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Síndrome de París: la extraña reacción que experimentan turistas en la ciudad
Autoridades consulares tienen una línea telefónica abierta las 24 horas para reportar estos casos.
Muchas veces se cree que lo que vemos en una fotografía o en una pantalla es una representación de algo a lo que se asignan valores cercanos a la estética.
No obstante, el ojo a veces tiene la costumbre de engañar a la mente, pues ver no es lo mismo que observar, debido a que cuando algo está bajo observación, se lo hace mediante un proceso cognitivo, lo que hace darle un valor moral, estético, emocional e, incluso, antropológico.
El ser humano ha adecuado el mundo a su antojo gracias a los estímulos que recibe al poder ver las cosas desde un punto más racional, pues el hombre ha podido hacer frente a todos los obstáculos que retaron, incluso, su existencia sobre la faz del planeta.
Sin embargo, al ser seres sedentarios, las personas se han ido agrupando dentro de su espacio cercano junto a sus pares y comenzaron a surgir lo que terminaron siendo las sociedades que, a lo largo de la existencia del hombre, se ha transformado hasta llegar al punto en el que estamos.
El ETIAS es una autorización de viaje y no un visado. Foto:Istock
El percibirse como organismos iguales, pero diferentes, ha sido fundamental para que todo ese fenómeno haya sido posible; por lo que, a veces salir de esa burbuja en la que se está por la costumbre de vivir con otros que tienen conductas y visiones del mundo muy parecidas resulta ser una incertidumbre.
Esto se puede ejemplificar con el momento en que una persona decide, por azares de la vida, salir de su país de origen para conocer el mundo. Atreverse a embarcarse en esta aventura de ser extranjero puede asumirse como una experiencia enriquecedora pero, al mismo tiempo, como algo extraño o aterrador.
Una de estas experiencias fue registrada por médicos japoneses, quienes se dieron cuenta que varios turistas coterráneos tenían reacciones extrañas al momento de pisar el suelo de una de las ciudades más importantes, conocidas y visitadas del mundo: París, Francia.
¿Qué es el síndrome de París?
El psiquiatra japonés Hiroaki Ota habló por primera vez de esta extraña patología en el año 1987, argumentando que es algo que solamente le afecta a algunos ciudadanos nipones.
El síndrome de París es como se le llama al conjunto de reacciones negativas en el cuerpo al momento de visitar la capital sa. Sus síntomas más comunes son: decepción, inquietud, delirios, ansiedad, agresividad, irritabilidad, aumento de los latidos cardíacos y sudoración. Estos pueden, incluso, derivar en vómitos o en ataques cardiorrespiratorios.
Pese a lo extraño e increíble que esto pueda parecer, es algo que las propias autoridades de Japón han confirmado. En el año 2006, un miembro de la embajada japonesa en Francia le explicó al periódico británico ‘The Guardian’ que cada año se registraba una veintena de ciudadanos japoneses que sufrieron de esta enfermedad, al punto de que tuvieron que repatriar a varios turistas a su país de origen.
Tenga en cuenta estos requisitos antes de planear un viaje a Europa. Foto:iStock
Esta situación es tan común que la embajada nipona en territorio francés tiene una línea telefónica disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana abierta para que los ciudadanos japoneses que tengan síntomas de esta patología puedan recibir tratamiento hospitalario en caso de ser necesario.
La raíz de lo extraño
El origen de este síndrome es digno de debate, pues no se tiene certeza exacta de porqué existe. No obstante, se dice que está relacionado con otro fenómeno muy similar llamado síndrome de Stendhal, el cual fue descrito por la psiquiatra italiana Graziella Margherini, quien lo nombró así por un escritor quien fue el primero en relatar esas extrañas sensaciones, en 1817.
En este caso sucedía lo mismo con personas que hacían turismo en la ciudad de Florencia desde el siglo XIX. La doctora Margherini se encargó de hacerlo objeto de estudio en los años setenta, ya que los casos eran cada vez más numerosos en esas épocas.
La posible razón por la cual varias personas sufren de este síndrome sería el choque cultural; según un artículo científico llamado ‘Los japoneses en un viaje patológico a París: un modelo original de cuidado transcultural’.
En Osaka la vida resulta ser mucho más ‘relajada’ que en otras ciudades japonesas. Foto:iStock
Dicha investigación, publicada en el 2004 en la revista científica ‘Nervure’, asegura que las diferencias culturales entre los países asiáticos con los occidentales son muy marcadas y, al tener una cultura muy cerrada, para muchos ciudadanos japoneses les es muy extraño presenciar cómo son las cosas al otro lado del mundo.
La publicación menciona que factores como la barrera del idioma, la sociabilidad, el comportamiento, la decepción ligada al o con la realidad cotidiana sa, y la carga laboral con la que vienen de Japón son importantes para entender este fenómeno.
“La imagen estereotipada de París, ciudad de consumo de bienes suntuarios, ampliamente difundida por las fuentes informativas mediáticas, no resiste la cotidianidad. No todos estamos vestidos por los grandes modistos, nuestra vida no es sólo ociosa y cultural; la cortesía, el refinamiento y la galantería ‘se han esfumado’”, menciona el artículo.
La embajada japonesa en Francia ofrece servicios médicos las 24 horas del día para aquellas personas que tengan estos percances. Foto:iStock
Esto quiere decir que las expectativas que los turistas japoneses se crean alrededor del estilo de vida y la belleza fotográfica de los ses se quedan muy ‘colgadas’ al momento de conocer la París real. Esas posturas, casi prejuiciosas, pueden llevar la decepción a otro nivel, al punto de afectar la salud mental y general de una persona.
Los tratamientos más comunes ante estas reacciones incluyen antipsicóticos, ansiolíticos, además de estabilizadores del ánimo. Así mismo, los pacientes pueden hacer terapia manteniendo conversaciones en japonés con sus médicos asignados, no solo por temas culturales, sino también para que el ingresado esté seguro del tratamiento que está recibiendo, estando así más tranquilo.
Por lo tanto, darle importancia a historias de culturas lejanas con fotos retocadas -o bien compuestas técnicamente hablando- pueden ser simplemente recursos para enaltecer lugares y para alimentar la cabeza de las personas para hacerlos ver como lugares soñados y perfectos, casi que haciendo que se olviden que la civilización, tal como es el ser humano es imperfecta.