José Rubén Zamora es un periodista que lleva más de tres décadas denunciando la corrupción, las violaciones de los derechos humanos y los abusos del poder en Guatemala. Hace tres años que está detenido en la cárcel, acusado de delitos que no cometió y torturado como venganza de la oligarquía por sus denuncias.
Su acusadora es Consuelo Porras, una fiscal guatemalteca que desde 2021 está en la lista del Departamento de Estado estadounidense, acusada de frenar investigaciones anticorrupción y por su obstaculización constante de la justicia. Su imputación a Zamora ha sido impugnada por los principales organismos internacionales defensores de los derechos humanos por considerarlas un descarado ataque a la libertad de expresión.
Nombrada fiscal general de Guatemala por el presidente Jimmy Morales en 2016, y renovada en su mandato por Eduardo Giammattei en 2020, Porras se ha distinguido por preservar la cooptación de los poderes del Estado para los grupos de interés antidemocráticos que temen a la prensa libre y se oponen al recién electo presidente de la nación, Bernardo Arévalo.
En Centroamérica, donde el periodismo investigativo es objeto de amenazas y asesinatos, el historial del guatemalteco Zamora es ejemplar por la veracidad y la valentía de sus denuncias. En 1990 fundó el diario Siglo Veintiuno, el primer medio de investigación periodística en Guatemala. Después creó elPeriódico, un medio que a medida que ganaba reconocimiento internacional cosechaba el odio de la oligarquía a la que denunciaba por sus malos manejos.
El historial del guatemalteco Zamora es ejemplar por la veracidad y la valentía de sus denuncias.
Para silenciarlo, la primera medida de los poderes fácticos fue retirarle la publicidad para ahogarlo económicamente. Luego vino la censura del Gobierno, y después, los secuestros, las palizas, los atentados y finalmente la cárcel.
Gracias a las investigaciones y denuncias de elPeriódico, en 2015 el presidente Otto Pérez Molina acabó en prisión por un caso de contrabando en las aduanas del país. Y durante la istración de Eduardo Giammattei, elPeriódico publicó cientos de investigaciones sobre los negocios corruptos del entorno del presidente.
Con toda justicia, la labor periodística de Zamora ha sido reconocida nacional e internacionalmente y premiada por la escuela de periodismo de la Universidad Columbia en Nueva York con el Premio María Moors Cabot; también el Comité para la Protección de Periodistas (J) lo distinguió con el International Press Freedom Award; así mismo, recibió el Premio Rey de España de Periodismo y el Reconocimiento a la Excelencia 2024 de la Fundación Gabo.
Hace unos días, un grupo de destacados periodistas y escritores internacionales, entre los que estaban Sergio Ramírez, Carmen Aristegui, Marty Baron, Carlos Fernando Chamorro y Pepa Bueno, visitaron a Zamora en la cárcel para demandar su excarcelación. Pero, como bien explica Bueno, la directora de El País de España, “No es fácil explicar lo que ocurre en Guatemala, una democracia formal que celebra sus elecciones cuando toca, pero una democracia sitiada por la concertación de poderes económicos y del narco, que tiene penetrada a la cúpula de la justicia, al ministerio público, lo que aquí llaman “el pacto de corruptos”.
En efecto, enfrentado a esta situación, un presidente autoritario ya habría destituido a Porras y ordenado la liberación de Zamora, pero Arévalo sabe que eso no está entre su atribuciones y es precisamente lo que sus enemigos, los patrones de Porras, quieren que haga para iniciar una campaña de desprestigio contra él.
En este sentido, y por lo pronto, la única carta que les queda a los demócratas para lograr la liberación de Zamora es la presión internacional de gobiernos democráticos, de personalidades con virtudes y valores democráticos, y de colegas del gremio que valoran la libertad de prensa.