SEÑOR DIRECTOR:
Como amante del futbol, practicante y exdirectivo de un club, la vida me dio la oportunidad de estar en el partido histórico de nuestra Selección del 5-0 contra Argentina, hace 30 años.
Lo que tal vez nunca se ha comentado es la odisea que vivimos en nuestro grupo y que seguramente lo vivieron otros compatriotas, antes y después de entrar al estadio. Luego de una más o menos larga caminata fuimos recibidos desde la parte alta de la tribuna con envases plásticos de gaseosa llenos de orina. Por seguridad, la autoridad resolvió enviarnos con la guía, que era argentina, a la parte central de la tribuna, “usurpando” los derechos de aficionados que habían pagado sus boletos numerados.
La molestia no se hizo esperar, por lo cual tuvieron que colocar fila de policía a lado y lado del sitio ocupado. Una vez identificados, fuimos atacados con lluvia de tornillos. Solo la guía sufrió una lesión, pequeña afortunadamente.
Aun cuando estábamos advertidos desde el hotel de no llevar camisetas ni distintivos, ni gritar por nuestra Selección, esto no pudo ser después del segundo gol. Lo demás ya se conoce. Maradona aplaudiendo. El aficionado argentino resignado. Algunos también nos aplaudieron. Solo nos dejaron salir del estadio por seguridad después de 2 horas aproximadamente.
Ahora sí, a celebrar en La Costanera. Orgullosos y irados por la gran mayoría. Íbamos a ser campeones mundiales. Así se lo escuché a Menotti, voz autorizada, en una mesa del restaurante donde nos encontrábamos compartiendo casualmente con algunos de nuestros jugadores.
Gonzalo Sánchez Martínez
No hay que confiarse
SEÑOR DIRECTOR:
Para nadie es un secreto que los tiempos han cambiado, ya los hijos no respetan a sus padres ni los padres a sus hijos. La violencia infantil nos tiene atemorizados. A muchos jóvenes nos da miedo traer un hijo a este mundo, por el maltrato y trabajo infantil, la violencia sexual y otros tipos de riesgo que corre nuestra niñez. “Nos duelen los niños del mundo”. Son los que más sufren. Aunque existan leyes que los cobijen, no es suficiente para protegerlos. ¿Qué estamos haciendo por nuestros niños? ¿Qué futuro les espera a las nuevas generaciones?
Debemos garantizar una niñez digna, en donde cada vez que un pequeño hable su voz sea respetada. Un mundo en donde les creamos. Su palabra no debería ponerse en tela de juicio.
María Leida Hurtado Aguirre
Solución al tráfico bogotano
SEÑOR DIRECTOR:
El problema de los trancones en Bogotá no da tregua. Hablar de este es hasta engorroso, más aún en plena época de campaña. Pero es preciso buscar soluciones que permitan que los actores viales se vean beneficiados.
La primera es, sin duda, más vías. Pero no carreteras cuya influencia corrupta merme su calidad y haga de estas un ‘valle de la muerte’. Con financiación local y la ayuda del Gobierno, con veedores públicos y una excelente istración, será posible. Sin embargo, solo eso no es suficiente. También es necesario más pie de fuerza para atender los accidentes del día a día. Pero, más allá de eso, que todos los bogotanos aunemos esfuerzos para mejorar lo que hemos perdido y volver a ser la Atenas suramericana.
Andrés F. Correa Vega