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'Gracias a mi perro, en menos de un año, bajé 80 kilos'
En un libro, Eric O’Grey cuenta cómo bajó de peso y se llenó de amor gracias a su mascota.
Peety, una mezcla entre border Collie y pastor australiano, se convirtió en el mejor amigo que Eric O’Grey pudo encontrar
en su vida. Foto: Cortesía
Eric 0’Grey tenía un sobrepeso de 70 kilos (pesaba 170) y estaba deprimido y enfermo. Tenía diabetes. Luego de llevar una vida de dietas y estrictos tratamientos, cambió de médico. Y, sorprendentemente, le hicieron una particular prescripción: “Adopte un perro”. Y ese perro, literalmente, le salvó la vida.
O’Grey, profesional en Finanzas y doctorado en Jurisprudencia, y quien gracias a esta experiencia se convirtió en conferencista y motivador, acaba de publicar su testimonio en un libro que le está dando la vuelta al mundo y ya se consigue en Colombia: 'Petty, el perro que salvó mi vida' (Penguin Random House ).
O’Grey se unió con Mark Dagostino, periodista y autor de múltiples best sellers del prestigioso periódico The New York Times, con el fin de contar su historia al lado de este perro, mezcla de border Collie y pastor australiano. EL TIEMPO habló con él.
Nunca tuve una mascota antes de Peety, así que cuando mi doctora me dio una receta para adoptar un perro de refugio, me sorprendí. Le pregunté: “¿Puedo adoptar un gato en vez del perro?”. Ella me miró seriamente y dijo: “¿Alguna vez has caminado con un gato?”.
Ella respondió que la razón por la que necesitaba un perro era porque me había quedado recluido y había dejado de salir. Me dijo que un perro me obligaría a salir a pasear durante al menos 30 minutos, dos veces al día, y que al hacerlo me reuniría con personas de mi vecindario y volvería a experimentar la vida, fuera de mi apartamento. Y eso fue exactamente lo que pasó.
¿Así empezó a cambiar de hábitos?
Cuando fui a adoptar, le pedí al refugio un perro obeso, de mediana edad, para que tuviéramos algo en común. Es por eso que recomendaron a Peety: yo pesaba 340 libras, tomaba insulina y otras 15 medicinas por día para la diabetes tipo 2, pero él se veía aún peor que yo. Cuando nos conocimos, él pesaba 75 libras (alrededor de 25 libras de sobrepeso) y su piel estaba roja y tenía parches de piel. Estaba en tan mal estado que dejé de sentir pena por mí mismo y empecé a sentir pena por él.
Rápidamente desarrollamos un vínculo de hermandad que nunca antes había experimentado. Nos volvimos inseparables, y era obvio que lo único que le importaba en el mundo era yo. Él me amó incondicionalmente, con todo su corazón, así que me trató como si fuera la mejor persona que jamás haya caminado sobre la Tierra. Decidí convertirme en la persona que él creía que era, y él me ayudó a convertirme en el hombre que soy hoy.
¿Y qué pasó?
En menos de un año, mi peso bajó a 180 libras, mi cintura bajó de 52 a 33 pulgadas, me bajé de todos mis medicamentos y revertí mi diabetes tipo 2. Peety falleció en el año 2015; pero él sigue conmigo porque, como he aprendido, no todos los ángeles de Dios son humanos.
¿Qué recomendaciones haría para conseguir el perro ideal?
Un perro puede enriquecer mucho su vida, como Peety bendijo la mía. Si usted se siente solo, enfermo y sufre de sobrepeso como estuve yo, el perro adecuado puede ayudar a agregar años a su vida y llenarla con alegría y salud. Pero, por favor, considere adoptar un perro adolescente, adulto o mayor en lugar de un cachorro. La adopción de un cachorro es similar a la adopción de un niño de 2 años: requerirá mucho trabajo y entrenamiento hasta la edad adulta. Si adopta un perro adulto o mayor en lugar de un cachorro, lo más probable es que el perro mayor genere menos trabajo y problemas ya que él o ella ya estarán domesticados, sabrán los comandos básicos y algunos modales; ya habrá pasado la era de la destrucción de sus muebles y será más como adoptar a un estudiado de 30 años en lugar de a un bebé de 2 años.
Mejor adoptar que comprar
Y, especialmente, por favor, solo adopte perros de un refugio de animales local. No compre. Cuando adopta un perro, salva dos vidas: el perro que adoptó y otro perro que ahora tiene un espacio abierto en el refugio. Su nuevo y más viejo perro sabrá que salvó su vida, y lo amará incondicionalmente, profundo, como jamás habrá experimentado.
“Así que la mejor manera de manejar el duelo de una mascota querida es honrarla adoptando otra mascota. Nunca estaré sin un perro, por el resto de mi vida". Foto:Cortesía
¿Cómo manejar el duelo de una mascota?
Cuando Peety falleció, me acosté junto a él en el suelo durante dos días cantándole canciones de John Lennon. Fue, de lejos, el día más triste de mi vida. Dos días después de la muerte de Peety, escribí la introducción de mi libro y me sentí devastado durante meses. Finalmente, alguien me dijo que cuando un nuevo perro me estuviera buscando, lo sabría. Y eso es justo lo que pasó.
¿Y qué pasó?
Un día sentí una fuerte necesidad de conducir a mi refugio local, porque sentí que un nuevo perro me llamaba. Corrí y en la primera perrera de adopción, a la izquierda, había un perro que acababa de ser puesto en adopción. Me miró, lo miré, y fue como si nos reconociéramos. Se llamaba Jake y dije: “¡Jake, salgamos de aquí!”. Menos de media hora más tarde, nos dirigíamos a casa en mi auto, y al día siguiente, comenzamos a correr juntos.
Ahora, corremos hasta distancias de maratón completas juntos, somos inseparables y viajamos a todas partes. Así que la mejor manera de manejar el duelo de una mascota querida es honrarla adoptando otra mascota. Nunca más estaré sin un perro.