vida a rescatar y alimentar perros en La Guajira, en el desierto y en rancherías.
"A Canela la adopté durante la pandemia. La rescaté, y hoy vive conmigo en el albergué (...). Con mi labor, calculo que he alimentado y rescatado a más de 200 perros en este departamento", explica Miranda en entrevista con EL TIEMPO.
Álvaro José Miranda con uno de los animales rescatados. Foto:Proyecto_Tawala
Su historia se inicia en 2014, en un momento difícil de su vida. José, electricista de profesión, no tenía empleo y estaba emocional y económicamente "dolido".
Encontró en la venta de mochilas wayús una oportunidad; no obstante, al ver un documental en la televisión colombiana se dio cuenta que a los indígenas los explotaban con sus tejidos, porque les compraban las mochilas a muy bajos precios y las revendían a altos costos. Por eso decidió él mismo ir hasta las rancherías y comprarlas directamente. Fue cuando descubrió otra realidad.
"La situación socioeconómica de la comunidad wayú es compleja. Hay familias que comen solo una vez al día, y por ende no hay desperdicios. Los perros, entonces, no tienen qué comer. Son muy flacos y hasta reciben maltratos. De hecho, me enteré de que los animales esperan a que las personas hagan sus necesidades para comérselas. Eso me causó un impactó terrible, y es cuando se inició mi trabajo social", cuenta Miranda.
El proyecto de José se llama Tawala. Foto:Proyecto_Tawala
Un proyecto de vida
Miranda, de 46 años, vive en Riohacha, con sus tres hijos, esposa y madre. Su proyecto –llamado Tawala– tiene dos objetivos principales. El primero es conseguir concentrado para animales y transportarlo hasta las comunidades de Piulaka, Pactalia, Pirruactamana, Chispana, Buenavista, El Molino, Poromana, Perrohulia y Chibolo.
Es un recorrido de aproximadamente 150 kilómetros en su carro blanco Nissan Sentra. Apodado como Tawala-Móvil, recorre zonas de complejas, propias del desierto de La Guajira. Su sueño es conseguir una camioneta que le permita transportarse de forma más efectiva, porque el Tawala-Móvil ya no está en las mejores condiciones.
José realiza sus recorridos a bordo de un Nissan Sentra. Foto:Proyecto_Tawala
La comida, narra José, la consigue generalmente de donaciones que recibe en La Guajira o desde Bogotá y Medellín. "Si no hay comida, me las arreglo para comprarla. Por muy mal que esté, mi visualización siempre es positiva".
Y agrega: “Busco también crear líderes en las rancherías, sobre todo con niños, en la naturaleza del proyecto. La idea es que ellos mismos alimenten a los perros y, mediante un celular que les dono, graben el proceso. Queremos educar a las personas para que traten sanamente a los animales”, dice el líder.
Y el segundo foco de su trabajo es el rescate y la adopción de canes. "Hace poco perdí un cachorro de siete meses. Lo dejaron amarrado del cuello, fue creciendo y la cuerda casi le amputa la cabeza. Lo rescaté, lo rehabilité, pero de repente decidió partir. Fue muy doloroso", detalla.
Su amor por Azai, como se llamaba el cachorro, fue muy grande. Para simbolizar su partida, Miranda lo enterró en una ranchería junto a un palo de mango.
"Actualmente tengo 16 perros en mi casa. Ahorita estoy restringido de hacer rescates porque no tengo en dónde ubicarlos. Estoy hacinado, en un punto crítico, porque vivo en un espacio muy pequeño. Mi sueño, porque tengo una visión de emprendedor, es construir una especie de hogar-refugio y hostal, para que la gente pueda alojarse y compartir con los perritos que rescato", explica.
Álvaro José es hábil con las redes sociales y la cámara. Aprendió a grabar y editar sus videos. Generalmente graba todos los procesos de rescate y los sube a Instagram (proyecto_tawala) para buscar nuevos hogares a sus animales.
"Cuando surge un proceso de adopción por fuera de La Guajira les explicó el costo del vuelo, de las vacunas y de los certificados. He logrado enviar perritos a Bogotá y a Medellín. Los nuevos dueños graban la vida de los animales y me mandan las evidencias. Todo es un proceso muy bonito", explica Miranda.
Proyecto Tawala no solo rescata, alimenta y educa, también busca oportunidades para mejorar la calidad de vida de las comunidades.
"Hasta el momento he impactado a tres familias. A una se le ayudó a crear un negocio de venta de chicha, se le compraron dos ollas industriales y 200 kilos de maíz y 50 kilos de azúcar; a otra familia se le ayudó a crear una tienda, y en otra se le dio una moto al jefe del hogar para que la pague mensualmente", relata.
Con su trabajo espera seguir impactando a más comunidades e inspirar a más personas y fundaciones a desarrollar labores similares.