Según la OCDE, el término bioeconomía se refiere al conjunto de actividades económicas relacionadas con el conocimiento, innovación, desarrollo, producción, comercialización y uso de productos y procesos biológicos.
En Colombia, el segundo país con mayor biodiversidad del mundo, la bioeconomía encuentra un campo fértil y lleno de posibilidades para aprovechar nuestras extraordinarias riquezas naturales, especialmente en aguas y suelos.
En la búsqueda de soluciones o adaptaciones a la crisis climática actual, se hace necesario que los países implementen políticas públicas y promuevan emprendimientos privados de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU en la Agenda 2030.
La mayoría de estas políticas y emprendimientos deben girar alrededor de la bioeconomía, lo que convierte esta disciplina en un factor esencial de desarrollo social y crecimiento económico en los próximos años.
De acuerdo con una medición realizada por la Universidad EIA, el sector de la bioeconomía aporta el 13,7 % del valor agregado de la economía colombiana. Allí también se encontró que las actividades relacionadas con bioeconomía generan el 21 % del empleo nacional, lo que significa que una de cada cinco personas dentro del mercado laboral desempeña cargos u oficios en alguna de las 2000 empresas cuyo objeto social está relacionado con bioeconomía, como agricultura, farmacia, cosmética, salud y energía, entre otros.
Sin embargo, la medición realizada por la Universidad EIA también permitió conocer que, si bien MinCiencias lanzó en el 2021 la primera convocatoria para proyectos de investigación en bioeconomía, solo el 12 % de los grupos de investigación inscritos en el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación adelantan actividades relacionadas con bioeconomía, y que apenas el 9 % de los estudiantes de educación superior están matriculados en programas relacionados con este sector de la economía.
Para Mauricio Alviar, decano de la Escuela de Ciencias Económicas y istrativas de la Universidad EIA, “estas cifras evidencian una brecha importante que debe cerrarse con la incorporación de capital humano al mercado laboral, que cuente con capacidades para desarrollar el sector y aportar a la generación de riqueza, empleo y reducción de la pobreza, aprovechando las ventajas del capital natural con que cuenta Colombia”.
Alviar explica que “gracias al énfasis en bioeconomía, la Universidad EIA forma economistas que analizan la biodiversidad con el rigor de la teoría y los métodos económicos, de manera que puedan influir en la elaboración de políticas públicas y la toma de decisiones de los agentes económicos, con el fin de fortalecer el crecimiento de la economía, conservando y protegiendo los recursos naturales”.
Lo que hasta hace poco pudo ser considerado como una talanquera que frenaba el desarrollo, hoy se ha convertido en una de las mayores oportunidades de sostenibilidad ambiental, social y económica, enfocando la investigación científica y el conocimiento académico hacia la incorporación inteligente y consciente de la biodiversidad y los recursos naturales en la generación de riqueza.
EIA una de las mejores universidades de Colombia