Julia Miranda ha sido una de las pocas funcionarias públicas que se había mantenido en su cargo pese a los cambios presidenciales y de ministros de Ambiente desde el 5 de enero del 2004, cuando llegó a la dirección de Parques Nacionales Naturales. Pero eso cambió el pasado martes, cuando el periodista de La W Lucas Pombo escribió en su cuenta de Twitter que el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa, le pidió la renuncia.
Según las únicas declaraciones que ha ofrecido esta cartera sobre el tema: “Los directores de las entidades e institutos adscritos al Ministerio de Ambiente presentaron su renuncia protocolaria (esto se hace cada vez que llega un nuevo ministro) y la de Julia Miranda fue aceptada”.
Julia Miranda Londoño es abogada, egresada de la Pontificia Universidad Javeriana, con estudios de especialización en Derecho del Medio Ambiente de la Universidad Externado de Colombia.
En el 2012, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza le otorgó el Premio Fred Packard por su servicio excepcional en las áreas protegidas. También recibió el máximo reconocimiento que otorga el Ministerio de Defensa a una persona civil, por su destacada labor y servicio a favor de la conservación y protección del patrimonio natural y cultural de los colombianos.
En entrevista telefónica con EL TIEMPO, Miranda habló de lo desconcertada que quedó tras la decisión que tomó el recién nombrado ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa, de sus logros y de las áreas protegidas del país que le preocupan.
“Vivo muy agradecida con quienes me dejaron continuar estos 16 años: los ministros de Ambiente, los presidentes de la República de quienes recibí mucho apoyo, porque es un reto enorme ser directora de Parques Nacionales”, le dijo a este diario.
Hago un llamado inmenso
a proteger Chiribiquete. Hay procesos de ocupación de tierras e incluso ya hay ganadería
¿Qué pasó? ¿De dónde sale esta decisión del ministro?
Apenas lo supe el martes a mediodía. Entiendo la decisión del ministro, porque es parte de lo que ocurre en el servicio público, uno siempre sabe que está de paso.
Yo, como todos los demás, presenté mi renuncia protocolaria cuando él llegó, estábamos trabajando juntos, pero me informó que quería aceptar mi renuncia, que quería hacer cambios en Parques Nacionales para adelantar su gestión. No quería irme, pero entiendo la decisión del ministro.
Solo me queda agradecer por lo que mis ojos vieron durante estos años. Le hemos dado muy buenas noticias al país y hemos hecho un excelente trabajo del que me siento muy orgullosa y de mi equipo. Voy a ofrecerle toda mi ayuda al nuevo director, porque es un reto complejo.
¿Cuáles son los retos que tiene este nuevo director de Parques?
Le deseo lo mejor y que disfrute y se comprometa al 100 por ciento. El gran reto que tiene es seguir declarando las áreas protegidas que hacen falta y hay cinco áreas en ese proceso, entre ellas Manacacías y San Lucas.
También hemos conseguido un control del territorio como en el parque Tayrona, de haber recuperado predios que son de la Nación, y es una tarea que hay que continuar, pero en coordinación con otras instituciones, como la Agencia Nacional de Tierras, entre otras. Otro gran reto es lograr la gobernabilidad en los territorios, las amenazas que tienen los guardaparques, que aunque no dependen de Parques, sino de la Fuerza Pública, Parques sí tiene un rol importante.
También es un reto el presupuesto, porque si bien ha aumentado mucho desde que llegué en 2004, aún falta mucho. Hay un proyecto que hay que sacar adelante y es el del impuesto al carbono, porque yo no logré ver esa plata. Se debe lanzar el programa Herencia Colombia para lograr las metas de país en áreas protegidas.
Hemos conseguido un control del territorio como en el parque Tayrona, de haber recuperado predios que son de la Nación, y es una tarea que hay que continuar
Hay una preocupación en el sector por lo que pueda pasar con el parque Tayrona, con la minería y la extracción en áreas protegidas...
Hay que decirle a la gente que Colombia hizo un voto jurídico y político muy importante por la protección de sus parques. Hay una prohibición constitucional y legal, con múltiples jurisprudencias de las cortes para proteger los parques. Por eso en los parques no se puede hacer minería y no se pueden sustraer áreas.
También vale la pena recordar la última sentencia del Consejo de Estado sobre el proyecto del Parque Tayrona, sobre el fallo favorable de las pretensiones de conservar el parque y poner por encima la protección de bosque seco tropical y cómo los demandantes que reclamaban el derecho de construir en sus predios un hotel, pues no se les reconoció.
Esa sentencia marca una importante jurisprudencia y precedente, entonces, espero que eso no ocurra. Hoy vemos que la misma ciudadanía defiende los parques, y es lo que hemos logrado en estos años. Casi dos millones de personas llegaron a los parques en el 2019.
¿Cuáles fueron sus grandes luchas?
La declaratoria de 10 áreas protegidas fue un verdadero reto, también la ampliación de otras más como Malpelo, Chiribiquete, y estamos en proceso de ampliar otras. Es una tarea que no hay que parar, porque, como somos un país megadiverso, no hemos terminado de declarar áreas protegidas.
Otro logro importante fueron los más de 40 acuerdos a los que llegamos con comunidades indígenas y afrocolombianas. Acuerdos de manejo conjunto de los parques, de respeto, con los que logramos la conservación de varias áreas protegidas.
Otro gran logro fue la recuperación de los predios que han sido usurpados y eso gracias a la Fiscalía y la Procuraduría. Esto también debe seguir porque falta mucho por hacer.
También fue el mismo fortalecimiento de la entidad y para lograr eso recibimos un gran apoyo de la cooperación internacional y todas las ONG extranjeras y nacionales.
Todo el Sistema de Áreas Protegidas del país es muy importante, y en todas hay mucho trabajo por hacer. Pero ¿en cuáles cree que el Estado debería poner la lupa, bien sea porque está perdiendo el control territorial por falta de seguridad, conservación?
Hago un llamado inmenso a proteger Chiribiquete. Ayer me presentaron el estado de avance de deforestación en este parque y quedé impresionada. Se han hecho varias operaciones Artemisa que han servido, pero hay que seguir, porque sigue avanzando la tala y quema en el costado occidental–norte–oriental en Chirbiquete.
También hay procesos de ocupación de tierras en esa área protegida e incluso ya hay ganadería. Ahora, áreas que han sufrido mucho está la reserva Nukak, es importante poner los ojos ahí. Los parques Macarena, Tinigua y Picachos, en el sur del Meta, que han sufrido una deforestación demoledora. Y lo mismo que el parque Catatumbo Barí, que tiene un problema de cultivos ilícitos y de deforestación muy grave.
Y el último que mencionaría sería el nudo de Paramillo, un parque muy importante por su biodiversidad y estratégico para el agua, necesita una fuerte intervención.
TATIANA ROJAS HERNÁNDEZ
REDACCIÓN MEDIOAMBIENTE