Luis Eduardo Ramírez está desconsolado. Su papá, José Otoniel Ramírez, de 72 años, murió de una forma intempestiva, por lo menos eso es lo que dicen sus hijos, quienes lo visitaban y cuidaban con amor.
Aunque sufría de diabetes, cuentan que era un hombre saludable que vivía tranquilo en el barrio Yomasa en Usme y que estaba respetando el confinamiento. Sus hijos le llevaban el mercado y, gracias a un subsidio, pagaba su arriendo.
Pero el domingo 12 de julio, una vecina lo había invitado a comer unas costillas de cerdo y eso lo enfermó. El hombre presentó dolor abdominal, vómito, pero su dolencia fue calmada al principio con una Buscapina. “El viernes mi hermano lo llamó, y mi papá le dijo que se sentía muy mal. Entonces lo visitó y decidió pasar la noche con él, pero todo lo que comía lo devolvía”.
Así que decidieron llevarlo al hospital San Blas para que lo examinaran porque, aunque se sentía mejor, la dolencia persistía. “Cuando lo valoraron nos dijeron que no lo podían ingresar porque no había camas ni oxígeno disponible”, dijo Luis Eduardo.
Luego les dijeron que su saturación estaba en 88 y que tenía taquicardia, por lo que procedieron a hacerle un electrocardiograma. “Ahí sí me dijeron que recogiera las cosas de mi padre porque él iba a quedar hospitalizado porque estaba infartado, pero nos aclararon que lo habíamos llevado a tiempo”.
Así fue que lo canalizaron, le pusieron oxígeno, le subieron la glucometría porque la tenía en 60 y luego le dijeron a la familia del paciente que con eso ya quedaba estable. “Lo dejaron hospitalizado, pero con ese diagnóstico nosotros quedamos tranquilos. Nos dijeron que para saber de él llamáramos después de las 3 de la tarde”.
Pero cuando quisieron llamar fue casi que imposible. Los pasaban de una extensión a otra hasta que después de muchas llamadas lograron comunicarse con una enfermera. “Ella nos dijo que fuéramos que el doctor quería hablar con nosotros. Así lo hice y fue cuando el doctor me dijo que mi papá había fallecido el domingo 19 de julio, a las 3:15 de la tarde”.
La noticia cayó muy mal en la familia. “Primero me dijeron que le habían hecho una laparotomía en el estómago y que no le habían encontrado nada malo. Nunca nos avisaron que le iban a hacer ese procedimiento. Lo que pasó después fue que lo intubaron, le pusieron oxígeno y lo dejaron en una camilla para que se muriera”, denuncia Luis Eduardo.
El doctor me dijo que mi papá había fallecido el domingo 19 de julio, a las 3:15 de la tarde, y que lo más probable era que no se podría velar su cuerpo
La familia está indignada porque nunca los llamaron a decirles qué tenía el adulto mayor. “Cuando le hice el reclamo al médico no dejó grabar su respuesta, duré tres horas para tener su acta de defunción y me dijeron que lo más probable era que no me dejaran velar el cuerpo, que tenía que tener un aval de la Secretaría de Salud”.
Ayer les avisaron que solo les iban a entregar las cenizas. “Mire yo estoy peleando por dos cosas: primero, hubo muchas inconsistencias médicas, negligencia, y dos, por qué no nos dejan hacer un sepelio formal si mi papá no murió de covid-19. ¿Simplemente porque un médico decidió ponerle la palabra sospechoso? No voy a poder ver su cuerpo ni reconocerlo, no me quieren entregar su historia médica”.
Esta es una familia humilde que no tiene los recursos ni conocimientos para pagar un abogado, pero aseguran que van a radicar una queja formal. “Mi papá tenía diabetes y algo que comió le hizo daño. No creo que tuviera nada más grave”.
EL TIEMPO se comunicó con la Subred Sur quien explicó que el paciente ingresó el 18 de julio a las seis de la tarde con dolor abdominal intenso, fiebre, escalofrío y dificultad para respira.
Dicen que en el electrocardiograma de ingreso se identifican signos compatibles con un infarto agudo de miocardio. Además se le encuentran síntomas como coloración en su piel y bilirrubina elevada, por lo que se sospecha una infección de la vesícula biliar.
Explicaron que este paciente se deterioró rápidamente, por lo que se pasó de inmediato a sala de cirugía como urgencia vital para ser intervenido. Después del procedimiento el paciente permaneció en vigilancia intensiva.
Añaden que como venía con otros síntomas se le practicó una radiografía de tórax, en la que se encuentra evidencia de infección pulmonar, por lo que se le da tratamiento como sospechoso para infección por COVID-19.
El paciente falleció, según el hospital, a las 22 horas de su ingreso a la institución. "Según el lineamiento nacional, los fallecidos por Covid-19 o por sospecha o probaibilidad de tener el virus tienen el mismo tratamiento en disposición final del cuerpo ".
No obstante esta versión del hospital los familiares de la persona fallecida continuarán con un proceso de demanda contra el personal médico.
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REDACCIÓN BOGOTÁ