Hace un siglo, con la fundación de los estudios Disney, en California (Estados Unidos), se dio inicio a toda una transformación cultural de la industria del entretenimiento, especialmente el dirigido al público infantil, que sigue siendo, hasta hoy, una fábrica de fantasías.
“Si lo puedes soñar, lo puedes hacer” fue uno de los legados del dibujante y pionero en la animación Walt Disney, creador, junto con su hermano Roy, de esta compañía que a lo largo de un centenario ha dado vida a personajes, mundos e historias que son parte de la memoria colectiva de la humanidad. Empezando por el icónico ratón Mickey Mouse, el primer gran éxito de Disney, al que el mismo Walt le puso voz. Fue una idea brillante para esta pequeña empresa naciente que mandaría la parada en el cine de dibujos animados.
En las décadas siguientes, los estudios emprendieron un viaje de apuestas y riesgos, siempre abiertos a la innovación, que les permitió liderar un extraordinario cambio de la animación, con tecnología y efectos especiales. Y no ha sido únicamente en la colección de películas, su visión trascendió a parques, como el insigne Walt Disney World, en Orlando, o Disneyland en Tokyo, París, Shanghái y Hong Kong. También impactó otros canales de negocio como la moda, los video-juegos y, en la actualidad, el ‘streaming’. Hoy los estudios Disney son dueños de Marvel, LucasFilm, National Geographic y Fox. Así mismo, su plataforma Disney+, lanzada en el 2019, ya está alcanzando en número de suscriptores a Netflix.
Han sido cien años en los que la compañía se ha mantenido reinante, evolucionando a la par de los cambios sociales. Ahora abandera la causa de la inclusión y la defensa de la diversidad, paradigmas con los que crecerán las nuevas generaciones a las que toque la magia de Disney, que sin duda permanecerá vigente muchos años más.
EDITORIAL