Este lunes es Navidad y si todavía no le ha comprado un regalo a su hijo para sorprenderlo, tenga cuidado porque demasiado consentimiento puede generar efectos nocivos a largo plazo.
Antes de tomar una decisión, los expertos aconsejan hacer una recapitulación de cuántos obsequios les han dado a sus hijos durante el año, ya sea por algún deseo o para solucionar problemas. ¿Por qué? Hoy en día, los niños reciben tanta cantidad de presentes en Navidad que les cuesta trabajo concentrarse en uno solo, disfrutarlo y darle valor. De esta forma, desarrollan el ‘síndrome del niño hiperregalado’, lo que puede convertir a los menores en personas autoritarias y con bajos niveles de frustración.
Claudia Padrón, directora del posgrado de Psicología del Consumidor de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, explica por qué esto es común en los más pequeños: “Sucede, principalmente, en las familias donde hay pocos hijos, pero hay muchos cuidadores (tíos, abuelos, papás, etc.) y todos quieren darles un regalo. Entonces, cuando comienzan a recibir los obsequios es tal el nivel de saturación que terminan quitándole el valor reforzante al regalo. Sin embargo, sucede lo contrario, pues se da el regalo solo porque es Navidad”.
Este fenómeno también se puede presentar porque, como indica Alejandro Acosta, director de la Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano (Cinde), en ocasiones no se tiene en cuenta el gusto de los menores al comprar los regalos. “Los padres compran los obsequios más porque son atractivos para ellos, sin considerar si corresponden a los gustos y motivaciones de sus hijos. Cuando esto sucede, rápidamente la niña o el niño se desentiende del juguete o juego”, dice Acosta.
Cuando reciben los obsequios es tal el nivel de saturación que terminan quitándole el valor reforzante al regalo
También, los expertos aducen que esa tendencia aparece cuando los adultos quieren llenar un vacío en los pequeños con objetos materiales. Según Padrón, “estos niños están siendo permanentemente estimulados con regalos y esa sobreestimulación baja el valor y la emoción al momento de recibir las cosas”.
Otro factor que incide, de acuerdo con el director del Cinde, es que los niños pueden obedecer a dinámicas consumistas. “Mucha de la propaganda en los canales de comunicación, de forma subliminal o directa, está orientada a que niñas y niños presionen a sus padres para que les compren determinados productos y, al mismo tiempo, para que los padres asocien el cariño con lo material, así como el hecho de estar a la moda o demostrar el éxito de la familia al comprar ese tipo de productos”, dice Acosta, quien además alerta que hay casos en los que los adultos buscan garantizarles a sus hijos cosas que “quisieron tener en su infancia y no lo pudieron tener”.
En efecto, los especialistas aseguran que si no se corrigen estas conductas a tiempo, las consecuencias se pueden manifestar en cambios de comportamiento. “Desde lo cognitivo, se convertirán en niños insatisfechos con las cosas que tienen, porque nada les genera valor. Y, desde lo sensorial, ya que tendrán baja excitación ante estímulos nuevos, pueden ser individuos egocéntricos y con pocas habilidades para manejar la frustración”, afirma Padrón.
Sin embargo, coinciden en que la Navidad es una fecha especial para los pequeños y por eso es importante sorprenderlos. “Los niños necesitan una muestra incondicional de afecto por parte de su familia en estas fechas. Deben sentirse especiales porque viene el nacimiento de un niño y de alguna manera se pueden sentir identificados”, le dijo la psicóloga Annie de Acevedo a la revista 'ABC del Bebé'.
Algunas sugerencias
Parece curioso, pero, al hablar de regalos, los padres no solo se deberían enfocar en el acto de dar obsequios, sino en enseñar la reciprocidad. “Cuando (los niños) aprenden a dar un regalo a sus seres queridos, como una carta, un dibujo o una flor, les estamos reforzando el mensaje de que los regalos no deben tener un costo económico, sino que hay cosas simbólicas que ayudan a expresar nuestras emociones”, recomiendan desde la Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Además, señalan que es importante que los padres fomenten en sus hijos el cuidado y buen manejo de las cosas que reciben: “Las cosas cuestan, no solo por la inversión de dinero, sino por la intención de quien las regala, y como tal deben cuidarse y valorarse”.
Carolina Piñeros, directora de RedPapaz, considera que el mejor regalo “es el tiempo” que los padres pueden pasar con sus hijos y aconseja buscar un equilibrio entre lo que “verdaderamente necesitan y que, por ejemplo, van a usar para desarrollar sus habilidades”, así como propiciar ambientes para que los “niños puedan hacer cosas para sus seres queridos”. En esto concuerdan los expertos y concluyen que regalar experiencias es mejor y más efectivo que llenar a los niños de juguetes en Navidad. En ese sentido, un viaje, una salida al campo o a un parque pueden ser muy buenas opciones.
REDACCIÓN EDUCACIÓN