'Colombia debe crear una norma macro para avanzar en el mundo de la inteligencia artificial': David Luna

Una reflexión sobre la inteligencia artificial y cómo Colombia puede beneficiarse de esta. Así define el senador David Luna, exministro de las TIC y experto en tecnología, el libro que escribió con María Paula Forero, experta en tecnología, que será presentado este miércoles.

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En diálogo con EL TIEMPO, el congresista habla sobre la publicación de Más allá de los algoritmos: reflexiones sobre ética e inteligencia artificial en la era digital, de la editorial Tirant lo Blanch, el cual ya está en librerías.

Por dos razones. La primera, este es un libro que construimos a dos manos con María Paula Forero, experta en tecnología, buscando hacer entender que Colombia tiene los mismos problemas hace 40 años y ha planteado las mismas soluciones y, lamentablemente, en casi todos hemos fracasado. Creo que con inteligencia artificial y, en general con tecnología, podríamos resolver muchos de los problemas que en estos momentos estamos teniendo. Por ejemplo, el de la competitividad en el agro. Si utilizamos tecnología vamos a predecir, por ejemplo, clima, pero, adicionalmente, vamos a facilitar distribución. O en la seguridad, si utilizamos tecnología vamos a evitar la famosa reincidencia. O, si utilizamos tecnología en la lucha contra el hambre vamos, verdaderamente, a identificar si se están entregando oportunamente las ayudas y vamos a georreferenciar dónde, verdaderamente, se están teniendo problemas de alimentación. La tecnología, que va más rápido que la legislación, es fundamental apropiarla para cambiar de agenda, para nuevas ideas, oportunidades. Y acá la estamos pensando únicamente como una herramienta de consumo y no de producción. Ese salto lo tenemos que dar.

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La inteligencia artificial no nació ayer, la inteligencia artificial nació, fácilmente, hace 40 años. Lo que pasa es que hoy se está desarrollando a un ritmo que necesitamos entenderla y lo que pretendemos hacer con el libro es dar unas herramientas para que la gente entienda que detrás de todo algoritmo siempre hay un ser humano. Y ese ser humano tiene que ver cómo se construye el algoritmo con principios éticos para que haya bienestar común, transparencia, para que se respete la privacidad, para que se mantenga el control humano de la inteligencia artificial.

La política no hay que dejársela solo a los políticos. Y tal vez por el interés electoral muchos políticos no permiten que el debate de la tecnología entre a ser el verdaderamente importante en Colombia. Con la tecnología hemos educado muchos más colombianos de los que educamos tradicionalmente. Con la tecnología hay al crédito que no se tenía anteriormente, con la tecnología se están resolviendo gravísimos problemas en materia de desigualdad social y, por eso, esta agenda debe de ser parte de la discusión nacional. Pero Colombia ha avanzado mucho más de lo que nosotros mismos pensamos o creemos porque, afortunadamente, hay jóvenes y adultos dedicados a crear, investigar, innovar y emprender con la tecnología. En materia de inteligencia artificial vamos por buen camino, pero no podemos en un país santanderista como somos, tratar de reglamentarlo todo. Y, sobre todo, reglamentar según el caso. Hay un ecosistema en potencia, tanto en inteligencia artificial como en la industria electrónica y de semiconductores, y hay que aprovecharla para poder competir y, verdaderamente, constituirnos en una atracción para el mundo. Lo que tenemos es talento de sobra.

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Estados Unidos ha tomado la decisión de autorregular. China ha tomado la decisión de regular en exceso. Colombia lo que debe hacer es crear una norma marco, una ley marco, para dejar claros una serie de criterios en materia de inteligencia artificial pero no atacar la innovación. En ese sentido, hay ejemplos muy contundentes que permiten hoy que los ciudadanos de todo el mundo puedan acceder a servicios gubernamentales en línea, pero, adicionalmente, a crear empresas que puedan presentar toda su tributación de forma digital para que no haya, entre otras, robo de dineros públicos. Además, está la posibilidad de aumentar la capacidad de aprendizajes de idiomas, particularmente del inglés, o de certificarnos en competencias que nos permitirían descollar de una manera muy importante. Quiero hacer énfasis en algo clave: la predicción de epidemias y la protección de la salud pública.

Por ejemplo, Singapur ha utilizado inteligencia artificial para rastrear brotes de enfermedades y predecir la propagación del dengue. Si Colombia entendiera que ahí hay una oportunidad, los algoritmos pueden analizar datos en tiempo real para identificar áreas de riesgo y así evitar catástrofes. Y ni qué decir de recursos naturales, en gestión del riesgo. La inteligencia artificial identifica patrones climáticos para saber, con anterioridad, un posible incendio, una posible creciente de un río. Inclusive, una afectación de movimientos telúricos. Acá lo que tenemos es un reto de aprovechar la inteligencia artificial sin sesgos y sin discriminaciones. Hay que proteger los datos y generar una transparencia que no podría ni el más bandido luchar contra ello.

Tengo una gran preocupación. En este momento hay ocho proyectos de ley en el Congreso, todos con buena voluntad pero si se legisla de manera desordenada podemos atentar contra la innovación. Por esa razón, le he pedido al Congreso un alto en el camino y analizar si podemos construir una legislación macro para avanzar en el mundo de la inteligencia artificial. Del afán no queda sino el cansancio. Estamos pretendiendo legislar en casos puntuales. Eso es válido, pero hay que hacerlo adecuadamente, por un lado hay circulares de la SIC, por otro lado Conpes, por otro proyectos de ley, por otro decretos. Si el país se equivoca puede dejar de ser un gran atractivo y pasar a ser un gran relegado.

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El Gobierno habla mucho de inteligencia artificial pero hace poco. Es importante reconocer que el tema está en la agenda, pero es muy preocupante que no haya una batuta para coordinar, sobre todo, con quienes verdaderamente conocen. La academia es fundamental, los emprendedores son fundamentales, las empresas de tecnología son fundamentales. Y los países más desarrollados son fundamentales. Mi sugerencia es que tiene que ser un tema de país, acá sí que se puede hacer un verdadero acuerdo nacional. La tecnología no divide, nos une. La tecnología no segrega, la tecnología impulsa y garantiza las libertades y los derechos. Es momento de menos anuncios y más construcción de acuerdos.

Totalmente de acuerdo. No solamente el Gobierno Nacional, sino los gobiernos regionales y debe de ser un tema totalmente transversal porque impacta la educación, la agricultura, la defensa, la banca, la lucha contra el gota a gota. Llegó el momento de salirnos de la caja y entender que hay tecnología que puede ayudarnos a resolver los problemas. No podemos seguir ocultando los avances tecnológicos.

La tecnología va más rápido que la legislación y este libro lo escribimos motivados por la rapidez con que la inteligencia artificial está siendo integrada a todos los aspectos de nuestra vida. Hay temor porque la gente no sabe cuáles pueden ser los impactos y el libro es muy sencillo de leer, lleno de ejemplos, de historias reales que, si se tiene en cuenta, puede resolver gran parte de los retos que tenemos. La tecnología supera los gobiernos, los libros e incluso a los Estados. Hay que aprovecharla para que haya progreso y es el momento para hacerla. Los algoritmos están hechos por seres humanos y ellos necesitan entender que la ética es fundamental para poder proteger a la humanidad.

MATEO GARCÍA 

Subeditor de Política