Apreciados arrepentidos y arrepentidas:
En nuestras manos está el próximo presidente de Colombia. El sentido del voto de los arrepentidos determinará la mayoría electoral de Colombia en 2026 por una sencilla razón... porque los arrepentidos somos más... más que cualquier partido y más que cualquier candidato.
Petro ganó por estrecho margen, 50,44 % , Rodolfo sacó casi la mitad de los votos depositados a pesar de haber hecho quizás, entre primera y segunda vuelta, la peor campaña de la historia y no contento con eso abandonó la curul de la oposición, se fue a su tierra a buscar candidatura a gobernación apoyada por los amigos de Petro, fue descalificado y luego condenado en primera instancia por un pestilente pretendido delito.
¡Qué decepción! Viendo el decadente debate presidencial de Estados Unidos y preguntándome cómo fue que la nación más poderosa del mundo llegó a tener que decidir entre Biden y Trump, pensaba que, guardadas proporciones, cuando teníamos que decidir entre Rodolfo y Petro pasamos por algo similar.
Hago parte de los 10 millones y medio de votantes que de buena fe votamos por Rodolfo. Y que nos sentimos traicionados. Más me habría valido votar en blanco
Lo confieso, amigos y amigas. Hago parte de su club. Estoy arrepentido. Hago parte de los 10 millones y medio de votantes que de buena fe votamos por Rodolfo. Y que nos sentimos traicionados. Más me habría valido votar en blanco. Ya había votado en blanco entre Santos y Zuluaga y me siento orgulloso de ese voto como me siento orgulloso, eso sí, de haber votado por Fico en primera vuelta, con toda convicción. Habría sido un gran presidente y aún puede serlo en el futuro.
* * * *
Pero los arrepentidos no nos podemos quedar lamentando nuestra triste suerte. Además, el contingente de los arrepentidos se ha incrementado por un grupo de votantes por Petro que hoy están horrorizados con el curso del Gobierno, la anarquía reinante, la caída de la inversión, el apogeo de criminales, narcos y terroristas, la desafiante corrupción de cuello blanco y el discurso populista generador de odios, divisiones y fracturas.
Las lecciones aprendidas nos deben señalar unas líneas rojas:
1. Es un error buscar “el menos peor”. Usualmente, la búsqueda del menos peor termina en uno malo.
2. Es un error buscar “al que pinte para ganarle a Petro” porque no se trata simplemente de ganarle a Petro sino de demostrar y acreditar capacidad para gobernar más allá de TikTok, X e Instagram. Clave formación, carrera, éxitos y logros. Colombia no está para improvisaciones. Además, la política no puede ser un ejercicio de odios, sino, muy por el contrario, una búsqueda de líderes positivos virtuosos y sólidos programas de gobierno.
3. Es un error tolerar o subestimar defectos esenciales, como la falta de preparación y experiencia para el cargo, o la sombra de corrupción, o las malas amistades, o la falta de carácter, o rasgos de mesianismo, trastornos, vicios, violencia en su personalidad.
4. Es un error, finalmente, tratar de enfrentar el petrismo con discursos nostálgicos que pretendan devolvernos al pasado, excluyentes o clasistas, lejos de la base popular de la nación.
* * * *
De manera, colegas arrepentidos, que nuestro arrepentimiento no se puede transformar en despecho político, ni en odio ni en inacción. Indiferencia nunca, Colombia siempre. Es el momento de poner alta la vara, exigir virtudes y compromisos de los candidatos, abrir bien el ojo y reclamar patriotismo y generosidad de los precandidatos que quieran cambiar el rumbo del país para articular una gran convergencia que sea capaz de construir una mayoría democrática no solo para ganar, sino para gobernar.
Quiero oír a los candidatos convenciendo a los arrepentidos de volver a votar. Quiero oírlos explicándonos qué se proponen hacer para recuperar la esperanza y que Colombia no ruede por un precipicio. Y no quiero eslóganes de campañas ni líderes mesiánicos sino programas de gobierno y equipos confiables para sacar adelante a Colombia. Todo por hacer.
JUAN LOZANO