Un centro de investigación para desentrañar los secretos naturales de Cabo de Hornos

A las puertas de la Antártica, en la población más austral del mundo, la ciudad chilena de Puerto Williams, se inauguró este lunes un centro de investigación para estudiar la naturaleza inexplorada de Cabo de Hornos y los impactos de la crisis climática en la zona, además de conservar la cultura de las comunidades locales.

Las nuevas instalaciones albergarán el Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC, por sus siglas en inglés), que aúna ciencias naturales y sociales para investigar ecosistemas subantárticos poco explorados, relacionando ese conocimiento con los saberes de las comunidades locales.

"Haremos investigación desde diferentes perspectivas, desde la educación hasta la

ciencia dura, sobre la conservación biológica y cultural de un lugar que es todavía uno de los 24 sitios más prístinos que existen en el mundo", expresó a EFE la directora de las nuevas instalaciones inauguradas, Francisca Massardo.

El centro, impulsado por la Universidad de Magallanes, está conformado por varias universidades chilenas y una red internacional coordinada por la Universidad de Texas, de Estados Unidos, entre otras instituciones. La inauguración de este lunes contó con la presencia de autoridades locales y nacionales, como la ministra de Obras Públicas del Gobierno de Chile, Jessica López Saffie, y el gobernador en la región de Magallanes, Jorge Mauricio Flies.

Fregadas por vientos y bravos mares, las islas que configuran el extremo austral de América, en latitudes subantárticas, albergan ecosistemas marinos y terrestres únicos en el mundo, con gran diversidad en su fauna y flora que se conservan en tierras casi inexploradas por el humano. El Canal Beagle es donde se sitúa Puerto Williams, frontera entre Chile y Argentina: en el lado argentino, el turismo de masas se desarrolló hace años en la ciudad de Ushuaia; en el lado chileno, más austral, el impacto del turismo es menor.

Entre sus objetivos, el CHIC quiere fomentar un desarrollo económico en Cabo de Hornos que sea compatible con la conservación de su biodiversidad y culturas locales, aprovechando el atractivo de la naturaleza virgen de la zona para fomentar proyectos turísticos que eviten la implantación de industrias más lesivas con el entorno.

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Una de las líneas maestras del centro es promover el turismo de la observación de aves: la región de Magallanes alberga más de 200 especies de aves, y un centenar son endémicas de la zona -según datos del Museo Antropológico de Puerto Williams-, que habitan en ecosistemas tan distintos como la alta montaña o el bravo mar de Cabo de Hornos.

Si bien el proyecto del CHIC quiere trabajar junto con la comunidad local, existe un recelo desde algunos sectores de Puerto Williams, sobre todo de una parte de la comunidad indígena local, el pueblo yagán, tal y como itió a EFE la delegada presidencial en la Provincia de la Antártica chilena, María Luisa Muñoz.

Puerto Williams, con cerca de 2.000 habitantes y con muchas familias jóvenes, carece de varios servicios básicos, como el tratamiento de aguas o ámbitos médicos como la pediatría, y la gestión de residuos se hace desde un basurero muy cercano a la población principal de los yaganes. Muñoz, nacida en Puerto Williams y miembro también del pueblo yagán, dijo que existe un "quiebre de confianza" entre parte de los vecinos de Puerto Williams y el entorno del CHIC, pero defendió seguir investigando el valor natural y cultural del entorno de Cabo de Hornos, siempre y cuando los locales participen de los proyectos de desarrollo que deriven de ese conocimiento. "El pueblo yagán está vivo, pero siempre está presente la lucha contra el estigma.

La historia del pueblo yagán se vende como reclamo turístico, pero no ves ningún yagán haciendo de guía en los cruceros o explicando su historia. Los yaganes llevan más de 7.000 años presentes en el territorio y tienen mucho que entregar", sostuvo la delegada.