Gabriel García Márquez decía que el mejor oficio del mundo es el del periodista. Me atrevo a contradecirlo. El más bello es el de quien trabaja en gastronomía. Es el único que tiene el poder de unir, compartir, dar felicidad y estimular los cinco sentidos. Alimenta, sana y nutre alma, mente y cuerpo. No en vano la palabra restaurante viene de restaurar, que repara, recupera, vigoriza y alivia. Sí, es el mejor oficio, en el que he construido mi profesión y amigos que son familia.
Continuando con el nobel, también afirmó que “en la carrera en que
andan los periodistas debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tienen”. Hoy, después de decantar, conversar y leer tantos comentarios y argumentos de lectores que escribieron a raíz de mi columna, de hace quince días,
‘Algo huele mal en la industria gastronómica’, en la que expongo indignas condiciones y malas prácticas de ambiente laboral, comparto algunas reflexiones.
No soy la primera en escribir sobre este tema, viene siendo visibilizado también a nivel internacional. No obstante, fue impactante tanta recepción. No es un asunto aislado, es una lamentable realidad para muchos. Fue también esperanzador y optimista leer mensajes de amigos, de empresarios y restauranteros, de reconocidos cocineros y muchos más solidarizándose y aceptando que esto debe cambiar ya. Entre cientos de palabras destaco: empatía, liderar, sostenibilidad, calidad humana, familia, equipo, dignidad y respeto. Todas poderosas y necesarias para una buena relación laboral y/o personal.
La situación por la que pasa la industria no está fácil. La inflación, el dólar, los rezagos económicos y psicológicos con los que vienen de la pandemia hacen que sea compleja. Puede ser que algunos no dimensionan la importancia que tiene el factor humano, por andar preocupados en cómo sostenerse y cuidar el bolsillo, para cumplir con las responsabilidades financieras que tanto agobian. Hay quienes no han entendido que su mayor inversión y activo es la gente. Son sus aliados más importantes para lograr la prosperidad del negocio.
Hay quienes no han entendido que su mayor inversión y activo es la gente. Son sus aliados más importantes para lograr la prosperidad del negocio.
Quiero y valoro tanto este oficio que por eso mi invitación es a comenzar un diálogo constructivo. Es responsabilidad y compromiso, de quienes hacemos parte, de fortalecerlo y cuidarlo. Aporta no solo economía, inversión, sustento y trabajo para miles de familias, sino que también es motor importante para el desarrollo, turismo y futuro del país.
También destaco a quienes no solo a raíz de malas experiencias vividas han cambiado estas inadecuadas prácticas en el interior de sus negocios, sino también a aquellos que entienden que, como en el fútbol, se debe jugar en equipo y buscan el bienestar de sus trabajadores.
¿Qué tal si en Colombia los restaurantes se convierten en el sitio ideal para laborar, en el que los empleados digan con orgullo que trabajan en un país donde tienen el mejor y más bello oficio del mundo? Sin duda los clientes, la razón de ser, lo veremos reflejado y volveremos. Buen provecho.
MARGARITA BERNAL
Para EL TIEMPO
En instagram: @MargaritaBernal