En medio de un fortalecimiento de la ofensiva por parte de las fuerzas militares rusas en la región del Donbás, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, enfrenta una marea política en su gobierno, tras la destitución de la fiscal general, Iryna Venediktova, y del responsable de la agencia de seguridad nacional (SBU), Ivan Bakanov, acusados de traición.
Hoy tomé la decisión de relevar de sus funciones a la fiscal general y al responsable de la agencia de seguridad de Ucrania.
Los delitos contra la seguridad nacional, “los vínculos entre las fuerzas del orden ucranianas y el servicio de inteligencia ruso que se ha registrado, plantean preguntas muy serias a los respectivos jefes”, aseguró Zelenski.
Venediktova estaba encargada de las investigaciones por las atrocidades cometidas contra civiles durante la ocupación rusa de la ciudad de Bucha, en la periferia de Kiev, mientras que Bakanov, amigo de Zelenski cuando este era comediante, fue destituido en virtud de un “estatuto disciplinario”.
Como reemplazos, Vasili Maliuk dirigirá de manera interina la SBU, y Oleksiy Simonenko se hará cargo de la fiscalía general, según un decreto presidencial.
Esta es la mayor reorganización de su gobierno llevada a cabo desde el inicio de la invasión rusa a finales del mes de febrero.
En un comunicado de la agencia de la ONU, su directora general, Audrey Azoulay, advirtió que “hay que poner fin a estos repetidos ataques a los sitios culturales”, pues tanto Rusia como Ucrania, signatarios de la Convención de La Haya de 1954, están obligados a proteger el patrimonio cultural en medio del conflicto armado.
Y es que los ataques rusos no se detienen, sino que, por el contrario, parecen haberse intensificado. El domingo, el gobernador regional de Donetsk, Pavlo Kyrylenko, acusó a Moscú de bombardear “infraestructuras civiles, especialmente instituciones educativas”.
También se registraron varios “bombardeos masivos” en Mikolaiv, cerca del mar Negro, informó el gobernador regional, Vitaliy Kim.
El edificio fue atacado con un misil en la región de Chasiv Yar. Foto:EFE/EPA/GEORGE IVANCHENKO
En la ciudad de Toretsk, seis personas fallecieron ayer en un ataque de un obús contra un edificio, mientras que en Járv dos civiles murieron por bombardeos rusos en la zona.
Por su parte, la guerra ya le habría costado a Rusia la pérdida de 50.000 hombres entre muertos y heridos, y de miles de tanques, según dijo a la BBC el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas británicas, el almirante Tony Radakin.
“Hemos adoptado una postura extremadamente clara sobre la nueva ampliación de la Otán”, dijo Erdogan, refiriéndose al acuerdo al que llegó con los países nórdicos en la cumbre en Madrid de la Alianza en junio, en el que les pidió que “pusieran su grano de arena” en la lucha contra el terrorismo luego de que estos les proporcionaron refugio a activistas kurdos, a quienes Ankara considera “terroristas”.
Según el memorando firmado, entre los compromisos de Suecia se encuentra la extradición a Turquía de 73 personas acusadas de este delito.
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