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Así era la sencilla vida del papa León XIV cuando fue obispo de Chiclayo y lo que predicaba: ‘Caserito’
Robert Prevost vivió 25 años en Perú y dejó una profunda huella pastoral y social en la comunidad.
Papa León XIV en Perú como obispo. Foto: Redes sociales/ EFE.
La noticia del nombramiento de Robert Francis Prevost como papa León XIV desató una ola de entusiasmo en Chiclayo. En cuestión de minutos, el atrio de la catedral de Santa María se llenó de fieles que recordaban con cariño su legado en Lambayeque.
La emoción también se hizo visible al día siguiente, durante la misa de las 7 a.m., oficiada por un sacerdote que agradeció a Dios “por haber mirado a Chiclayo y al Perú para elegir al representante de Jesús entre nosotros”.
Una despedida entre lágrimas en la catedral
La noche del 9 de abril de 2023 quedó marcada para Ana Loayza Tello como un momento inolvidable. En la catedral de Santa María, monseñor Robert Prevost, quien entonces oficiaba como obispo de Chiclayo, celebraba su última misa en la ciudad que fue su hogar pastoral por más de dos décadas.
“Había cumplido veinticinco años de labor pastoral en Chiclayo cuando conocí al papa el 2019. Juntos fuimos a Santo Toribio de Mogrovejo y al distrito de Zaña para llevar la catequesis a los pobres. Su intención siempre fue que la iglesia salga a la calle a llevar el mensaje de Jesús para que no caiga en saco roto”, recuerda Loayza, quien trabajó de cerca con él en la diócesis y ejercía como catequista de decenas de jóvenes que fueron bautizados y confirmados por el ahora pontífice.
El último jueves, dos años después, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas al enterarse de que ese mismo hombre con el que caminaba codo a codo por los sectores más alejados de Chiclayo había sido elegido papa. “Una persona con el carisma y la humildad que él tenía es digna de haber sido proclamada como sucesor de Pedro”, afirma con orgullo.
El papa León XIV en una audiencia con medios de comunicación en el Aula Pablo VI. Foto:EFE
Una vida pastoral sin adornos
La vida cotidiana del padre Prevost en Chiclayo se alejaba de cualquier formalismo. Para muchos, su presencia amable en las calles Elías Aguirre o Torres Paz permanece viva. “No era de hablar mucho, pero daba palabras precisas. Fue por su amor a los más humildes y su espiritualidad que se ganó el cariño de Chiclayo”, relata Syta Abanto, quien destaca su estilo directo y afectuoso.
La cercanía de León XIV con el pueblo se evidenció durante momentos críticos. Cuando el Fenómeno de El Niño costero de 2017 golpeó la región, fue uno de los primeros en llegar al distrito de Íllimo, calzando botas y caminando entre el barro para ayudar a los damnificados.
Más adelante, durante la pandemia, salía por las calles con el Santísimo Sacramento para brindar consuelo espiritual. Además, lideró la instalación de dos plantas de oxígeno en alianza con Cáritas para enfrentar la emergencia sanitaria en Lambayeque. “Él nos repetía: ‘Es el pueblo de Dios el que nos evangeliza con su fe y sencillez’”, recordó el actual obispo de Chiclayo, monseñor Edinson Farfán.
El papa que prefería la mesa 3 y el frito chiclayano
Lejos de los altares, el entonces obispo llevaba una rutina simple. Cada día despertaba a las 6 de la mañana en su habitación del primer piso de la sede diocesana.
Tras la oración o la misa, recorría apenas 15 metros hasta el restaurante Trébol, donde era un cliente habitual. “El papa era caserito. La mesa 3 era su favorita y se sentaba mirando hacia la catedral. Su plato preferido era el Frito chiclayano, hecho a base de cerdo frito y marinado, acompañado con camote, yuca y salsa criolla”, relata Carlos López, jefe de salón del restaurante. “El papa comía su ceviche con tortita de choclo, pero sin ají”, añade.
Edward Montoya, del Trébol, rememora con cariño esas visitas frecuentes, en las que el hoy pontífice mostraba su aprecio por la gastronomía del norte peruano.
El papa y su amor por la comida peruana. Foto:Redes sociales
Tenis, valses y sencillez
Fidel Purisaca, sacerdote que fue su colaborador más cercano en sus últimos años en Chiclayo, compartió aspectos personales del nuevo papa.
Según relata, su deporte preferido era el tenis, el cual practicaba en las canchas del Jockey Club de Chiclayo y en el colegio Santa María Reina. También disfrutaba del vals criollo, especialmente la canción ‘Nada Soy’ de Los Kipus. “Era un obispo extraordinario con acciones de vida ordinaria”, asegura Purisaca.
Fe en el milagro del Niño de Eten
A media hora de Chiclayo se encuentra Eten, ciudad con una fuerte tradición religiosa vinculada a un hecho que data del siglo XVII. “El 2 de junio de 1649, en la misa por el día del Corpus Christi, los habitantes del antiguo Eten vieron el rostro del Niño Jesús en la hostia consagrada. Pero la sorpresa no quedó ahí. El 22 de julio del mismo año apareció de nuevo en la hostia de la misa. Este es el Milagro Eucarístico de Eten”, explica Noemí Ñiquen, una de las voces autorizadas en la ciudad sobre este hecho de fe.
El papa León XIV saluda a los fieles durante una audiencia con medios de comunicación. Foto:EFE
El ahora papa León XIV tenía un vínculo especial con esta localidad. En 2019, acompañó a los pobladores en la recolección de 20 mil firmas que fueron entregadas al papa Francisco, con la esperanza de que el Vaticano reconozca a Eten como Ciudad Eucarística. “El 2019 recolectamos 20 mil firmas de lambayecanos para que Eten sea reconocida como Ciudad Eucarística por el Vaticano y el padre Prevost las llevó al papa Francisco. Seguimos a la espera de que esto suceda y sería un sueño que lo haga nuestro padre Prevost como papa”, indica Noemí.
Los recuerdos también pasan por momentos de convivencia sencilla. “Después de la misa en honor a Santa María Magdalena, el párroco invitaba al padre Prevost a almorzar. Él siempre nos pedía un café al terminar la comida, un café pasadito, que era su favorito”, añade Ñiquen.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada por El Comercio (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.