Este 25 de julio se cumplieron 15 años desde que se promulgó la Ley 975, de Justicia y Paz, que abrió un proceso en el que se desmovilizaron más de 30.000 paramilitares, de los cuales una parte pasaron a ser investigados y juzgados en esa justicia transicional.
En estos 15 años, los tribunales de Justicia y Paz han emitido 70 condenas por 9.929 hechos, del total de más de 230.000 que registra la Fiscalía que cometieron los paramilitares.
Rodrigo Pérez Alzate, quien fue conocido como 'Julián Bolívar' y comandó el Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), cuenta desde el lado de los procesados cómo han sido estos años y lo que cree que aún falta por develar del oscuro capítulo del paramilitarismo en Colombia.
¿Cómo cree que, en general, le fue a las personas que se desmovilizaron con este proceso?
Solo puedo hablar desde mi experiencia. Realmente, a pesar de las adversidades y todos los enemigos que tuvo el proceso, creo que fue lo mejor que pudimos haber hecho. Fue un proceso muy largo y con altibajos pero cuando uno tiene la oportunidad de avanzar con el tema de verdad y percibir que en algo está resarciendo el daño que se hizo a las víctimas, es satisfactorio y lo compromete más en avanzar.
Esto ha sido demasiado largo, llevamos 15 años desde que empezó, en mi caso desde 2007 empecé versión libre, en algunos casos hemos sentido que es la repetición de la repetidera, el cambio de fiscales no ha sido satisfactorio, pero en términos generales me parece una buena experiencia de lo que es la justicia transicional, que en parte ha servido mucho como antecedente a lo que es hoy la JEP (
Jurisdicción Especial para la Paz).
Como justicia transicional me parece la primera piedra satisfactoria en verdad y en identificar patrones de macrocriminalidad que han hecho que la violencia perdure en todo el territorio.
Como justicia transicional me parece la primera piedra satisfactoria en verdad y en identificar patrones de macrocriminalidad que han hecho que la violencia perdure en todo el territorio
¿Cuáles cree que son los aspectos negativos del proceso de Justicia y Paz en estos 15 años?
Primero, demasiado extenso. El cambio de fiscales no es favorable en un proceso de justicia transicional, porque en muchos casos al fiscal que llega a conocer los hechos y la participación del postulado en el conflicto armado toca repetirle y repetirle, y eso no es conveniente ni para el postulado ni para las víctimas.
Lo otro, debe haber una mejor preparación de los postulados y víctimas para su encuentro. El encuentro es necesario, pero debe haber una preparación, no es fácil para los señalados de los hechos ni para las víctimas el encuentro en los estrados judiciales, creo que eso debe estar en un escenario distinto a los estrados, hay que sacar el perdón de ahí.
Cuando uno tiene la oportunidad de estar frente a la víctima, escucharla, conocer del lado de ellos qué sucedió, eso nos lleva a comprender la magnitud del daño que el conflicto armado le ha dejado al país.
Se necesita más celeridad en sentencias porque nosotros estuvimos privados de la libertad, la mayoría, alrededor de 10 años, pero aún continuamos con 2 o 3 diligencias semanales y esto se vuelve demasiado extenuante y no permite una verdadera reincorporación del postulado a la sociedad. Es complicado que después de 10 años privado de la libertad uno tenga que seguir asistiendo a diligencias permanentemente, es difícil que cualquier empleador emplee a un postulado y esa persona esté permanentemente pidiendo permisos para asistir a diligencias.
Igualmente, me parece que hay que prestarle más atención al tema de reincorporación de los que estuvieron en armas para que esto no se repita y logremos cerrar la espiral de violencia. Debe haber una verdadera política de reincorporación. Antes esto no existía y eso provocó que muchos de los hombres que voluntariamente dejaron las armas hubieran retornado a la ilegalidad.
¿Considera que Justicia y Paz fue suficiente para cerrar el capítulo del paramilitarismo en Colombia, y la verdad que hay detrás?
No ha sido suficiente, desafortunadamente. La desmovilización de las autodefensas campesinas no le puso un punto final al paramilitarismo en el país, este sigue existiendo, nosotros solo fuimos un componente de esto, pero hoy por hoy vemos la cantidad de homicidios y nuevos grupos auspiciados quien saber por quiénes. Desafortunadamente esa desmovilización de casi 30 mil hombres no le puso fin a este fenómeno.
Toca avanzar mucho más en el tema de la verdad, que no solo está en quienes empuñamos las armas, llámese guerrilla autodefensas, paramilitares..., también está en un sector de la sociedad, empresariado y clase política corrupta que ha auspiciado estos grupos. Nosotros contamos la verdad que nos correspondía y la dijimos, pero a esa verdad le falta una parte.
La JEP abrió un espacio para terceros civiles que manifestaron su voluntad para acogerse, pero faltan mucho más para que esta gente cuente la verdad de lo que sucedió.
Toca avanzar mucho más en el tema de la verdad, que no solo está en quienes empuñamos las armas, también está en el empresariado y clase política corrupta que ha auspiciado estos grupos
MARÍA ISABEL ORTIZ FONNEGRA
Redactora de Justicia