Hablar de Everfit a finales del siglo pasado era hablar de elegancia.
Era tal su posicionamiento que en el argot popular se hablaba de “ponerse el Everfit”, para referirse el uso de su traje más fino.
Esta compañía antioqueña, que comenzó operación en 1927, hizo parte de las grandes empresas que enaltecieron el potencial industrial antioqueño, cuyas marcas se podían ver en los cerros de Medellín. El conocido cerro El Volador era llamado por algunos como ‘cerro de Everfit’ ya que en su ladera se encendía en las noches la silueta de una gacela, logo de esta empresa.
Sin embargo, desde el 2000 se conjugó lo que sus dirigentes llamaron una ‘tormenta perfecta’: la competencia de productos chinos, el cierre de la línea lanera de su principal proveedor (Fabricato) y la alta devaluación del dólar.
Esta situación ocasionó que la reconocida empresa antioqueña debiera acogerse a la Ley 1116 de 2006, o Ley de Insolvencia como única salida, pues los pasivos sumaban cerca de 18.000 millones de pesos. En este punto, la empresa no tuvo otra salida que reestructurarse y fue allí donde encontró una ventana de oportunidad: la confección de vestuario corporativo, sustentado bajo una moderna plataforma tecnológica integrando una solución logística para los más de 300 clientes que tienen.
Sin embargo, explica hoy su gerente, Juan David Mejía, no fue una decisión fácil para una empresa con tanto renombre y reputación como Everfit.
El gerente destacó los aprendizajes que la empresa acumuló en estos años y que le permitieron en un tiempo muy corto (3 años) pagar sus pasivos y salir de la Ley de Insolvencia.
“Hay que tener siempre los ojos en el mercado. Nosotros migramos de una compañía enfocada a la producción a una enfocada en el cliente, eso se hace rompiendo paradigmas. De un periodo de pago inicialmente planteado a 14 años, luego a 7 y finalmente se pudo hacer en 3 años. La principal razón de este logro parece algo filosófico, pero es real, y es no tener miedo a nada y ver todo desde las posibilidades y las oportunidades. La compañía confía y ha confiado en el talento de su gente para afrontar estos desafíos, con la confianza de que todo puede ser mejor”, explicó Mejía.
Lo segundo –prosiguió– es una capacidad rápida de reacción y convertir esto en acciones y en ejecución contundente.
La tercera es la disciplina financiera, “una capacidad de planeación para destinar de manera efectiva los pocos recursos que se tienen. Y, por último, una negociación con transparencia. Nosotros nos sentamos con más de 280 acreedores cara a cara para decirles qué teníamos, qué podíamos pagar y cómo juntos se podía pasar ese bache”, agregó el directivo.
En julio del 2019, la empresa pagó la totalidad de sus acreencias y en diciembre de ese mismo año formalizó su estado ante la Supersociedades. Es decir que ya no está en proceso de reestructuración y salió de la Ley de Insolvencia.
No solo eso. En los tres años que Everfit estuvo bajo la reorganización tuvo unas cifras en ventas de 22.600 millones en 2017, 35.900 millones en 2018 y cerca de 47.000 millones el año pasado.
Actualmente, ante la crisis por la pandemia, la empresa tuvo que volver a reinventarse, no en su negocio, pero sí en su portafolio.
“Estamos afectados en el 85 por ciento de nuestras ventas, que son: aerolíneas, hotelería, entretenimiento y retail, producto del covid-19, lo que nos ha obligado a reinventarnos otra vez.
MEDELLÍN