Meur-sault, el personaje de Camus en El extranjero, agobiado por el calor, dispara contra un hombre en una playa y lo mata. El suceso, acontecido en Orán, en la ficción, es de 1941, pero tiene, según Todd, el biógrafo de Camus, un antecedente en la realidad; cuando Camus tenía 26 años peleó contra unos árabes agobiado por el calor (en otra playa) y casi hay tragedia. Ficción y realidad siempre van juntas.
Numerosos estudios confirman hoy que las temperaturas elevadas aumentan los hechos de violencia. Las personas se vuelven agresivas. Hemos pasado de la creencia “este calor me irrita” a la comprobación de la agresividad a causa del calor excesivo. El profesor de la Universidad de Stanford Marshall Burke ha dicho que estos estudios se han hecho con el objetivo de aislar el papel de las variables climáticas de otros factores generadores de conflictos; debido a ello, hoy contamos con juiciosos metaanálisis (estudios de estudios como los del IPCC que investigan otras variables climáticas, como las lluvias intensas y las inundaciones). Los estudios revelan que las altas temperaturas amplifican la ocurrencia de varios tipos de conflictos, con el riesgo de que los grupales aumenten entre un 10 y 20 por ciento por cada grado. Autores como Larrick, R. P. y Ranson, R. han escrito sobre el calor en Europa, y Harari, M. y La Ferrara, E. han recopilado extensas estadísticas.
Hoy se sabe que el calor influye en la agresividad de las maras en El Salvador y Centroamérica, y en las bandas criminales de México, y que los fenómenos de sequías y altas temperaturas han aumentado el conflicto civil en África.
Todos estos factores se relacionan con los fenómenos de El Niño, cada vez más intensos y prolongados. Los Montescos no peleaban contra los Capuletos simplemente por el amor de las veronesas; parece que Shakespeare nos dejó una pista desde el siglo XVI. Benvolio le dice a Mercucio que es mejor regresar a casa temprano, pues hace mucho calor y eso aumenta las posibilidades de peleas. Mercucio no hace caso y se desata la tragedia.
Otrosí. Ficción y realidad, calor y aguaceros. Ayer llovió intensamente en Cartagena y colapsó la ciudad, otra vez. La situación es grave especialmente en barrios pobres: pobreza y vulnerabilidad, conflictos y desgobierno, todo se junta. Es hora de que el Gobierno Nacional declare la emergencia climática.
MANUEL GUZMÁN HENNESSEY