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'Muerte infinita': la historia de sádicos, millonarios, clonaciones y violencia
La película más polémica de terror y ciencia ficción se puede ver en HBO Max.
Las críticas al primer libro de James fueron devastadoras. El escritor sin talento aguantó los ataques abrazando a su esposa multimillonaria –emparentada con el mundo editorial–. Años después ambos escapar a un resort de un país exótico a pasar unas vacaciones, a tratar de sanar las heridas de la frustración y de su matrimonio.
James sabe que está atrapado en la monotonía y no deja de tener esa sensación en Li Tolqa, un país extraño, con hermosas playas y con una población violenta que odia a los turistas.
Él se siente tranquilo porque descansa en un club (que más parece una cárcel) lejos de los conflictos sociales al otro lado de las rejas que lo protegen. Pero pronto el escritor vivirá una infernal transición en la que habrá desde extrañas experiencias genéticas, malos viajes con drogas exóticas, sexo desenfrenado y mucho, muchísimo dinero.
Eso es lo que muestra la cinta Muerte infinita ( Infinity Pool), un juego de terror atmosférico donde supuran la violencia y hasta la ciencia ficción sobre este personaje ahogado en una vida diseñada por otros y que parece caer siempre en esa dinámica.
Dirigida por Brandon Cronenberg ( hijo del icónico realizador David Cronenberg, y quien ha sabido explotar esa genética de lo grotesco con reflexión social que tiene de sangre) Muerte infinita es una cinta perturbadora, extraña y a veces desordenada en su necesidad de explorar el horror, el exceso, la dependencia y hasta la moral.
Cronenberg no tiene miedo de llevar al límite el mostrar como el destino de su protagonista deja de ser predecible y cae en una total decadencia. Esta cinta, amada y odiada por algunos, pero que se llevó aplausos en el Festival de Cine de Sundance, ya se puede ver en la plataforma de streaming HBO Max.
¿Pero cómo le cambia la vida a James en unas vacaciones anodinas? La respuesta está ligada a un hecho que no parece peligroso o extraño.
“Me encantó tu novela”, le dice una sensual y extraña mujer. Se llama Gabi y cada año viene con su pareja a Li Tolga, ese espacio ficticio que parece una mezcla de un país en ruinas de Europa del Este o una pequeña isla caribeña con un extraño misticismo.
A James le extraña el comentario, ya que su libro pasó sin pena ni gloria, pero el cumplido lo conecta con su nueva conocida.
Pronto la química y la tensión sexual harán de las suyas, pero lo más importante es que Gabi y su esposo se convertirán en los mejores amigos del protagonista y lo llevarán a experimentar un poco de banal rebeldía que, sin embargo, dará paso a una tragedia.
Sin dar más detalles, Muerte infinita pasa de aparentar ser un thriller con toques de obsesión erótica a dar paso a un viaje demencial en el que James comprende que puede hacer lo que le gana y que el lugar en el que se encuentra tiene una extraña ley que hace posible jugar a ser criminal, convertirse en un monstruo que, con una máscara aterradora, es capaz de irrumpir en una casa de la isla y torturar –junto a sus nuevos amigos ricos– a una pareja, por la simple inyección de adrenalina y el hecho de sentirse poderoso.
Alexander Skarsgård y Mia Goth (la chica que le sube el autoestima a James) conforman la pareja protagonista de este filme.
Película Muerte infinita Foto:Universal Pictures
Ambos son demoledores, pero Mia Goth demuestra una impresionante capacidad para mostrar la naturaleza enferma y sin límites de su papel y resulta aterradora en su función de guía en la transformación del escritor.
En realidad, Muerte infinita es una cinta para estómagos fuertes, pero no tanto por la sangre y la crudeza de sus escenas, sino por la manera en que caricaturiza a los poderosos, arrancando de tajo cualquier vestigio de alma o moral de esos millonarios que han descubierto una manera muy extraña y retorcida de salirse siempre con la suya. La historia hace referencia al conflicto de identidad y la necesidad de meterse en la piel o en la vida de otros para tratar de encontrarse.
Eso le pasa a este escritor. El problema es que, al probar de todo durante su extraña experiencia, llega a dudar de sí mismo y de las veces que juega con la muerte o lleva sus placeres a terrenos inexplorados.
Un tema que Brandon Cronenberg ya exploró en su película Antiviral, en la que las enfermedades de los famosos se convierten en una droga de consumo; o como en Possessor, en la que una empresa controla a través de implantes cerebrales a otras personas para que cometan asesinatos dentro del mundo de las grandes corporaciones.
MuerteInfinita se alimenta de esos conceptos de control, mutación y dolor, para reflexionar acerca de la justicia, la corrupción y especialmente la decadencia de la humanidad, que encuentra en el dinero una tabla de salvamento a todos sus pecados y que necesita sentir que esa experiencia de exceso y libertad no debería terminar, como la imagen de una piscina infinita que no tiene límites. Pero la pregunta es: ¿hasta dónde llegarán James y su sádico séquito de multimillonarios?