Lucio Ugalde es un nombre importante para la familia Fernández. Fue el sastre de
Vicente Fernández por más de 40 años y tras la muerte del ídolo, sigue trabajando con su hijo Alejandro Fernández y Ugalde se conocieron en Ciudad de México y establecieron una relación gracias a sus impecables vestidos de mariachi, que le dieron al artista identidad y poder musical.
Los trajes de charro en la serie sobre la vida del músico también los hizo don Lucio. Son los que usa el actor Jaime Camil en El rey Vicente Fernández, donde representa al cantante en su edad adulta. Don Lucio, como parte del clan, tiene un espacio en Los Tres Potrillos, la hacienda de la familia.
“El traje de charro es de superhéroe, narra toda una historia de la música vernácula, su abolengo, su herencia. Y los trajes de don Vicente son muy bien confeccionados”, cuenta Camil.
Los vestidos pueden ser pesados (hasta seis kilos), por los metales que llevan, y ninguno es igual a otro. Para Fernández, vestirse de charro era vestirse de México y así lo entendió siempre.
“Son trajes de pantalón, chaleco y chaqueta”, sigue Camil, quien de inmediato agrega que pese a ser cercano a Gerardo, Alejando y Vicente Fernández júnior, los hijos del cantante, solo estrechó una vez la mano del ídolo y nunca sospechó que algún día lo representaría.
“Es que cuando las cosas son para ti, aunque te quites te llegan”, dice. Ocupado en Hollywood en sus proyectos, un día recibió la llamada de un amigo costarricense que le dijo que lo estaban buscando de Caracol para ser Vicente Fernández.
El traje de charro es de superhéroe, narra toda una historia de la música vernácula, su abolengo, su herencia. Y los trajes de don Vicente son muy bien confeccionados
Luego habló con Lisette Osorio, vicepresidenta de ventas internacionales del canal, y se sorprendió más, porque ella le comentó que llevaban meses tratando de arlo y que, además, la familia Fernández quería que fuera él quien representará al músico.
“Era la primera vez que yo oía que me estaban buscando. Pero ahora la volteo, porque cuando las cosas no son para ti, ni aunque te pongas y en esta no me puse, me tenía que llegar”.
Ya con su personaje, con el equipo de producción, con los libretistas, directores y actores, empezó, como dice, “a escribir una especie de carta de amor al músico y su carrera”, con una historia que viene contándose a través de cuatro Vicentes (niño, adolescente, joven y ahora adulto), una narrativa muy mexicana sobre la ranchera y la vida de esfuerzo que llevó a Fernández a convertirse en uno de los símbolos populares más poderosos de su país en el mundo.
“Fue un trabajo de gran emoción y responsabilidad, con un proceso de preparación e
investigación, de ganas, pero nunca de miedo. Como actor, los personajes tocan tus emociones y hay que estar en o con ellas, pero si lo primero que hay es temor, ya lo estás afrontando con un sentimiento negativo”, dice.
Agrega que no permitió que presiones externas lo afectaran, “porque de todas maneras el peso de interpretar a Vicente en su faceta adulta recaía sobre mis hombros completamente y lo más importante era mantenernos alejados de la parodia, la imitación o la caricatura. Esa fue la consigna número uno de todo el equipo. Llegamos a una interpretación creativa y humanizada del personaje. Había que mirar cómo movía la mano y sus ademanes, pero esa no era la mezcla total, sino una pequeña parte, lo fundamental era su interior”.
Como actor, los personajes tocan tus emociones y hay que estar en o con ellas, pero si lo primero que hay es temor, ya lo estás afrontando con un sentimiento negativo
Y en este aspecto, un momento de la vida de Fernández fue primordial: “Cuando estaba preocupado al lanzar Volver, volver (de Fernando Maldonado), una canción que podía potencializar su carrera o destrozarla. Fue un parteaguas y más cuando estaba sentado con su esposa, doña Cuca, esperando la reacción del púbico al oír el disco, juntos, tomados de la mano en esa ansiedad que, por suerte, fue para bien”.
Jaime Camil nació en 1973. Empezó en la radio como locutor de musicales y luego pasó a la televisión, como presentador de concursos; posteriormente fue cantante y luego actor.
Es uno de los más reconocidos actores mexicanos en el exterior y ha hecho teatro, teatro musical, cine y televisión tanto en su país como en Estados Unidos.
Ahora, además, viene un nuevo punto en su carrera relacionado con Colombia. Cuando protagonizó 'La fea más bella' (versión de 'Yo soy Betty la fea' en México) dijo que su oficio actoral tenía un antes y un después de ser don Fernando (don Armando, en la obra de Fernando Gaitán, representado por Jorge Enrique Abello). Pero ahí no termina su relación con el país: en la versión mexicana de 'En los tacones de Eva', que se llamó 'Por ella soy Eva', fue Juan, que en Colombia hizo Abello.
Y en este nuevo reencuentro, ahora como Vicente Fernández, comenta que es un nuevo logro que va a su cinturón de artista que va ligado con nuestro país.
Abello y Camil tienen o desde hace varios años y sueñan con hacer algo juntos. “Es más, ya con la serie de Vicente, me deberían dar la nacionalidad honoraria”, termina Camil.
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EL TIEMPO
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