Como bien dijo Mark Twain, "La historia no se repite, pero a menudo rima". Hoy, esta célebre frase cobra sentido: el gobierno Trump, bajo el pretexto de “reciprocidad”, impuso aranceles adicionales a productos importados de numerosos países, incluidos China y Colombia, lo que generó un amplio rechazo en la comunidad internacional. En 1930, el Congreso de EE. UU. hizo lo mismo para enfrentar la crisis económica, pero solo provocó represalias arancelarias de múltiples países y profundizó más la Gran Depresión.
Las medidas de Trump violan las leyes económicas y las normas de la OMC, socavan el sistema multilateral de comercio basado en reglas, desestabilizan las cadenas globales de producción y suministro, y agravan la incertidumbre económica mundial. El Gobierno de China, de inmediato, adoptó medidas y publicó su posición frente a los aranceles arbitrarios, defendiendo con firmeza sus derechos legítimos y sus intereses de desarrollo, y adhiriendo a la posición de la comunidad internacional para salvaguardar el multilateralismo y la globalización económica.
En Cien años de soledad, el imán de los gitanos no logró encontrar el oro soñado por José Arcadio Buendía. Del mismo modo, el proteccionismo no puede "revivir" la manufactura estadounidense, y los aranceles adicionales no eliminarán su déficit comercial. Según un informe de la Comisión de Comercio Internacional de EE. UU. de 2023, por cada aumento del 1 % en los aranceles, el precio de las importaciones sube aproximadamente un 1 %, lo que, en consecuencia, agrava la inflación y aumenta el riesgo de recesión.
En un contexto de creciente incertidumbre, las medidas arancelarias de EE. UU. subrayan la urgencia de que el Sur Global fortalezca su unidad y cooperación.
El Instituto Peterson de Economía Internacional reveló que, en los últimos cinco años, el 92 % del costo de los aranceles impuestos por EE. UU. a China lo asumieron los importadores estadounidenses y se lo trasladaron a los consumidores, lo que convirtió estos gravámenes en un "impuesto al consumo" para la ciudadanía. Datos del Departamento de Comercio de EE. UU. muestran que en 2024 su déficit comercial alcanzó los US$ 918.400 millones, un 50 % más que antes de la guerra arancelaria en 2017. Al usar los aranceles como arma y anteponer el “América primero” a los intereses comunes, EE. UU. ignora los beneficios históricos del comercio internacional, desconoce que su déficit comercial proviene de desequilibrios internos y politiza las relaciones económicas, dañando así su propia credibilidad y reputación internacional. Este enfoque es una versión absurda del "imán buscando oro" en pleno siglo XXI.
China siempre ha sido un firme defensor de la globalización económica y del orden comercial multilateral. Frente al unilateralismo, el proteccionismo y las prácticas de acoso económico, las contramedidas justas, razonables y necesarias de China demuestran su determinación inquebrantable de salvaguardar su soberanía, seguridad y desarrollo. La presión y las amenazas no son la forma correcta de tratar con China, pues la esencia de las relaciones económicas sinoestadounidenses debe ser el beneficio mutuo. Recientemente, ejecutivos de empresas como Qualcomm, Apple, Blackstone, Cargill y FedEx visitaron China para reforzar sus inversiones, enviando un mensaje claro a favor del libre comercio. Esto demuestra que, entre más desafíos enfrenten las relaciones entre China y EE. UU., debe primar el desarrollo de la cooperación económica bilateral para inyectar estabilidad en esta relación. China insta a EE. UU. a corregir sus errores, a eliminar todos los aranceles unilaterales, a cesar su represión económica y a resolver las diferencias mediante el diálogo en igualdad de condiciones. Si EE. UU. insiste en ese camino, China no tendrá otra opción que responder con determinación.
En un contexto de frágil recuperación económica global y creciente incertidumbre, las medidas arancelarias abusivas de EE. UU. subrayan la urgencia de que el Sur Global fortalezca su unidad y cooperación. Frente a las corrientes del unilateralismo y el proteccionismo, los países del Sur Global deben avanzar unidos, defender su derecho al desarrollo a través de mecanismos multilaterales y salvaguardar el sistema de comercio internacional. China, como segunda economía mundial y gran mercado consumidor, asumirá su responsabilidad y será promotora de una apertura de alto nivel para facilitar el comercio y la inversión global, y así construir un ecosistema económico internacional más abierto, inclusivo y beneficioso para todos.
China y Colombia, como países en desarrollo y clave del Sur Global, comparten amplios consensos en la búsqueda del desarrollo nacional y el respeto al derecho internacional. China está dispuesta a profundizar en la cooperación mutua y beneficiosa que sostiene con Colombia en materia de infraestructura, transición energética, inteligencia artificial y conectividad; a fortalecer la coordinación para rechazar la suma cero y la confrontación entre bloques, y a oponerse a la "desconexión" de las cadenas globales y proteger el sistema multilateral de comercio. Juntos, podemos impulsar una globalización económica más inclusiva, elevar el volumen y la calidad del comercio y lograr un desarrollo común más justo y sostenible.
* Embajador de China en Colombia