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Explicativo
Ángel Cabrera volvió del infierno: de pagar cárcel por violencia doméstica a volver a triunfar en dos Majors
El golfista argentino fue reitido en el PGA Tour tras cumplir su condena: se arrepiente de su pasado.
Ángel Cabrera, de pagar cárcel a ganar dos Majors. Foto: Getty Images via AFP y Policía Federal Argentina
Ángel Cabrera volvió al cielo, desde el punto de vista deportivo, en dos semanas consecutivas, después de haber vivido dos años de infierno por su culpa y de nadie más. El golfista argentino, que supo ganar el US Open en 2007 y el Masters de Augusta en 2009, sumó dos majors más a su hoja de vida: el Regions Tradition y el PGA Championship Senior, en un lapso de dos semanas.
“Muy orgulloso. Haber conseguido esto, que no lo pudo lograr ninguno de los grandes, es un orgullo”, dijo Cabrera tras su victoria en el PGA. “Es muy emocionante; a pesar de que no se note, estoy muy emocionado. Después de lo que viví, ganar dos majors seguidos es increíble”, agregó.
Lo que vivió Ángel Cabrera en la cárcel, tras ser condenado por violencia de género
¿Qué fue lo que vivió? Cabrera pagó dos años y medio de cárcel por dos casos de violencia doméstica. Fue procesado, inicialmente, por agresión a su expareja, Micaela Escudero, a lo que se sumó una segunda condena por “amenazas y acoso” a Cecilia Torres Maná, su pareja durante dos años. Entre las pruebas, había videos de las agresiones.
Su captura fue algo cinematográfica: fue detenido en Brasil, donde estuvo cinco meses en prisión: fue recluido en el Instituto Penal Plácido de Sá Carvalho de Río de Janeiro, en medio de procesados, en su mayoría, por narcotráfico.
Ángel Cabrera fue detenido en Brasil y extraditado a Argentina. Foto:Policía Federal Argentina
“Nunca saldré vivo de acá. Voy a morir tirado en este pozo. Nunca volveré a ver a mi familia, a mi gente. Nunca volveré a mi país”, confesó Cabrera en una entrevista con Golf Digest sobre lo que vivió mientras estuvo detenido en Brasil.
Finalmente, fue extraditado a su país, donde cumplió la pena en un pabellón destinado a estafadores y defraudadores, en la cárcel de Bouwer, en Córdoba, y luego en la Colonia Abierta Monte Cristo, a 20 kilómetros de esa ciudad.
Cabrera, que acababa de comenzar a competir en el Champions Tour, circuito destinado a jugadores mayores de 50 años, fue suspendido por el PGA Tour cuando se conoció la condena.
El golf fue uno de los pocos hilos que lo mantenían relacionado con lo que se vivía afuera de prisión. Trató de jugar, pidiendo permiso para salir a una cancha de fútbol en plena cárcel, pero lo único que podía hacer era intentar un swing con un palo de madera, porque no había bolas (ni nada más) para golpear. Su mánager, Manuel Tagle, le llevaba revistas, muchas de ellas, en las que se relataban sus hazañas pegándole a la pelotica.
“Me daba nostalgia, pero me ayudó a pasar el tiempo. Recuerdo casi todos los golpes de ese domingo que gané el Masters y los repetía en mi mente: el playoff, el famoso tiro que hice entre los árboles”, relató.
Ángel Cabrera, cuando ganó el Masters Foto:EFE
La salida de la cárcel y la incertidumbre
Cabrera salió en libertad condicional el 4 de agosto de 2023 y tenía que dejar atrás muchas cosas, sin saber si el regreso al golf podía ser una opción. “Más allá de la falta de voluntad psicológica, existía incertidumbre sobre cómo se había curado una cirugía de muñeca realizada poco antes de su arresto. Tras su liberación, Cabrera tardó un mes en tocar un palo de golf y jugar con Germán en la privacidad del Club de Golf Terrón, propiedad de los Tagle. A Cabrera le costaba estar en público, ocultando su rostro al ir al supermercado”, contó el periodista Gastón Saíz en una nota en el diario argentino La Nación.
Había temores: que hubiera perdido la práctica. Pero, como él mismo lo describió después, era como montar en bicicleta: eso no se olvida. El tema pasaba más por lo psicológico. “Estoy arrepentido y avergonzado. Cometí graves errores. Me negué a escuchar e hice lo que quise, como quise y cuando quise. Eso estuvo mal. Le pido perdón a Micaela. Le pido perdón a Cecilia. Tuvieron la mala suerte de cruzarse conmigo en mi peor momento. No era el diablo, pero hice cosas malas. Les pedí disculpas a ambos en el juicio y lo vuelvo a hacer ahora. Estoy profundamente avergonzado porque decepcioné a mis seres queridos y a todos los que me quieren a través del golf. El golf me dio todo, y sé que nunca podré saldar la deuda que tengo con este deporte”, insistió Cabrera, en la charla con Golf Digest.
Ángel Cabrera Foto:Getty Images via AFP
En diciembre de ese mismo año, volvió a competir en uno de los torneos más tradicionales de Argentina, el Abierto del Litoral. Y luego, el PGA Tour lo reitió, pero al comienzo tuvo problemas para volver. De hecho, al Masters del año pasado no fue porque no tenía visa.
“Ángel ciertamente es uno de nuestros grandes campeones. No tiene visa y sé que ese proceso se está llevando a cabo. Le deseamos la mejor de las suertes con eso, y definitivamente le daremos la bienvenida nuevamente si es capaz de solucionar los problemas legales”, anticipó el presidente del Augusta National Golf Club, Fred Ridley.
Su empresario cree que era mejor que haya sucedido de esa manera. “Habría sido demasiado pronto para él, para estar aquí en medio de todo”, declaró Tagle. Alcanzó a jugar 12 torneos el año pasado, con un cuarto puesto como su mejor figuración y con un quinto lugar en el Open Británico senior, en Carnoustie.
Uno de los sueños de Cabrera era volver a pisar Augusta National. “No me quiero imaginar nada; quiero llegar al Masters y disfrutar. Estar ahí en la Cena de Campeones, que es muy bueno. La verdad es que el ambiente del golf es muy sano, me ha tratado muy bien siempre”, declaró a La Nación.
El Masters les da de por vida a sus excampeones y, de hecho, todos los años se hace la tradicional cena en honor al ganador de la más reciente edición. En 2010, cuando la comida fue en su nombre, el menú fue asado argentino.
Finalmente, este año pudo volver, una semana después de ganar su primer torneo en el Champions Tour, el James Hardie Pro Football Hall of Fame Invitational. Su regreso, por supuesto, no estuvo exento de polémicas.
“Parece que mientras los deportistas masculinos puedan sobresalir golpeando una pelota, excusamos que esos mismos hombres golpeen a las mujeres”, declaró a la BBC Jamie Klingler, cofundadora de Reclaim These Streets, un grupo británico que defiende los derechos de la mujer.
La polémica llegó a oídos de Ridley, a quien le preguntaron al respecto en una rueda de prensa: “Ciertamente aborrecemos la violencia doméstica de cualquier tipo. En lo que respecta a Ángel, Ángel cumplió la condena impuesta por los tribunales argentinos y es un excampeón, por lo que fue invitado”.
Ángel Cabrera, en la cena de campeones del Masters. Foto:The Masters
El argentino, que no pasó el corte, también le salió al paso a la polémica. “Merezco estar acá porque gané el Masters. ¿Por qué no? Respeto la opinión de la gente que dice que no debería estar en Augusta. Cada uno tiene su forma de opinar”, insistió.
El regreso a la gloria: tres triunfos en el Champions Tour, entre ellos, dos Majors
A pesar de haber perdido masa muscular en sus dos años y medio de prisión, Cabrera fue poco a poco recuperando la esperanza y, sobre todo, la forma. Y los resultados eran cada vez más consistentes, a pesar de que él mismo notó que el juego ya no era lo mismo. Por eso, ganar su primer torneo de Grand Slam como senior resultó ser una sorpresa.
“No me imaginé que iba a llegar tan rápido el primer major. Sabía que llegaría, pero no tan pronto”, dijo Cabrera tras ganar el Regions Tradition. ¿Recuerdan la analogía de la bicicleta? Pues ese fue uno de los premios que recibió al coronarse campeón: una bicicleta de color verde.
Ocho días después, el domingo pasado, Cabrera repitió triunfo y cada vez se siente más fuerte y consolidado. Está dejando atrás sus fantasmas.
Ángel Cabrera Foto:Getty Images via AFP
“Le tenía miedo al fracaso deportivo. Había pasado mucho tiempo sin tocar un palo de golf; pensé que iba a ser muy difícil. Pero me adapté rápido y trabajé duro para que llegara este momento”, declaró.
Cabrera no olvida su pesadilla. “Muchos dicen que la cárcel es mala, pero a mí me hizo bien. Ya no busco culpables. Mientras estuve detenido, me di cuenta de que si todavía hubiera estado fuera y me hubiera comportado como lo había hecho, probablemente no estaría vivo ahora. Hubo noches en las que me quedé en mi celda agradeciendo a Dios por mi encarcelamiento. Lo que había estado haciendo era una locura”, recalcó.