El papa Francisco consagrará Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en una liturgia por la paz este viernes 25 de marzo en la basílica de San Pedro del Vaticano y que será replicada en el santuario portugués de Fátima.
Otro acto tendrá lugar en Fátima, presidido por el limosnero papal, el cardenal Konrad Krajewski, enviado para la ocasión y que ha visitado recientemente Ucrania.
La Conferencia Episcopal ucraniana había solicitado al Papa que consagrara al Inmaculado Corazón de María a los dos países contendientes "tal y como pidió la Santísima Virgen en Fátima".
Y es que la petición tiene que ver con los conocidos como Misterios de Fátima, las supuestas revelaciones que la Virgen entregó a tres jóvenes pastores en la localidad portuguesa de Fátima en 1917.
La Virgen, según el segundo misterio, exigió la consagración de Rusia, que aquel año empezaba la revolución que desembocaría en su etapa soviética, o de lo contrario el país "difundiría sus errores por el mundo promoviendo guerras y persiguiendo a la Iglesia".
"Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, y varias naciones serán destruidas", terminaba el mensaje.
En cualquier caso no será la primera vez que el país es consagrado al Inmaculado Corazón de María. El papa Pío XII ya lo hizo el 7 de julio de 1952 en su Carta Apostólica Sacro vergente anno. El 21 de noviembre de 1964 Pablo VI renovó la consagración de Rusia, en el marco del histórico Concilio Vaticano II, y dos décadas después, en 1984, Juan Pablo II extendió esa bendición a todo el mundo.
En Colombia
En nuestro país desde la Basílica de Chiquinquirá también se pedirá por la paz de Rusia y Ucrania en respuesta a la invitación extendida por el papa Francisco a todas las Conferencias Episcopales del mundo a unirse, desde el Santuario Mariano más importante de cada país, al acto de consagración.
La Diócesis de Chiquinquirá, desde la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, atendida por la Orden de Predicadores, se enlazará desde las 11 de la mañana a este acto mediante la transmisión del Santo Rosario, el Acto Penitencial y la Consagración, en el marco de la celebración de la Sagrada Eucaristía, que será ofrecida por la paz del mundo.
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