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Noticia
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Se caen a pedazos: edificios de la Universidad Nacional están casi en las ruinas
Goteras, grietas y techos que se caen. Importantes edificios de la universidad en serio riesgo.
Grietas, goteras y escombros reinan en algunos edificios de la Unal. Foto: Cortesía
De tanto en tanto, los videos y las fotos se vuelven virales. Edificios que sirven como centros de estudio, salones de clase, oficinas istrativas, pasillos e importantes laboratorios o archivos en la Universidad Nacional terminan inundados, llenos de grietas, humedad y poniendo en riesgo la vida, los recursos y algunos tesoros científicos de la prestigiosa institución pública, la más importante del país.
Se trata de un problema cada vez más evidente, que tiene eco justo en el momento en que se adelanta el proceso de designación del nuevo rector de la universidad, el cual tendrá como uno de sus principales retos encontrar los recursos, estatales o propios, para garantizar que estas edificaciones no terminen en ruinas por el deterioro y el abandono.
La última imagen que, una vez más, llama la atención es la del Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar (IPARM), un colegio istrado por la Universidad Nacional y que queda ubicado en el mismo campus. Fue necesario un solo día de intensas lluvias, después de meses en que predominó el tiempo seco en Bogotá, para que las fallas se hicieran más que evidentes.
Las imágenes no solo muestran goteras, sino chorros de agua cayendo desde el techo, pedazos de techo caídos, grietas y humedad que hoy causan alarma en la comunidad educativa.
Presidente @petrogustavo esta es la Universidad Nacional de Colombia después de un aguacero, es un lugar donde ven clases miles de niños, el IPARM. Es urgente atender la preocupante crisis de infraestructura de las Universidades públicas de forma decidida. pic.twitter.com/QixlYeXDSf
Pero no fue la única edificación que se vio afectada en la jornada de este miércoles. Uno de los más afectados fue el edificio 450 del Departamento de Farmacia. Se trata de una estructura que viene presentando desde hace años numerosas fallas. Las grietas son evidentes en diferentes muros, las goteras e incluso el desprendimiento de muros enteros que hoy se sostienen prácticamente de nada.
Este edificio de 6.367 metros cuadrados de área construida ha sido considerado para demolición y posterior reposición desde hace varios años antes de la pandemia. Sin embargo, hoy el deterioro avanza y los estudiantes continúan recibiendo allí clases, poniendo en riesgo su vida.
Grietas y humedad en el Edificio de Farmacia de la Universidad Nacional. Foto:Cortesía
Tal ha sido la situación que hoy, después de las lluvias de este miércoles, Jesús Becerra Camargo, el director del departamento de Farmacia emitió un comunicado a la comunidad universitaria anunciando la suspensión de las actividades académicas.
“Ante la eventual falta de garantías y la delicada situación de la infraestructura del edificio de Farmacia, en ausencia de una respuesta institucional por parte de las directivas de la sede Bogotá para establecer un plan de contingencia… exhorto a la comunidad del Departamento, incluyendo estudiantes, profesores y trabajadores, a que consideren el riesgo al que están expuestos”, señaló Becerra.
Y agregó: “En ausencia de un plan adecuado que garantice la disponibilidad de espacios, reactivos y equipos necesarios, nos vemos en la necesidad de suspender todas las actividades académicas relacionadas con la docencia práctica, investigación y istrativas en las áreas afectadas del Edificio 450 del Departamento de Farmacia a partir del 21 de marzo del presente año”.
Y todo esto se suma al que es, hoy por hoy, el caso más emblemático, delicado y mediático de problemas de infraestructura en el campus de la Unal. Se trata del Edificio del Instituto de Ciencias Naturales.
En los últimos días, la Procuraduría General de la Nación alertó por el estado de “riesgo y ruina” del Instituto, el cual alberga, entre otras cosas, al Museo de Historia de la Universidad Nacional, así como algunas de las colecciones científicas más importantes del país.
De acuerdo con el ente de control, existe una “grave problemática de deterioro y abandono de las sedes del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) y del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional”, por lo que “las autoridades nacionales y entes de control activaron acciones de revisión y seguimiento para dar solución a la situación que tiene en riesgo la historia de la biodiversidad del país y pone en riesgo la vida de los estudiantes, profesores y visitantes”.
Se trata de un caso que ya fue registrado con anterioridad por EL TIEMPO. El edificio, construido en la década de los años 70 y que tiene la colección científica más extensa de flora y fauna del país, podría colapsar, según advierten estudiantes y profesores. Allí reposan 3,5 millones de ejemplares de 13 colecciones diferentes.
Grietas en la oficina del profesor Andrade. Foto:Alejandra López P.
La edificación de 7.700 metros cuadrados, 5.000 de los cuales están destinados al almacenamiento de colecciones de herbario, arqueología, zoología y paleontología que custodia a nombre del Estado colombiano, se resquebraja de a pocos.
De 890 especies de ranas descritas en Colombia, muestras de 650 reposan en el ICN. Foto:Sergio Acero Yate / El Tiempo
“Tenemos grietas por todas partes. Los temblores que vivimos recientemente en Bogotá ayudaron a que aparecieran más y a que las que ya teníamos se hicieran más profundas”, comentó en su momento el profesor Gonzalo Andrade, director del ICN.
Desde el 2010 los biólogos de la Universidad Nacional comenzaron a llamar la atención sobre las falencias de la edificación. Por ejemplo, no cumple con la norma sismorresistente; presenta fallas y grietas visibles de riesgo, producto de deficiencias importantes en la cimentación y la estructura en general; ya no es posible recibir nuevas muestras porque el edificio está en el límite de resistencia ante carga y no cuenta con sistemas de detección y extinción de incendio no obstante contener muestras almacenadas en alcohol (altamente inflamable).
Cuando llueve, las goteras son más que evidentes al punto que “llueve más adentro que afuera”, dice Andrade, y cuando tiembla, las grietas crecen y trozos de techo caen al suelo.
El antiguio edificio de Artes de la Universidad Nacional que fue demolido Foto:Archivo
El icónico edificio se logró construir luego de años de espera. Las condiciones del anterior eran tan precarias que en 2011 tuvo que ser evacuado para evitar que las fallas terminaran afectando la integridad física de estudiantes, profesores y trabajadores.
Sin embargo, la demolición del mismo solo se concretó tres años después, en el 2014, y la construcción del nuevo solo fue puesta en consideración tras las intensas marchas estudiantiles de 2018, tras lo cual el gobierno del expresidente Iván Duque inició las obras de la primera fase, entregada en 2023, y este año el gobierno de Gustavo Petro inició las obras de la segunda fase.
En otras palabras, pasaron 12 años para que los estudiantes de la Facultad de Artes pudieran estudiar de nuevo en su propio edificio. 12 años que muestra lo difícil que es para una institución superior pública, incluso siendo la más importante del país, conseguir los recursos y la voluntad política necesaria para apalancar un proyecto como estos. Un escenario al que los edificios de Farmacia, Ciencias Naturales y el colegio IPARM se enfrentan desde hace años.