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Las lecciones de la cita no oficial de Uribe con la Comisión de la Verdad
Conversación informal duró más de 6 horas, sin temas vedados. No quedaron puertas cerradas.
Sin ser una comparecencia oficial ante la Comisión de la Verdad, la charla que el expresidente Álvaro Uribe sostuvo con el presidente de ese organismo, el padre Francisco De Roux, y los comisionados Olga Lucía González y Leyner Palacio marca un hito para ese órgano creado por el Acuerdo de La Habana y para el cumplimiento de su misión de reconstruir la historia no judicial del conflicto.
Por un lado, se trataba de la cita con el expresidente y político colombiano que más se ha opuesto al resultado de las negociaciones políticas que llevaron, en el gobierno de Juan Manuel Santos, a la desmovilización de las Farc y a su reintegración a la vida civil y política del país.
Así, desde que se confirmó que habría una sesión pública informal, este domingo, Uribe publicó un documento base de 61 puntos que arrancaba con la declaración de que personalmente no confería legitimidad alguna al Acuerdo de La Habana, y por derecha, tampoco a la Comisión.
Pero también reconoció de entrada a su interlocutor, el padre de Roux, como una persona con la que estaba dispuesto a hablar con franqueza sobre el conflicto armado en Colombia y sobre los diferentes señalamientos que ha enfrentado desde los 90: defensa de las Convivir (muchas de las cuales terminaron siendo fachadas de los 'paras'); falsos positivos en su gobierno, y supuesta afinidad con los grupos paramilitares.
Fue una intensa charla en la que además participaron tres interlocutores que no estaban anunciados, al menos no públicamente: los comisionados González y Palacio, así como Tomás Uribe, hijo del expresidente que por momentos intervino en el evento (nunca en cámara, pero sus cuestionamientos se oían claramente) y a quien su padre incluso tuvo que regañar varias veces para que le bajara al tono.
Uribe, como lo ha hecho en centenares de escenarios en las últimas dos décadas, defendió su política de Seguridad Democrática; negó que en su gobierno se hubiera aplicado la llamada 'Doctrina Vietnam' y que esta fuera el motor de los 'falsos positivos' (como lo dijo su sucesor y luego máximo contradictor, Juan Manuel Santos, a quien no mencionó por su nombre sino como 'el ministro de Defensa').
También aseguró que su Gobierno, a diferencia de Santos con las Farc, promovió una negociación de paz en la que los victimarios tenían que pagar cárcel y que impedía que terminaran en el Congreso (afirmación que no corresponde exactamente con los hechos, pues el primer modelo planteado por su gobierno, el de la Alternatividad Penal, para la desmovilización de los grupos paramilitares no incluía penas de prisión y sí les daba posibilidades políticas a los ex jefes de las Auc).
Álvaro Uribe y Comisión de la Verdad Foto:Archivo Particular
Y una de sus intervenciones más sonadas fue cuando habló de que Colombia iba a necesitar "una amnistía general". "Creo que hay que resolver el tema de paramilitares y guerrilla: eso hay que resolverlo, ejercer autoridad. Hay que darles el mismo beneficio o la misma pena".
Y añadió: "A mí me parece grave lo que esa niña hizo (en referencia a la condena contra Epa Colombia, esta semana, por vandalismo), pero muchos no entienden como a estos violadores de niños ni un día en cárcel (en referencia a exjefes de las Farc) y a ella 5 años de condena".
"Yo pensaría que este país necesita una amnistía y necesita autoridad", insistió.
Hubo vehemencia y voces alteradas en algunos momentos, especialmente cuando de Roux y sus compañeros le preguntaron al expresidente por las relaciones entre el Ejército y los grupos paramilitares, a pesar de todas las medidas anunciadas por el Estado colombiano desde los años 80.
Yo pensaría que este país necesita una amnistía y necesita autoridad
La comisionada González se quejó de que Uribe no le contestó sus preguntas y lo señaló de encasillarla y estigmatizarla. A su vez, el jefe del Centro Democrático la llamó "radical": "a ella no le gusta nada de lo mío", sostuvo.
Y Tomás Uribe llegó a decir que a ella, que llegó a la Comisión de la Verdad después de años de trabajo por los derechos humanos en Medellín, "le encantan las Farc", aludiendo a un supuesto trino de 2017.
- "Tomás, no; no más", fue la orden de Uribe. Al fondo se oyó, sin embargo, una nueva interpelación del hijo del exmandatario: "Dígalo, dígalo (a Olga Lucía González): 'yo comparto los principios de las Farc', como lo dijo en 2017. Yo nunca diría: comparto los principios de Pablo Escobar, ni de Castaño, ni de Mancuso ni de las Farc, de ningún grupo terrorista, todos me saben a mierda".
Y de nuevo el expresidente: "No, Tomás, quieto, hombre".
El intenso ejercicio dialéctico se cerró sin puntos de acuerdo, incluso con polémicas que siguen abiertas, pero sin puertas cerradas y trancadas. De hecho, la posibilidad de que Uribe amplíe su visión de la guerra en el país quedó planteada, y los comisionados se comprometieron a estudiar juiciosamente el documento y los argumentos que les presentó.
- "Quisiera retomar lo que le dijo Leyner-- dijo el padre de Roux-- : Álvaro Uribe, usted es un hombre muy importante para la reconciliación de este país, usted tiene un papel único en Colombia. Es muy difícil que este país se reconcilie si usted no se juega a fondo".
Y le insistió para tener "una actitud generosa, proactiva" por la paz": "Colombia lo necesita. Mi sentir es que una contribución suya a que nos unamos en este esfuerzo de paz contribuiría inmensamente a que el país se unifique".
Uribe ripostó: "Saquen las Fuerzas Armadas de la JEP y que los responsables de delitos atroces, de delitos contra los niños, no estén en el Congreso; a eso hemos reducido nuestras exigencias".
Pero de Roux no cedía y lo invitó a "dar el paso" y reconocer la legitimidad del acuerdo de Paz.
-"Y qué les digo yo a mis profesores de derecho de ese golpe de estado que se le dio a la democracia cuando perdieron el plebiscito y lo impusieron a la brava", fue la respuesta. Pero de inmediato agregó: "Dejémoslo en zona gris"; yo lo comprendo, pero compréndame usted".
Y remató: "De este ejercicio yo valoro que lo pone a uno a pensar en el país".
Para ese momento habían pasado ya más de 6 horas del arranque de la sesión. "Caminen y almorcemos", fue la última frase que se escuchó decir a Uribe antes de dar por terminada la histórica cita, eso sí, no oficial, con la Comisión de la Verdad.