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El periodista Alexander Velásquez debuta en la literatura colombiana
Una mirada a su ópera prima, titulada 'La mujer que debía morir el sábado por la tarde'.
Carátula de 'La mujer que debía morir el sábado por la tarde'. Foto: archivo particular
Son muchos los escritores que habrían querido ser periodistas. Y son muchos los periodistas que quieren ser escritores, como Alexander Velásquez, quien acaba de publicar su ópera prima, la novela 'La mujer que debía morir el sábado por la tarde'.
Desde el título se intuye el género policíaco, y hasta se creería que es novela negra, con un detective que aclara un crimen. Lo que sí es cierto es que está basada en hechos reales, aunque se advierte que hay algunas “partes que ocurrieron en la mente del autor”. Eso hacía en los años cincuenta el cronista José Joaquín Ximénez, aunque en este caso sí se advierte que es literatura. También lo hizo Miguel de Cervantes en 'El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha'.
En la novela, son varias las referencias a las Comisarías de Familia y a los confesionarios, a los que acude Estrella -la protagonista- en busca de protección, pero sin mucha sorpresa encuentra que hay allí complicidades es con Augusto, un típico macho para quien el maltrato va desde la violencia física hasta la sicológica, incluidos el secuestro, las amenazas y la violación. El tipo, como buen macho, es un cobarde que contrata sicarios para borrar las huellas que ha dejado durante años. Uno de los sicarios le advierte a la mujer: “Me pagaron para que te mueras el sábado que viene”. Eso sucede en la página 9 de las 176 que tiene la novela, y no voy a contar más porque me tiro todo. En la misma página 9, la protagonista, “si no se sorprendió con el mensaje, fue porque había estado esperando con temeridad la noticia anticipada de su propia muerte”.
Carátula de 'La mujer que debía morir el sábado por la tarde'. Foto:archivo particular
Es como García Márquez, quien en la 'Crónica de una muerte anunciada' anticipa el crimen de Santiago Nasar, pero deja la expectativa de cómo ocurrió.
En este caso, mejor no decir si se consumó o no la muerte anunciada. Pero sí referirme a Alexander Velásquez, quien orgulloso acepta la influencia del Nobel cataquero. Ahí les dejo ese gentilicio.
Pero no todo es suspenso en la novela: también hay sarcasmo, como cuando dice que Estrella había fantaseado “con la idea de un vestido blanco con una cola larguísima y diez pajecitos escoltándola hasta el altar… como en las comedias románticas”.
Es muy difícil escribir una reseña en un espacio tan reducido, aunque de eso deben saber los periodistas, como Alexander Velásquez, quien ha trabajado en EL TIEMPO y en El Espectador publica la columna “Cura de reposo”. Además, es coordinador de uno de los premios anuales del Círculo de Periodistas de Bogotá, el de los libros periodísticos.
También sabe de las limitaciones de espacio y tiempo en los medios, y quizá sea esa una de las razones por las que se decidió por la literatura, o a lo mejor se trata de la búsqueda de reflejar de otra manera la tramposa y violenta realidad social, porque combina la cotidianidad ficcional con la de los magnicidios de Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo, que ocurren sin que nos asombremos, porque en Colombia estamos acostumbrados a eso. Realidad y ficción, vaya uno a saber cuál es cuál.
Alexander Velásquez, escritor y periodista. Foto:cortesía del autor
Lo cierto es que quien lea 'La mujer que debía morir el sábado por la tarde' no puede situarse al margen, con objetividad, como si se tratara de un periodista más. Pero eso de la objetividad es otra ficción, así se proclame a viva voz.
En el caso del libro, es un acierto que Alexander Velásquez nos advierta que se trata de realidad y ficción combinadas, pues así no caemos en trampas, como las que la vida le puso a Estrella en el camino.