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Seis indígenas han fallecido y 45 más están contagiados, dice la Onic
Dicen que el Gobierno no ha enviado ayudas contra la pandemia. Exigen seguridad alimentaria.
El río Amazonas atraviesa Perú, Colombia y Brasil. Es el más largo y el más caudaloso del mundo. Foto: Juan Diego Buitrago
Cada nuevo caso confirmado es un cimbronazo en el cuerpo de Rosendo Ahue, consejero de salud de la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic). Teme por cualquier población vulnerable del país, pero en especial, por su comunidad ubicada a dos horas de Leticia por el río Amazonas, la región que a hoy, 5 de mayo tiene 230 contagiados y 13 fallecidos.
Además de ser una autoridad en su comunidad, Rosendo hace parte del comité que genera los informes sobre los indígenas contagiados y muertos por covid-19. Trabaja de la mano con el Instituto Nacional de Salud y con las secretarías de Salud de cada departamento para contarle al mundo que hasta ayer, 4 de mayo, habían 45 indígenas contagiados, 6 fallecidos, 15 casos por confirmar, 315.820 familias indígenas en riesgo y 535.113 familias en crisis humanitaria.
En una intermitente conversación telefónica, Rosendo se atiborra de frases para explicar cómo se están protegiendo; habla de protocolos, estrategias, de actividades de prevención, pero al final se rinde: sabe que tantas palabras institucionales no servirán de nada y que el virus terminará entrando a muchos resguardos.
“Hace más de 15 días cerramos la entrada y salida de nuestros resguardos; se prohibieron las actividades deportivas, culturales y trabajos comunitarios. La gente está asustada, básicamente porque nos tienen acorralados. Leticia es la puntica colombiana que tiene frontera con Brasil y Perú, y en sus municipios fronterizos hay muchos contagiados y muertos. Por eso, a pesar de nuestros esfuerzos por cuidarnos, esto lo hemos dejado en manos de la Madre Tierra", dijo.
Antonio Bolívar, actor colombiano del Abrazo de la Serpiente. Foto:Reuters
No es descuido, claramente sin la protección del Estado no pueden garantizar que la guardia indígena, quienes restringen la salida y entrada a sus territorios, tenga por lo menos un tapabocas. Lo más grave es que no tienen a pruebas para conocer a tiempo los contagiados y así aislarlos.
“Nosotros no tenemos las condiciones para enfrentar este virus, pese a que somos consideradas entidades territoriales. Y aunque solicitamos 5 por ciento de las pruebas que el Gobierno tiene en su poder, aún no nos han dado respuesta”, cuenta Rosendo.
Aunque han ido avanzando el Sistema Indígena de Salud Propia Intercultural (Sispi), la situación los tomó por sorpresa, según Juvenal Arrieta González, indígena embera chamí, miembro de la Onic, quien se encuentra en el resguardo Chakiama, ubicado en el municipio de Bolívar, Antioquia.
Lo más difícil –dice Juvenal– ha sido comunicar el peligro de una enfermedad occidental en los pueblos indígenas. “Todavía hay gente que no se ha tomado en serio esto y hasta hace unos 15 días, en algunas comunidades, no habían medidas. A esto se suma que la mayoría viven en zonas rurales, no tienen a la televisión, radio o internet; y no hemos encontrado la forma de llegar con la información en su lengua”, explica.
Ellos apelan a toda su espiritualidad para enfrentarla, pero no está en su escenario cosmológico
Para Daniel Giraldo, candidato a doctor en Antropología de la Universidad de los Andes, claramente en las zonas apartadas de los municipios hay un desconocimiento frente a la covid-19, porque no está en su cosmovisión. “Ellos apelan a toda su espiritualidad para enfrentarla, pero no está en su escenario cosmológico”.
Si bien algunos resguardos como el de Juvenal han acatado las medidas de prevención que ordenó el Ministerio del Interior, como suspender reuniones, los taitas, thewala, mambeadores o médicos espirituales de otros pueblos aún no entienden por qué no pueden hacer sus rituales tradicionales.
“La gente está confundida”, dice un líder indígena que prefiere no decir su nombre para no tener represalias en su comunidad.
Cuenta que los chamanes que hacen los análisis espirituales sobre lo que ocurre en el mundo no han visto nada en sus sueños, “y cuando la autoridad tradicional no ve nada en el sueño, entonces se cuestionan si esta pandemia es real y no acatan las medidas de prevención. Lo clave aquí es hacerles entender que, al ser una enfermedad occidental, no la pueden ver. Solo así les informarán a sus resguardos que deben protegerse”.
Por otro lado, de acuerdo con Giraldo, la pandemia coincidió con rituales milenarios como el Yuruparí, ritual de las familias que hacen parte del complejo sociocultural del Vaupés como los arawak, makú puinave y caribe, un ritual asociado solo a grupos pertenecientes a las familias Tukano-oriental y algunos grupos arawak de la Amazonia colombiana.
“Cada año, entre marzo y junio, hacen una especie de curación del mundo, se forman nuevas generaciones de hombre y crean acuerdos que permiten tener sociedad equilibrada. Para nosotros es difícil de entender, pero son rituales que en definitiva no pueden parar”, menciona Giraldo.
Los pueblos indígenas somos portadores de los sistemas de conocimiento que sustentan la existencia misma de la amazonia. La preservación de este ecosistema es fundamental
Medicina tradicional
En términos de atención a la salud, el líder espiritual de cada pueblo indígena se ha hecho cargo, porque saben que los hospitales municipales ni siquiera están respondiendo por el hombre blanco. Es el caso del Amazonas, en donde los médicos del Hospital San Rafael de Leticia presentaron una renuncia masiva por falta de garantías de bioseguridad. Por eso los chamanes piden que sean reconocidos como parte del equipo médico y se les asigne elementos de bioseguridad o por lo menos les suministren jabón, guantes y tapabocas.
Según Rosendo, como ocurre con cualquier enfermedad, cada pueblo usa sus propias plantas medicinales para protegerse. “En el país hay 107 pueblos indígenas y todos manejamos el tema de la salud muy diferente. Usamos distintas hojas, raíces, cogollas para que cuando llegue, el cuerpo la pueda vencer”, explica.
En las comunidades que habitan en el Putumayo, como el pueblo Inga, en donde las amenazas no paran contra los líderes indígenas, es muy usado el yagé. “En el mundo, el pueblo Inga es reconocido por ser el que más sabe de medicina. En nuestro caso, somos seguidores del yagé, es nuestra planta sagrada, que sana nuestro cuerpo y el espíritu”, cuenta Hernando Chindoy, representante legal de la entidad territorial indígena Atun Wasi Iuiai –Awai–del pueblo Inga.
Sin embargo, Chindoy no puede evitar decir que la enfermedad es lo que menos les preocupa. “Ahora se siente más el asesinato selectivo que la misma enfermedad. La semana pasada, en la Bota Caucana, algunos líderes recibieron amenazas por medio de panfletos y llamadas de grupos armados. Ya se fueron de sus comunidades, pero es un gran daño, es como si el país se quedara sin Presidente en este momento”.
Propuestas de seguridad alimentaria
Para garantizar que la gente no salga de los resguardos, que hoy es el único método seguro para prevenir un desastre sanitario- dice Juvenal- es necesario garantizar la comida. “No nos quedaremos encerrados si no tenemos ni siquiera un plátano con agua y sal para comer”.
Y aunque el Ministerio del Interior les prometió mercados, asegura que en las algunos resguardos no han llegado; en otros, han sido insuficientes, porque las familias indígenas son numerosas.
De ahí la propuesta que le hicieron al Alto Comisionado para la Paz: implementar proyectos de seguridad alimentaria en los resguardos. “Necesitamos sembrar productos de cosecha temprana como el maíz y frijol, y tener animales que suministran la proteína como pollos de engorde y cerdos. Les dijimos al Gobierno que para garantizar la comida de 600 familias, tenemos que sembrar unas 600 cuadras de tierras. Un proyecto que costaría unos 200 millones de pesos, solo pedimos semillas e insumos. Pero, la respuesta es que esperemos hasta junio, pero de aquí a eso, ¿qué vamos a comer?”, se pregunta Juvenal.
Para que sus llamados sean atendidos y no se queden divagando por la selva, voceros de los pueblos indígenas como korebaju, murui muina/uitoto, inga, nasa, embera chami, andoque, pijao y misak y líderes de las asociaciones de autoridades indígenas del Caquetá y del Amazonas, enviaron diferentes cartas al Gobierno Nacional para que tome medidas urgentes y así encarar la crisis humanitaria que ya se vive en algunas poblaciones y detener el contagio masivo de indígenas.
Les recuerdan lo que muchos aún ignoran y otros olvidaron: “Los pueblos indígenas somos portadores de los sistemas de conocimiento que sustentan la existencia misma de la amazonia. La preservación de este ecosistema es fundamental para el presente y el futuro tanto del país como del planeta”.