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Las pruebas clave de las autoridades contra los 'encapuchados' que buscan atacar a policías de Bogotá
Información de inteligencia permitió conocer el 'modus operandi' de infiltrados de grupos al margen de la ley en protestas y manifestaciones en Bogotá. Autoridades dicen que estos grupos están buscando ocasionar ‘una tragedia’.
Reportan disturbios en la Universidad Distrital. Foto: Redes sociales
Para las autoridades, hechos como los ocurridos la noche de ayer en la embajada de Estados Unidos, así como el intento de quemar una moto de policía hace 20 días en la sede La Macarena de la Universidad Distrital, los desmanes provocados por mujeres encapuchadas durante una marcha proaborto del 28 de septiembre y el ataque de los encapuchados a una patrulla de la Unidad Antiexplosivos de la Policía Nacional en las protestas de la Universidad Nacional el 25 de julio, no han sido coincidencia.
Este es el momento en el que los encapuchados destruyen una patrulla de la Policía con extintores robados de la Nacional, Foto:Archivo particular
Información entregada a este diario indica que todos estos episodios han sido diseñados con un mismo patrón y tienen como característica común la intención de “generar una tragedia”, además de afectar a funcionarios, autoridades e infraestructura, como lo señala César Restrepo, secretario de Seguridad de la ciudad.
Para los investigadores criminales lo que se está confeccionados dentro de las cada vez más constantes “protestas sociales” son escenarios en los que falsos manifestantes convocan una movilización para desestabilizar el orden de la ciudad y, en medio de eso, poder cometer actos delictivos que ayuden a posicionar el ingreso de algunos grupos armados a la capital.
El hecho cronológico que desencadenó la unión de todas las piezas de una larga cadena de sucesos de confrontación entre Fuerza Pública y encapuchados tuvo lugar en las puertas de la Universidad Distrital, sede La Macarena, cuando vándalos intentaron quemar una moto oficial de la Policía el pasado 27 de septiembre. Sin embargo, este suceso fue solo la punta del iceberg que permitió desenredar todo un entramado criminal que estaba gestado esa tarde para provocar una aparente reacción violenta de las autoridades.
Enfrentamiento entre encapuchados en la Universidad Nacional. Foto:César Melgarejo- EL TIEMPO
Videos de las cámaras de seguridad de la zona, a los que tuvo este medio, mostraron el modus operandi de estas organizaciones delictivas infiltradas. En la pieza audiovisual quedó en evidencia cómo un grupo de encapuchados se esconde debajo del puente de la carrera 1.ª con calle 26C, a la espera de que una patrulla motorizada que prestaba labores de vecindario pase por la zona para arremeter contra los patrulleros y robarles el automotor.
"El nuevo grupo que quedó de la primera línea ahora se denomina Unión Bogotá Radical o algo así, y lo que ha pasado es que los movimientos radicales no han permitido que ellos se integren a los grupos porque dicen que no tienen ninguna línea política ni defienden una ideología".
Ese hecho desató lo que, aparentemente, fue una confrontación entre uniformados y “manifestantes”, pues, al verse agredidos y robados, los agentes de la Policía activaron un protocolo de reacción en el que otras unidades de vecindario llegaron a apoyar. Sin embargo, ese fue el momento en el que encapuchados montaron la motocicleta hurtada e ingresaron con ella a las instalaciones de la Universidad Distrital.
Ese escenario, que según las investigaciones de inteligencia que reposan en los organismos de seguridad de la ciudad fue premeditado, resultó perfecto para que los encapuchados intentaran quemar otra patrulla, en la que había dos policías, quienes reaccionaron defendiéndose con piedras que encontraron en la zona.
Según la información recopilada por este diario, lo que pasó esa tarde en las inmediaciones de la Universidad Distrital fue semejante a otras situaciones que ya venían ocurriendo y que llevaron a los investigadores a pensar que había un modus operandi definido detrás de todas las confrontaciones.
De acuerdo con el secretario de Seguridad, se ha podido evidenciar que lo que hacen los encapuchados es crear un escenario de confrontación mediante la convocatoria a manifestaciones para que las autoridades activen sus dispositivos. Una vez la gente está concentrada, activan un acto ilícito para provocar la intervención de las autoridades y, luego, poder justificar que fueron atacados los “supuestos estudiantes”.
Panorama en la tarde de este viernes. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
“Lo que pasó en la Distrital esa tarde del 27 de septiembre no fue una manifestación pacífica. Fue una trampa en la que querían quemar vivos a los policías y ellos se defendieron con lo que pudieron. Esos encapuchados no son estudiantes, son criminales que quieren provocar una tragedia en la ciudad”, aseguró Restrepo.
Sobre esos hechos hubo mucha confusión y una gran cantidad de versiones que surgieron sobre posibles casos de abuso de autoridad y fuerza. Hubo gestores de convivencia retenidos por la policía en medio del “estado de pánico” que se generó, incluso se encontraron tres vainillas de arma en la zona de los hechos, que luego serían determinantes en la investigación.
Justamente, esos elementos recolectados por los investigadores permitieron saber que se trataba de armas artesanales y de fogueo que no pertenecían a los de la Policía de Bogotá; es más, en los videos quedó evidenciado que las autoridades no usaron armas y que en el momento en el que se desarrolló la confrontación no había presencia de efectivos de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (Undmo), antiguo Esmad.
“Ellos estaban siendo reclutados desde hace varios meses. Eso está comprobado y confirmado hasta por la Fiscalía. Les ofrecen dinero y posibilidades, y son todos estos jóvenes los que han terminado en los tropeles en Bogotá. Siempre son los mismos”.
Pero esta situación es relevante, dicen los informes, porque estos elementos balísticos, al igual que las hachas y los machetes, fueron los mismos que se usaron el 25 de julio, cuando encapuchados intentaron quemar la patrulla antiexplosivos frente a la Universidad Nacional en la carrera 30, en lo que, al parecer, pudo haber sido un intento de ataque contra la estación de TransMilenio que estaba llena de ciudadanos.
La primera gran conclusión de estas investigaciones, dicen las autoridades, es que se trataría de un plan muy organizado por estructuras al margen de la ley para no solo desestabilizar la ciudad, sino también atacar de manera frontal a los de los organismos de seguridad de la capital.
Desmanes en manifestaciones de la Universidad Nacional. Foto:Tomada de video
El hombre de la bata
Otro elemento que es conducente en todas la investigaciones es la presencia de un joven encapuchado que viste una máscara y una bata blanca de docente. Él, en los hechos tanto de la Nacional como de la Distrital, ha sido protagonista e, incluso, en el episodio de la Distrital fue el encargado de robar la moto de la patrullera y, en la Nacional, fue el primero en lanzar el artefacto explosivo que quedó debajo de la patrulla.
Indica que todos estos episodios han sido diseñados con un mismo patrón y tienen como característica común la intención de “generar una tragedia"
De acuerdo con una alta fuente informada, lo que se ha venido viendo los últimos meses en las manifestaciones de la ciudad solo es comparable con los hechos de confrontación que se registraron en 2023 en “conmemoración” del día del estudiante caído, que fue catalogado como “un hecho sin precedentes” por la unión de diferentes grupos revolucionarios que nunca habían estado reunidos en un mismo escenario de confrontación debido a diferencias en sus políticas de actuación.
Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO
Información de inteligencia que conoció EL TIEMPO sobre los hechos ocurridos el 8 de junio de 2023 indica que en los tropeles se juntaron el Movimiento Bolivariano, históricamente controlado por facciones de las Farc y que opera de forma clandestina dentro del campus de la Nacional; el movimiento Jaime Bateman, que viene de la Universidad Pedagógica, y un grupo remanente de las casi extintas primeras líneas de Bogotá.
El informe que emitieron las autoridades sobre esos hechos señaló que, por el lado de la primera línea, se trataría de un grupo aproximado de 30 jóvenes, quienes están plenamente identificados y fueron reclutados por una célula criminal.
“El nuevo grupo que quedó de la primera línea ahora se denomina Unión Bogotá Radical o algo así, y lo que ha pasado es que los movimientos radicales no han permitido que ellos se integren a los grupos porque dicen que no tienen ninguna línea política ni defienden una ideología. No van a dejar que dañen el movimiento”, señaló.
Protestas Universidad Nacional Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO.
Si bien en Bogotá el Eln, las Farc y los paramilitares cooptaron grupos en universidades en algún momento de la historia, ahora lo estaría haciendo el bloque de ‘Iván Mordisco’, que, además, ha venido fraguando una avanzada desde el departamento del Meta hacia la región del Sumapaz que fue identificada desde diciembre de 2022.
El rechazo de grupos radicales a los ex primera línea lo que ha generado es que las disidencias de ‘Iván Mordisco’ los ubiquen como objetivos de reclutamiento, como consta en información clasificada que conoció este diario.
Una de las pruebas más claras que tienen las autoridades para indagar sobre esta línea de investigación es que durante la reaparición de ‘Mordisco’, en los llanos del Yarí, en abril pasado, estuvo alias Coco, un joven que fue reclutado de la primera línea para las disidencias de las Farc. Pero no estaba solo, junto a él había cerca de 20 jóvenes más, también de esa estructura, y que fueron identificados. Estos han viajado a Guaviare y el Meta para ser adoctrinados.
“Ellos estaban siendo reclutados desde hace varios meses. Eso está comprobado y confirmado hasta por la Fiscalía. Les ofrecen dinero y posibilidades, y son todos estos jóvenes los que han terminado en los tropeles en Bogotá. Siempre son los mismos”, anotó una fuente cercana a la investigación.