En seis ciudades del país 6.601 personas estarían usando drogas inyectables

La ciudad de Cali presenta las prevalencias más altas de VIH y hepatitis C entre quienes fueron encuestados en un estudio a personas que usan drogas inyectables (PID) en seis ciudades del país.

Este es uno de los hallazgos del informe realizado por los ministerios de Justicia y Salud y la Empresa Promotora del Desarrollo Territorial (ENTerritorio), en articulación con la Fundación Salutia y la Universidad CES, para determinar la prevalencia de estas enfermedades en la población que se inyecta drogas en Colombia.

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El estudio se concentró en una muestra de 1.733 personas en Bogotá, Cali, Medellín, Pereira-Dosquebradas, Armenia y Cúcuta, quienes fueron encuestadas entre julio y noviembre del año pasado.

Se encontró, por ejemplo, que la prevalencia del VIH entre las personas que se inyectan drogas en Bogotá es del 3,2 por ciento; en Medellín, del 11,2; Pereira-Dosquebradas, del 17,6; en Cali, del 23,9; en Cúcuta, del 4,6 y Armenia, 6 por ciento.

Esto se suma a que el 39,4 por ciento de las personas de Medellín dijeron que desconocen a dónde dirigirse para realizarse una prueba de VIH, igual que el 26 por ciento, tanto en Bogotá como en Pereira-Dosquebradas, y el 14,3 por ciento en Cali.

Ello contrasta, dice el informe, con el alto porcentaje de personas que dicen haberse realizado una prueba de detección de VIH alguna vez, ya que el 92,9 por ciento se la ha hecho en Pereira-Dosquebradas; el 91,6 por ciento, en Cali; el 82 por ciento, en Medellín y el 75,7 por ciento, en Bogotá.

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El documento indica que aunque no es una proporción alta, aún existe un porcentaje considerable de personas que creen que se puede transmitir el VIH por picaduras de zancudo, 17,3 por ciento en Cúcuta, 16,2 por ciento en Armenia. “A su vez, el 23,9 por ciento de las PID de Cúcuta consideran que el VIH se puede transmitir por compartir comida con alguien infectado, porcentaje mucho más bajo en Armenia (9,3 por ciento)”.

En cuanto a hepatitis C, el indicador, dice el informe, fue del 80,2 por ciento en Cali. Le siguen Pereira-Dosquebradas (71,4 por ciento), Armenia (69,6 por ciento), Cúcuta (62,8 por ciento), Medellín (32,7 por ciento) y Bogotá (10,7 por ciento). Respecto a sífilis, la mayor positividad se identificó en Armenia (16,6 por ciento), seguida por Cúcuta (15 por ciento) y Cali (11,8 por ciento).

El documento señala que el 82,4 por ciento de las personas que se inyectan drogas en Cúcuta “han tratado de dejar o reducir el consumo de drogas, y 30,4 por ciento ha estado alguna vez en tratamiento”. Además, que ocho de cada 10 personas de la capital de Norte de Santander “intentaron acceder en los últimos seis meses a tratamiento, pero no pudieron; 40,4 por ciento recibió metadona en esta misma frecuencia y 29,6 por ciento reporta tener dificultades para recibir tratamiento o dejar las drogas”.

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El ministro de Justicia, Wilson Ruiz Orejuela, dijo que el estudio será clave para definir políticas para la atención de las personas que consumen drogas.

Igualmente señaló que la prevención del consumo debe ser una responsabilidad compartida entre todos los actores sociales.

“Esto no es un problema solo del Estado, es un problema de las familias, de la sociedad, de los colegios, todos tenemos que estar alertas para poder entrar a prevenirlo”, dijo el funcionario desde Cali, donde se presentó el informe.

De acuerdo con Ruiz, la ciudad que más les preocupa es Cali, por el número de personas que se estarían inyectando y la prevalencia de enfermedades.

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“Esto es un problema de salud pública”, insistió Ruiz tras manifestar que otra preocupación del Gobierno Nacional es que “en el mundo hay alrededor de mil drogas sintéticas, de las cuales han ingresado aproximadamente 100 al país desde Europa, como el 2CB, el popper, el éxtasis, entre otras, que han invadido el mercado (...). No podemos olvidar que estos narcotraficantes, expendedores de drogas actúan de una forma implacable en contra de los niños, niñas y adolescentes”.

Uno de los aspectos que tuvo en cuenta el informe fue el examen de factores de riesgo para estas personas frente a las enfermedades. El 54, 7 por ciento de las personas encuestadas en Bogotá señalaron que al momento de drogarse con inyecciones en los últimos seis meses usaron siempre jeringas nuevas, el 26,3 por ciento casi siempre lo hizo con una nueva y el 18,8 por ciento lo hace ocasionalmente.

Entre los argumentos para no usar siempre elementos nuevos y seguros está que no tenían sus propias jeringas para inyectarse o que estas son costosas o difíciles de conseguir. Entre la mayoría de personas que tuvo a jeringas nuevas, el 88,4 por ciento las consiguió en una farmacia; el 18,3 por ciento, de un programa de reducción de daños y el 12 por ciento, con amigos.

También se evidenció en el estudio que en Medellín el 30,5 por ciento de las personas encuestadas siempre usaron jeringas nuevas, el 39 por ciento dijo hacerlo ocasionalmente y solo el 0,4 por ciento afirmó nunca hacerlo.

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El estudio señala que habría un total de 6.601 personas que se inyectan drogas en las ciudades del estudio. La estimación más amplia de población PID se ubica en Bogotá, con 2.841 personas; le sigue Cali, con 1.349; luego Pereira-Dosquebradas, con 1.228, y Medellín, con 1.183.

Las personas que se inyectan drogas en Bogotá, en el transcurso de su vida han consumido otras sustancias, empezando con el alcohol a partir de los 13 años, marihuana (14 años), cocaína (16,6 años), heroína (20,4 años) y ketamina (21,5 años). Además combinan el uso de la marihuana y la cocaína con los inyectables.

El estudio dice que en Medellín la cocaína, con 98,1 por ciento es la droga más usada, seguida por la marihuana, con 97,8 por ciento. En la capital antioqueña, el 98,4 por ciento de los encuestados han usado heroína alguna vez en la vida y solo el 23,8 por ciento ha probado ketamina.

En Cali, la sustancia de mayor uso alguna vez en la vida es marihuana, con 99,3 por ciento; seguida de heroína, con 98,9 por ciento, y bazuco, con el 88,8 por ciento. A estas le siguen los tranquilizantes, con el 85,9 por ciento, y la cocaína, con el 82,2 por ciento.

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El documento de más de 350 páginas también incluye varias recomendaciones. Por ejemplo ajustar las rutas para el a los servicios de salud para evitar que las PID tengan que transitar las diferentes barreras de , tanto istrativas como de atención, las cuales pueden debilitar su voluntad de pedir ayuda y acceder de forma oportuna a servicios de salud.

Igualmente recomienda reforzar la educación en salud que permita cerrar las brechas de conocimiento detectadas en VIH, hepatitis virales y sobredosis; financiar, de manera continua, las intervenciones de reducción de daños integrales y revaluar el papel de la sociedad civil en las estrategias en la atención integral a esta población.

Según el informe, en Cali (con el 87,3 %) se registra la mayor proporción de personas que acuden a drogas inyectables que afirman que estuvieron presentes “cuando alguien tuvo una sobredosis de heroína hasta el punto de perder la conciencia".

Le sigue, dice el documento, Medellín con 66,2 %; Pereira y Dosquebradas con 57,6 %, y Bogotá con 49,2 %. En Cúcuta la cifra fue del 41,7 % de las PID, y en Armenia, del 63,2 por ciento.

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La situación es mucho mas compleja cuando los encuestados no han estado presentes en un solo episodio de sobredosis. “El 46,9 % de las PID de Cali lo han visto ocurrir entre 3 y 5 veces, mientras que alrededor de una de cada tres lo ha visto ocurrir 6 veces o más. En Bogotá y Pereira-Dosquebradas se registra la misma proporción de personas que lo han visto suceder entre 3 y 5 veces, con 35,2 % en cada ciudad, y en Medellín tal proporción es de 28,9 %”, se lee en el documento.

Igualmente se hace referencia a las personas que han sido arrestadas por inyectarse drogas en zonas públicas, la cual es considerada como baja. El 8,6 % de las PID en Pereira-Dosquebradas lo reportaron en los últimos 6 meses, frente al 4,6 % en idéntica proporción para las otras tres ciudades.

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