De acuerdo con las Naciones Unidas, en el año 1987, la Comisión Brundtland de esta organización internacional definió la sostenibilidad como lo que permite “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias”¹. Y, con base en dicho significado, hoy se puede decir que son cientos los países que han venido esforzándose por contribuir desde diferentes frentes a mejorar la economía, el medio ambiente y el bienestar social.
Uno de ellos es Colombia, territorio que en la actualidad cuenta con unos avances importantes desde la normatividad y los objetivos que tanto el Gobierno Nacional como las distintas entidades se han trazado a largo plazo, manifestados en una serie de cambios, planes nacionales y acuerdos internacionales. Y es que cuando se habla de este tema en el país es preciso hablar de las actividades económicas priorizadas para mitigar los efectos del cambio climático.
“En ese sentido, considero que más que un cambio en las actividades es en las prioridades. Tenemos que ser conscientes de que vivimos en un país con fortalezas en el sector agrícola, en el sector hidrocarburos y en el sector minero energético. Es ahí donde debemos generar recursos y estrategias que nos permitan apostarle a los servicios que ofrecen cada uno de ellos”, afirma Laura Márquez Marulanda, docente de Economía de la Universidad EIA, agregando que “si bien se han articulado líneas con las que estos sectores se han identificado, no se ha llevado a cabo con lo que concierne a las grandes transformaciones. A esto me refiero con la transición energética y la meta de descarbonización 2050 que con lleva unas implicaciones en donde no vamos a poder usar, a partir de ese momento, algo que venga del petróleo, el gas y el carbón”.
En línea con lo que menciona la docente de Economía de la Universidad EIA, para lograr esa transición energética, lo primero que se debe entender es que es un objetivo al que sí o sí, hay que apostarle, y, que en esa medida, el cómo hacerlo debe partir desde un punto de vista social.
“Tenemos una población con unas características de un país en vía de desarrollo, es decir, una población vulnerable y con un alto porcentaje de zonas aisladas; lo que indica que esa transición debe realizarse con enfoque inclusivo. Pero más allá de eso, y siendo más específicos, se debe promover la inversión en investigación, ciencia y tecnología como motores para esa transición. Hay aspectos que en general no tienen el avance suficiente para garantizar una transición energética al 100 por ciento. Está, entre muchos otros, temas como el hidrógeno y su almacenamiento que no se han descifrado completamente, así como la promoción del manejo de recursos con figuras como las comunidades energéticas, que al implementar el uso de un solar a personas agrupadas geográficamente, brindan energía y optimización de los recursos (…) Aquí vale la pena resaltar que la Universidad EIA le apuesta a campañas de educación y promoción y a cátedras en temas de sostenibilidad y cambio climático”, continúa Márquez Marulanda.
El ideal de sostenibilidad de la EIA
Desde sus inicios, la Universidad EIA ha tenido el principio de sostenibilidad como la base de todos sus proyectos, ya que, así como pertenece a sus líneas de investigación y educación, también hace parte de su contribución a la sociedad. No en vano, la institución tiene el grupo de investigación EnergEIA que, como su nombre lo dice, se enfoca en temas de energía. Además, un Centro de Pensamiento que se esfuerza constantemente por desarrollar consultorías y actividades de extensión que ayuden a la competitividad y productividad desde el departamento en donde se encuentra ubicada (Antioquia), así como programas como el de Ingeniería Ambiental y el de Economía (con su enfoque de Bioeconomía) desde donde se trabajan puntos alrededor de la sostenibilidad, pero desde la educación.
“Lo anterior evidencia que, en medio de este camino, la Universidad EIA ha asumido un compromiso con el desarrollo sostenible y, para dar otros ejemplos, cuenta con una planta de energía que funciona con es solares, un campus que cumple con los principios en cuanto a la sostenibilidad junto a la istración de los recursos hídricos porque se encuentra en un sector fuera del centro urbano de la ciudad, el manejo de recursos internos y el Sello Ecouniversidad otorgado por Corantioquia que califica las estrategias de sostenibilidad y el empeño de la institución. La Universidad obtuvo el máximo puntaje del cumplimiento de los criterios, un 100 por ciento”, explica Márquez Marulanda.
Llegar a posicionarse como referente de la sostenibilidad en el departamento de Antioquia no ha sido una tarea fácil para la Universidad EIA, pues, como es normal, ha tenido que enfrentarse a diversos retos.
En palabras de la docente de Economía del plantel, “a nivel interno los desafíos no han sido muchos porque se ha hecho un gran esfuerzo desde la declaración de los principios, el cuidado del ecosistema al que pertenecemos, la promoción de la cultura institucional y la educación a través de cátedras de sostenibilidad, así que los retos se han centrado en cómo extender el aporte a la región. La sostenibilidad no puede ser solo dentro de la Universidad, debe ser un catalizador en la región, en el departamento y en la nación, por ello, busca articularse con otros agentes para promover los efectos positivos. Es más, la Universidad ha estado presente en conversaciones de región para integrarse a la Agenda Antioquia 2040 en temas ambientales, generando un relacionamiento directo con Proantioquia, el cual posibilita el ejercicio de investigación en el marco de la generación de alternativas de solución, entre otros”, puntualiza.
Por último, y en lo que respecta al futuro, la Universidad EIA pretende avanzar en sus líneas de investigación, impulsar la formación con posgrados y continuar afianzando relaciones con empresas a nivel mundial que también están ligadas a la sostenibilidad.