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La fe como motor del crecimiento económico
Para algunos investigadores, el turismo religioso no solo revitaliza la fe, sino que va más allá.
Tras un concurso organizado en 2007 por EL TIEMPO, a la Catedral de Sal de Zipaquirá se le conoce como ‘la primera maravilla de Colombia’. Foto: Mauricio Due / EFE
Desde finales del siglo pasado se han realizado varios estudios sobre la importancia de las religiones en la economía, la política y en la evolución de las sociedades, y han llegado a la conclusión generalizada de que su influencia es sobresaliente.
“La creencia en el cielo puede tener impacto negativo sobre el desarrollo y bienestar de la sociedad, y la amenaza de un castigo, como el infierno, genera comportamientos positivos”, escribió en un ensayo sobre el tema el periodista, ensayista y escritor británico Christopher Hitchens (1949/2011).
Otros autores como Lehrer y McMQuillan (2004), Huntington (1996) y Landes (1999) identificaron diversos canales a través de los que la religión podría ser relevante en un estudio sobre crecimiento económico.
En Colombia, la fe católica es el principal motor del turismo religioso
En España, promotora histórica de nuestra principal creencia religiosa, la católica, por ejemplo, existen 92 fiestas que han sido declaradas de interés turístico nacional y otras 42, de atractivo internacional, que movilizan cientos de millones de euros al año.
Según la Conferencia Episcopal Española, la facturación asociada a las fiestas religiosas supone más del 3% del PIB.
Podríamos decir que, en Colombia, la fe católica es el principal motor del turismo religioso, pues “tenemos la fortuna de tener destinos únicos y celebraciones que le ofrecen al viajero un abanico de opciones”, le dice a EL TIEMPO Paula Cortés Calle, presidente ejecutiva de la Asociación colombiana de agencias de viajes y turismo, Anato.
Más de 5.000 instituciones religiosas, que hacen parte de organizaciones sin ánimo de lucro, están generando hoy 260.000 empleos formales en Colombia, de acuerdo con cifras del Departamento Nacional de Estadísticas (Dane), divulgadas en abril de este año, tras analizar campos relacionados con la educación, salud, asistencia psicológica y prestación de servicios, entre otros.
El sector religioso, además, genera empleos para todas las edades, pero, en especial, para los adultos mayores que han sido excluidos del mercado laboral, según Juan Daniel Oviedo, director del Dane.
En Colombia existen 18 días festivos al año -de los que 12 son celebraciones religiosas- y unos 4.030 festejos populares, según un reciente estudio del historiador e investigador Marco González Pérez, con dos maestrías en La Sorbona.
Autoridades del pueblo arhuaco visitan Seykundwa (Monserrate). Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO
Dentro del turismo religioso se encuentran peregrinaciones, misiones y voluntariados, cruceros de fe, retiros espirituales y rutas religiosas, entre otros
Pero no hay datos precisos sobre cuánto dinero moviliza el turismo religioso en el país, porque “es difícil determinar los volúmenes de turistas específicamente de este segmento, pues está encadenado con todo el sector, generando beneficios a los restaurantes, hoteles y atractivos turísticos”, afirma la presidenta ejecutiva de Anato.
La Iglesia católica colombiana informó a EL TIEMPO que cumple con abrir los templos y respaldar las peregrinaciones, pero no cuenta con ninguna agencia de viajes religiosos de su propiedad ni recibe ningún tipo de dividendos derivados del turismo religioso.
“Localmente existen varias agencias especializadas en vender destinos nacionales e internacionales con enfoque hacia los atractivos turísticos religiosos”, según Anato, pero no precisó ninguna de ellas. No obstante, “dentro del turismo religioso se encuentran peregrinaciones, misiones y voluntariados, cruceros de fe, retiros espirituales y rutas religiosas, entre otros”.
Pero, a nivel internacional, no solo sobresalen los atractivos turísticos religiosos vinculados a la fe católica, afirma la presidenta de Anato. También figuran “ortodoxos, como la catedral de San Basilio en Rusia; el hinduismo, como en el caso de Angkor Wat, en Camboya; el budismo, como Wat Benchamabophit, en Tailandia, o el musulmán, como la Gran mezquita Sheikh Zayed, en Emiratos Árabes Unidos”.
Los destinos religiosos más buscados en Colombia son la Catedral de Sal, en Zipaquirá; la basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá; el santuario de Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas, en Nariño; la peregrinación Santa Madre Laura, en Jericó (Antioquia); el Museo de Arte Religioso, en Popayán; el santuario de Monserrate, y el Museo Iglesia de Santa Clara en Bogotá, entre otros. También se destacan actividades como “la Semana Santa en Popayán, la de Santafé de Antioquia y Mompox, además del Encuentro de Música Antigua, en Villa de Leyva”, según la presidenta de Anato.
Entre las fiestas religiosas españolas de gran atracción turística están las procesiones de Semana Santa, en Sevilla y Málaga; la Adoración de la Virgen del Rocío, en la provincia de Huelva, y los sanfermines, en la ciudad de Pamplona.
La Unión de Criadores de Toros de Lidia estima que los turistas gastan alrededor de 45 millones de euros al año en los sanfermines. El número de peregrinos que realizan el Camino de Santiago se ha duplicado en la última década y oficialmente se estima que unas 400.000 personas recorren el camino a Santiago cada año.
De acuerdo con un estudio realizado por vuelos JetCosts, España fue el destino preferido por los europeos para las recientes vacaciones de Semana Santa. Hoteles, tiendas, restaurantes y otros comercios se beneficiaron con la presencia de los cientos de peregrinos, pues gastan más del doble que un turista común, según un estudio de la Universidad Gallega de Santiago de Compostela.
Como religiosas, se definen aquellas festividades en las que el motivo de la celebración es la profunda necesidad de los individuos o grupos sociales de expresar su devoción religiosa y que, en consecuencia, reflejan un acercamiento a la espiritualidad. Pero más que por la fe, los viajes religiosos se realizan, sobre todo, como un punto de unión con los demás. “A los extranjeros les gusta y es por eso que todavía hay un enorme potencial para este tipo de turismo en España”, dijo recientemente Enrique Sancho, experto religioso a la DW.
España puso en marcha en 2006, junto con otros países de la región, el Congreso Internacional de Turismo Religioso y Sustentable, donde sacerdotes y clérigos aprovechan las posibilidades económicas de la religión como ‘destino’ vacacional.
El evento se consolidó primero en el Mercosur con el apoyo de participantes provenientes de Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay y, después, con la presencia de delegados de Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Honduras, México y Turquía.
La XVII edición del Congreso se realizará en Paysandú (Uruguay) entre el 9 y el 11 de junio próximos. Entre los países participantes en el programa están Argentina, Brasil, Colombia, España, Portugal y Uruguay.
El año pasado, el Congreso fue en la ciudad de Pamplona, donde funciona la Universidad de Navarra, una de las mejores de España, fundada por la prelatura católica del Opus Dei.
Debido a la gran cantidad de países que se postularon para recibir el Congreso de este año, los organizadores informaron que se realizarán dos sesiones del congreso: la primera en Uruguay en el lugar y fechas mencionadas y, la segunda -es decir, la edición XVIII del encuentro-, en el municipio de Guadalajara de Buga (Colombia) entre el 24 y 28 de octubre próximo.
El principal ícono del municipio colombiano es “la basílica del Señor de los Milagros, que recibió más de 700.000 turistas y visitantes en 2021 y más de 165.000 durante la Semana Santa de este año”, según dice a EL TIEMPO Luis Eduardo Bravo Montero, secretario de turismo y desarrollo económico.
Resalta que, para ese municipio, el turismo religioso es uno de los principales renglones económicos y que se percibieron ingresos por 28 millones de dólares en 2021. Asimismo, durante la Semana Santa del 2022, los turistas dejaron más de 6 millones de dólares en ingresos. “Los sectores beneficiados por el turismo religioso fueron el hotelero, gastronómico, comercio (almacenes de reliquias especialmente), agencias y prestatarios turísticos”, afirmó.
Los estudios
Entre la casi media docena de estudios realizados en este siglo sobre religión y crecimiento económico, se destaca uno empírico de Barro y McCleary (2002), que busca evaluar el impacto de la religión en ese campo.
Los resultados de ese estudio soportaron la tesis de que la religión tiene impacto en el desarrollo económico, pero que la creencia religiosa específica tiene distintos efectos.
Ese estudio, por ser uno de los primeros en el que se emplean una serie de datos de 50 países, ha sido utilizado, después de su publicación, en diversas economías y por varios autores, según los investigadores colombianos Laura Hernández y John Morales.
Hace unos años, la Organización Mundial del Turismo (OMT) estimó que una cuarta parte de todas las llegadas internacionales son turistas que visitan sitios religiosos del mundo cada año
“Debido a lo anterior, consideramos interesante y muy relevante evaluar dicho modelo en Colombia, puesto que, a pesar de estar en un proceso de transformación que tiene como objetivo alejarse de su conservadurismo y sus arraigadas tradiciones religiosas, aún posee un altísimo porcentaje de creyentes (Beltrán, 2011)”, de acuerdo con Hernández y Morales.
En ese contexto se demostró que la religión podría tener una influencia negativa en el crecimiento económico colombiano.
En ‘Religión y crecimiento económico, un análisis al caso colombiano’, Gustavo Adolfo Mosquera, de la Universidad de los Andes, estudió “la relación empírica entre el desarrollo económico y la presencia de la Iglesia católica en los 1.123 municipios de Colombia entre 1988 y 2014” y encontró “una relación estadística negativa entre la presencia de la Iglesia en dichos municipios y el desarrollo de sus economías”.
Pero señaló que aunque los resultados son robustos provincial, departamental y regionalmente, “no deben interpretarse como causales dada la complejidad del tema que se trata”.
El compatriota Jonathan Moreno Medina, de la Universidad de Lovaina y profesor asociado de la Universidad de Texas desde el año pasado, apoyó en una crítica la tesis de Hitchens sobre los impactos negativos y positivos de la religión en la sociedad y que se mencionaron al principio del presente artículo. En el ensayo ‘Dios no es bueno’ (2008), Hitchens realizó una documentada y pormenorizada crítica y concluyó que la religión tiene una influencia positiva en el crecimiento económico.
Sin embargo, pese a los estudios divergentes sobre religión y crecimiento económico, la presidente de Anato no duda en afirmar que el turismo religioso es hoy “uno de los de más rápido crecimiento en la industria de viajes. Hace unos años, la Organización Mundial del Turismo estimó que una cuarta parte de todas las llegadas internacionales son turistas que visitan sitios religiosos del mundo cada año”.