El maestro Jesús Martín-Barbero se puso a estudiar las telenovelas de los 80 porque por ellas pasaba más país que por los noticieros de televisión, porque sus historias reconocieron el país diverso que somos antes de la Constitución del 91 y porque estas telenovelas servían de lugar de encuentro para un país roto por las violencias.
Aprendimos de la diversidad cultural porque, por ejemplo, de la mano de doña Martha Bossio el Valle existió en 'El Divino' y 'El bazar de los idiotas'. Antioquia y su hacha de los abuelos se contaron en 'La casa de las dos palmas' y lo paisa sentimental en 'Tuyo es mi corazón'. El caribe divertido en 'Gallito Ramírez' y el marimbero en 'La mala hierba'. Santander y sus migraciones aparecieron en 'La otra raya del tigre'.
La mayor virtud de Martha Bossio fue la adaptación de historias de la literatura como 'Pero sigo siendo el rey' (Sánchez Juliao), 'San Tropel' (Ketty Cuello), 'El Divino' y 'El bazar de los idiotas' (Álvarez Gardeazábal), 'La casa de las dos palmas' (Mejía Vallejo), 'La mala hierba' (Gossaín), 'La otra raya del tigre' (Gómez Valderrama), 'Tuyo es mi corazón' (Juan José Hoyos).
'Pero sigo siendo el rey', 1984, fue una adaptación de la novela de David Sánchez Juliao. Protagonizada por Carlos Muñoz (Adán Corona, un viejo machito) y María Eugenia Dávila (Chavela Rosales, una mujer autónoma y atrevida), el cuento eran esas rancheras que nos diseñan como machotes que lloran por despecho.
Esta telenovela fue valiente porque se burló de los hombres y las rancheras, criticó con tumbao y música nuestros machismos. Inauguró el humor como modo de narrar nacional.
La mayor virtud de Martha Bossio fue la adaptación de historias de la literatura
'Gallito Ramírez', 1986, fue famosa porque su historia nos llevó a la costa Caribe y le puso desparpajo a la telenovela. Lo caribe marcaba el tono del relato, eso costeño que se volvió signo de éxito. Todo un descubrimiento: somos caribes que gozamos con su vitalidad, la crítica al resanderismo paisa y a la morronguería cachaca.
Doña Martha era muy buena creando personajes, por eso creó íconos como Susy Borda de Lavalle y el Fercho Durango. Y creó la historia de amor más sublime que hemos tenido como país. El amor en pantalla que se volvió de la vida real de Margarita Rosa de Francisco y Carlos Vives. Un romance nacional que se vivió como melodrama de un país. Y marcó a estos actores para siempre.
'San Tropel', 1987, nos retrató en modo chismoso de pueblo. Ahí nos hizo un retrato de cómo en este país el chisme es vitalidad nacional. Divertida, juguetona, muy de mujeres.
Hizo muchas más, solo recuerdo estas tres por emblemáticas. Eso hace que Doña Martha Bossio sea marca de la telenovela en Colombia: nuestro mejor producto de exportación cultural.
ÓMAR RINCÓN
Crítico de televisión
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