Nuevamente la intranquilidad y angustia se apoderó de los habitantes del municipio de Salamina, luego que el río Magdalena empezara a salirse de su cauce muy cerca a la zona urbana.
A pesar que existe un fallo del Tribunal del Magdalena que ordenó a las instituciones encargadas actuar con celeridad para proteger a este territorio de la erosión que los amenaza, denuncian líderes y personería municipal que a este problema sigue sin prestársele una adecuada atención.
Prueba de esta afirmación, es que fueron construidos dos espolones dentro de un plan maestro que se elaboró para frenar la arremetida del río; sin embargo, las obras que llevan semanas ejecutadas, ni siquiera han sido recibidas para verificar que estuvieran cumpliendo su propósito.
Mientras tanto el afluente continúa poniendo en riesgo las tierras productivas, los inmuebles y principalmente la vida de los habitantes, quienes enfrentan ahora una nueva situación de alarma por una inundación que se registra a solo 300 metros de la entrada del pueblo.
A este fenómeno erosivo no se le está dando trascendencia a pesar de las evidencias que existen del peligro que hay en la zona
“A este fenómeno erosivo no se le está dando trascendencia a pesar de las evidencias que existen del peligro que hay en la zona. Las comunidades en estos momentos permanecen sin poder dormir debido a que el río está cada vez más cerca”, manifestó el arquitecto Ricardo Méndez González, representante de la veeduría Transparencia por Salamina y el Magdalena, Trasama.
El río Magdalena comenzó a desbordarse progresivamente y de continuar las lluvias dejaría graves consecuencias en Salamina, advierte el veedor.
Méndez hizo un llamado urgente a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo a que haga presencia en la zona y constate que las obras construidas no están haciendo la función para lo que fueron diseñadas por la Universidad del Magdalena.
“Cuando el contratista inició la ejecución de la obra el espigón o espolón quedó como protección de orilla y no para lo cual fue diseñado, porque para ser espigón tenía que sobresalir en el cauce del río más de 50 metros y así retirar la fuerza del agua y mandársela a la isla el Tamarindo", señaló.
La Personería municipal insiste en que la erosión seguirá avanzando, debido al contraflujo de la fuerza del río.
El personero Carlos Mario de la Cruz dijo que es lamentable que se esté esperando que ocurra una emergencia grave para actuar con rigurosidad.
“Hemos insistido en que la situación es crítica, pero quienes deben atenderla no escuchan", precisó el representante del Ministerio Público.
La comunidad se mantiene en máxima alerta ante el desbordamiento del Río y no descartan desalojar sus viviendas en caso que la inundación avance.
Roger Urieles
Para EL TIEMPO Santa Marta
@rogeruv