La antimedalla deportiva del Gobierno

Para que se roben la plata con carrotanques hay rubros presupuestales. Para abrirle una nueva embajada a Benedetti hay plata. Para que se repartan mordidas entre funcionarios y congresistas corruptos hay plata. Para comitivas oficiales hay plata. Para subirles el sueldo a los congresistas hay plata. Pero para los deportistas no hay plata.

Fue la propia ministra del Deporte, ella mismita, la tercera en dos años de gobierno tras el escándalo de corrupción y la salida de María Isabel Urrutia y su efímera sucesora en el Ministerio del Deporte, quien salió en plenos Olímpicos a decir que no había plata para el deporte, al propio tiempo que anunciaba el más grande tijeretazo al deporte en la historia nacional.

Y las cifras son tan estridentes como dolorosas. De una asignación en el 2024 de 1,3 billones de pesos se le recortaría casi el 65 % al deporte en una mochada de 840.000 millones para dejar reducida la partida a 460.000 en el 2025. En resumen: de cada 3 pesos de presupuesto para el deporte en el 2024, le rapan 2 en el 2025.

Es como si no hubieran leído las historias heroicas de Ángel Barajas, Yeison López, Mari Leivis Sánchez y Tatiana Rentería, cuyas medallas valen oros; o como si no se hubieran tomado la molestia de repasar los itinerarios vitales de los ganadores de los diplomas; o como si no se hubieran percatado de las épicas carreras de quienes representaron a Colombia en París.

Ni las de todos los que lucharon por el cupo a París y no llegaron, ni las de las decenas de miles de jóvenes que se sacrifican, se esfuerzan y entregan todo lo que tienen para avanzar en el mundo del deporte.

O como si no fueran conscientes del bien que le han hecho a Colombia Catherine Ibargüen, Mariana Pajón, Óscar Figueroa, Helmuth Bellingrodt, Leidy Solís, Rigoberto Urán, Yuberjen Martínez, Yuri Alvear, Luis Mosquera, Antonio Zambrano, Ximena Restrepo, María Luisa Calle o Jackeline Rentería, para mencionar solo algunos medallistas.

Hoy, la pregunta es inevitable. ¿Es mejor tener o no tener Ministerio del Deporte? Depende. Si es para mantener uno como el actual, mejor volver a Coldeportes y concentrarnos en apoyar deportistas y no burócratas. Paupérrimo y desdibujado, un ministerio así es más el daño que causa que el bien que hace.

Lo digo con conocimiento de causa, después de haber pertenecido durante cuatro años al Consejo Directivo de Coldeportes. Ese Instituto entonces tenía más peso que el Ministerio de hoy.

Si el Ministerio no tiene la capacidad de gestionar los recursos para garantizar el apoyo real a los deportistas en todos los niveles, todos los momentos y todas las regiones; si el Ministerio no es capaz de garantizar el adecuado fondeo de todo el ciclo olímpico; si el Ministerio no es capaz de tener una voz con peso en el concierto nacional en defensa de los deportistas y el deporte, es mejor que no exista.

La corta historia del Ministerio es elocuente. Arrancó bien con Ernesto Lucena y Guillermo Herrera, pero se fue al traste con María Isabel Urrutia, envuelta en un escándalo de corrupción, descalificada por su propio jefe, el Presidente, no obstante sus medallas y sus logros olímpicos que terminaron refundidos en un maremágnum de contratos cuestionados. Y después irrelevante y de tumbo en tumbo.

La coyuntura que brinda la discusión del presupuesto nacional para el 2035 permitirá establecer el compromiso verdadero del gobierno Petro con el deporte. Por ahora se va rajando estruendosamente. Y lo propio aplica al Congreso. ¿Van a privilegiar partidas globales no desagregadas para permitir que los corruptos sigan mordiendo criminalmente? ¿Van a sucumbir ante la perversa mermelada y van a dejar colgados de la brocha a los deportistas?

Los estamos observando.

JUAN LOZANO

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