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¿Qué hay detrás de los saqueos en las carreteras del país, como lo que ha pasado en Tasajera? Expertos analizan
Debate por casos en los que personas aprovechan accidentes para llevarse desde comida hasta licor.
Magdalena se mantiene en duelo por la tragedia de Tasajera. Foto: Vanexa Romero /EL TIEMPO
Luego de varios hechos que pusieron bajo la lupa a las poblaciones ubicadas en Tasajera, zona rural de Puebloviejo, Magdalena, como el saqueo a un camión luego de que se volcara ocasionando una tragedia en julio del 2020, y el más reciente que fue un saqueo a un camión con instrumentos, surgió un debate en redes sociales sobre la responsabilidad de quienes aprovechan los accidentes en la vía para llevarse objetos de valor.
Cada año se registran en el país diferentes denuncias de personas que aprovechan accidentes de vehículos para llevarse desde alimentos hasta licor transportado por estas vías.
En ese mismo mes de la tragedia que dejó más de 40 muertos se conoció a través de redes un video donde quedó registrado el momento en que un grupo de personas toman el pescado de un camión que minutos antes se había accidentado en la vía que comunica a Barranquilla y Cartagena.
En el video se puede ver cómo pese a las lágrimas del conductor nadie se detiene a ayudarlo, solo salen corriendo con el producto que llevaba.
¿Se pueden justificar estas acciones? ¿Son simples saqueadores o existe algo más de fondo?
Fabián Obispo, exalcalde de Puebloviejo, indicó que hay que analizar varios puntos para entender lo que ocurre en su pueblo: “la necesidad, las condiciones de la gente, cómo viven, es el resultado de muchas cosas, que no justifico, pero que hay que analizar para poder llegar a imaginar qué tan normal es esto”.
Puebloviejo es un municipio de unas 30.000 personas, su parte rural, compuesta por zonas como Tasajera, Palmira, Islas del Rosario y Nueva Frontera cuenta con unas 24.000 personas que viven de la caridad de quienes transitan por la Troncal del Caribe, pues no cuentan con recursos suficientes para el sostenimiento de sus hogares.
“El tiempo me ha dado la razón con estas comunidades –sostiene Obispo–. De verdad que no justifico estos actos, pero es que la gente no se alcanza a imaginar las condiciones en las que estas comunidades viven”.
Tasajera es un pueblo de pescadores que viven de la Ciénaga Grande de Santa Marta y de recolectar sal, atravesado por la Troncal del Caribe por donde diariamente pasan 8.000 carros. Tiene problemas con los servicios de agua y luz. Foto:Archivo EL TIEMPO
A mediados de los años 50, se dio apertura a la vía que conecta a Magdalena con el Atlántico, la Troncal del Caribe, una vía que buscaba poner fin a los extenuantes viajes en lancha para viajar de Santa Marta a Barranquilla y así llevar el progreso al Caribe colombiano.
Sin embargo, lo que prometía ser una carretera hacia el progreso se convirtió en una pesadilla para miles de familias como lo explica el sociólogo y doctor en historia Édgar Rey.
“Históricamente es un problema desde que existe la carretera –explica Rey–. La carretera atravesó el espacio de las familias ahí asentadas que habían vivido de madurar la sal, porque ahí se producía sal, de mucha producción pesquera. Era una población que tenía asegurada su alimentación y con la instalación de la vía se afecta todo eso, porque esa obra afectó el ecosistema de la ciénaga y mató a los peces”.
En palabras del docente de la Universidad del Magdalena, esta vía ha sido catalogada como la causante de un ‘ecocidio’, pues la ciénaga grande se vio afectada en el 40 por ciento de su ecosistema y ya no produjo peces en la misma cantidad que antes, lo cual llevó a que las familias vieran afectado su sustento.
En esto coincide el alcalde Obispo, quien reitera que las poblaciones de esta zona de la carretera no reciben ninguna retribución por los dos peajes instalados en la vía.
“Entre Tasajera y el kilómetro 6 hay 35 kilómetros –explica Obispo–. Más de 26.000 pesos se pagan ahí, la cantidad de dinero, si pasan más de 10.000 carros al día, tanto así que tuvieron que abrir cuatro carriles, eso es mucho dinero, entonces, ¿por qué a estas comunidades no les llega nada?”.
El mandatario asegura que es necesaria una pronta intervención del Estado que permita mejorar la calidad de vida de estas personas, ya que aunque se puedan registrar hechos de inseguridad, no es una actitud propia de las comunidades asentadas en la zona.
“Yo no estoy justificando nada –insiste el mandatario–. Pero si una persona que no tiene cómo generar un ingreso ve la oportunidad de tomar algo para su sustento, hombre, lo agarra”.
¿Abandono estatal?
Según medición de pobreza multidimensional del Dane, en 2019, la pobreza multidimensional en el país fue del 17,5 por ciento, 1,6 puntos porcentuales menos que en 2018 (19,1 %).
El índice de pobreza en centro poblado y rural disperso en 2019 fue del 34,5 por ciento, mientras que en el 2018 fue del 38,6; no obstante, continúa siendo el doble de la ciudad, es decir: la gente en lugares como Tasajera es dos veces más pobre que la gente de las ciudades.
Para Roberto Angulo, socio fundador de Inclusión SAS, los saqueos son sintomáticos de muchos problemas de una comunidad. No solo la pobreza.
“El saqueo, al final, es una reacción en la que confluyen muchas situaciones –asegura el economista–. Impaciencia, frustración, desespero por ruptura del tejido social, abandono por parte de instituciones y Estado, inseguridad, segregación”.
En términos departamentales, Magdalena entra en el top 10 de los departamentos más pobres del país. Encaja en el número 9, con un índice de 31.6.
Todo lo anterior, explica Angulo, genera una falla en la cohesión social y lleva al irrespeto a los límites y a los acuerdos sociales, pues no se trata de una pandilla organizada para realizar estos actos, sino una comunidad con diferentes necesidades insatisfechas.
“No basta con pensar en que se trata de una región pobre y que por pobre va a saquear”, asevera Angulo.
El exalcalde de Puebloviejo asegura que los puertos carboníferos también han generado afectación de los ecosistemas para la pesca, lo cual lleva a que muchos pescadores se tengan que desplazar hasta Barranquilla poniendo en riesgo sus vidas y endeudándose sin saber el éxito de esas incursiones.
“Es una pobreza extrema fuerte –asegura Obispo–. Se necesita una intervención urgente para este territorio. No tienen servicios públicos, empleo, no dan sustentos a las familias, son condiciones precarias. Situaciones así condenan a esta población”.
Entonces, ¿hay una cultura del robo o todo es consecuencia del abandono?
Gran parte de los habitantes de Tasajera siguen buscando subsistir con ventas informales en la Troncal del Caribe. Foto:Roger Urieles
Analizando esa situación, el antropólogo y doctor en sociología, Fabián Sanabria, sostiene que son condiciones diferentes.
“Cuando uno mira las circunstancias de la gente que va desesperada hay que preguntarse cuál es la presencia del Estado allá –dice Sanabria–. Si hay servicios de salud, electricidad, agua potable. Si yo vivo en las condiciones que la gente vive en esos corregimientos de Magdalena, yo también corro hacia el camión que se volcó”.
Édgar Rey asegura que la problemática que se vive en estas zonas del Magdalena es la de “ladrones de oportunidad”, pues “eso no es una cultura del robo de una comunidad, es el estado de pobreza y abandono que ahí hay. El principal responsable es el Estado, es una violencia estructural”.
La carretera, en estos momentos, no cuenta con energía eléctrica, pues, señalan los expertos, pese a que hay instalados postes de energía, nunca se pusieron de acuerdo con quién debía mantener la energía y por eso la vía no se encuentra iluminada.
Autoridades señalan que se han identificado diferentes puntos para evitar que se registren los asaltos, pero suelen ser denuncias ciudadanas las que alertan sobre presuntos atracos o instalación de sogas para frenar el paso de vehículos y pedir dinero.
Mientras tanto, para Fabián Sanabria, la forma en que se condenan este tipo de hechos es desproporcionada, pues no se acusa de la misma forma a personas que han hecho más daño.
“Más que buscar una cultura del robo o la delincuencia, hay que mirar a quién sí y a quién no se la aplicamos –asevera Sanabria–. Aquí ponemos en el mismo nivel a una señora que se roba un caldo de gallina porque no tiene con los que se enriquecieron por lo de Odebrecth, que no pagan nada y ella sí paga cinco años de cárcel”.
Por último, frente a los señalamientos hacia la comunidad de provocar accidentes en la vía para saquear los camiones o asaltar vehículos, Fabián Obispo aseguró que son mentiras.
“Que digan que la población los provoca es una falacia –sostiene–. Acá la gente no es así. Es desagradable escuchar eso, eso es falso, la gente aquí ve que se vuelca un carro de alimentos y van y lo cogen, sí, pero provocar accidentes, eso es falso”.