El bombardeo cotidiano de desafíos, ataques a opositores, ideas impracticables, propuestas amenazantes, iniciativas de gobierno, convocatorias de alineación a sus fieles, consignas políticas, proclamas medioambientales y teorías cósmicas que lanza en sus intervenciones y a través de sus redes sociales el señor Presidente mantiene en estado de crispación permanente a la ciudadanía en general y a sus opositores, a quienes coloca en la penosa situación de estar derramando prosa y oratoria estéril que agudiza la polarización nacional.
¡Calma! Los están provocando. Les encanta ver furiosa a la oposición porque así logran que pierda la racionalidad, pierda el foco y pierda la capacidad de enfocarse en las verdaderas determinantes para garantizar un mejor futuro para los colombianos. Y están mordiendo el anzuelo.
Petro les pone la agenda diaria y les impone un tono político donde el único ganador es él, que tiene el poder del Gobierno y hará todo lo posible para conservarlo en su órbita.
A punta de insultos contra Petro, la oposición está condenada a perder las elecciones otra vez y el petrismo cabalgará hacia las elecciones del 2026 enfrentando una oposición dispersa, descoordinada, nostálgica e impotente que no será capaz de convencer a los electores para ganar las mayorías. Ojo. Se está repitiendo la película del 2022.
Así las cosas, hay 7 determinantes para el futuro de Colombia que deberían servir para unificar voluntades y propósitos e impedir que el país ruede por el despeñadero.
1. Elecciones democráticas y con plenitud de garantías en el 2026. Antes de hacerle el juego a la idea de una constituyente, antes de enfrascarse otra vez en el debate de las reelecciones y la extensión de período hay que garantizar que haya elecciones libres y democráticas en el 2026. Y desde ya alertar a la comunidad internacional, a las entidades multilaterales y a los embajadores acreditados en Colombia.
2. Reactivación económica y reversión de la desaceleración y la desconfianza. Es imprescindible recuperar la inversión y recuperar la actividad productiva. Y se debe asegurar una política macroeconómica sana, austeridad en el gasto y responsabilidad en la asignación y entrega de subsidios combatiendo el clientelismo, la corrupción y la politiquería.
3. Eficacia de la Fuerza Pública para contener, repeler y derrotar a todos los grupos terroristas y narcoterroristas que tienen azotado el país, así como exigir una estrategia de acompañamiento a los alcaldes en su propósito de recuperar la seguridad ciudadana. Ante las organizaciones criminales y terroristas que no demuestren voluntad real de paz, lo único que procede es la acción legítima de la Fuerza Pública.
4. Eficacia de la política social. La verdadera equidad se logra con acciones, no con discursos, promesas y populismo. Ejemplo: hay que contener la crisis del sistema de salud o vamos a terminar todos los colombianos como están hoy los maestros de Fecode. Un acuerdo que privilegie la prevención y resuelva las inequidades territoriales aún es posible sin seguir desbaratando lo que ha funcionado bien. La salud se está cayendo a pedazos y no se ha resuelto el hueco financiero.
5. Justicia operante. Que no sea selectiva. Que no sea partidista. Que no condene inocentes y absuelva culpables. Que no haya más impunidad de cuello blanco ante los actos de corrupción. Que camine rápido y no a paso de tortuga hasta dormir los expedientes para que luego prescriban. Que a las cárceles vayan los criminales de verdad y los de cuello blanco, los que han cometido actos terroristas, así como los violadores, abusadores y reclutadores de menores.
6. Clase política limpia. Observar congresistas, identificar los voltearepas que se venden por puestos o contratos y no volverlos a elegir nunca más, sin perjuicio de sus responsabilidades penales.
7. No perder la fe en Colombia y en los colombianos. Tenemos todo para salir adelante si tomamos las decisiones correctas y actuamos en consecuencia.
JUAN LOZANO